EL PAíS › CORRIDAS Y PERSIANAS BAJAS EN LOS LOCALES COMERCIALES
“¡Están saqueando los locales!” Ayer a la tarde, en Once, la versión se propagó a los gritos, como en un boca en boca caótico. Los comerciantes de la zona cerraron sus locales de forma inmediata. Hubo corridas de clientes y vecinos, incidentes aislados entre delincuentes y policías, y ningún saqueo. Un rumor que se inscribe en la acción psicológica desestabilizadora tan de moda en estos días.
Cerca de las tres de la tarde de ayer se produjeron corridas de clientes y comerciantes que alertaban sobre saqueos en distintos puntos del barrio de Once. La versión se extendió con rapidez en la zona y los comerciantes bajaron las persianas. Algunos, inclusive, se armaron con palos para defender sus locales, previendo los ataques. En la paranoia generalizada, efectivos de la Comisaría 7º detuvieron a cinco punguistas que intentaron asaltar a los vecinos. En definitiva, la actividad comercial estuvo paralizada durante el resto del día, aunque algunos pocos locales mantuvieron las cortinas de metal a mitad de altura.
“La gente pasaba corriendo como loca por la calle, gritando que estaban saqueando por Corrientes. Acá adentro los clientes se asustaron y se fueron corriendo para todos lados”, dijo Andrea, la dueña de una zapatería mayorista en Valentín Gómez y Paso. Su local cerró desde las tres hasta las cinco y media, cuando decidieron reabrirlo. “Tuvimos mucho miedo. Nos metimos adentro y no sabíamos qué podía pasar. Todavía me duele la panza de los nervios. Pero bueno, después decidimos volver a atender porque es una fecha muy importante para nosotros. Igual, de ahora en más, decidimos que los próximos días íbamos a atender a los clientes así.” La persiana de la zapatería estaba ayer a media altura. Un par de clientes salía del comercio agachando la cabeza.
La mayoría de los comercios ubicados dentro del perímetro conformado por las avenidas Rivadavia, Pueyrredón y Corrientes y la calle Azcuénaga cerraron sus puertas, ante el temor de que les robaran la mercadería. Juan, dueño de una bijouterie en Castelli y Perón, contó que “se armó un alboroto terrible, fue una bola de nieve, decían que estaban saqueando por Sarmiento y Uriburu. Todos cerramos y nos metimos adentro para defendernos. Al final no pasó nada. Fue una falsa alarma”.
Sobre la Avenida Pueyrredón, casi esquina Corrientes, tres empleados de un local de ropa deportiva custodiaban la entrada, parados de espaldas a la cortina metálica completamente baja. “Para mí que fue como una prueba piloto para los próximos días –señaló Américo, uno de los empleados–. Fue muy raro todo. La gente está muy alterada, pasaba a los gritos ‘¡están saqueando, están robando todo!’. Y nosotros, aunque no seamos los dueños de esto, lo defendemos igual. Si al dueño le roban, se queda sin plata y no nos va a poder pagar a nosotros. Es simple.”
En el microcentro porteño también hubo ayer a la tarde una reacción similar. Algunos locales ubicados en Florida y Lavalle bajaron las persianas por miedo a que los desvalijasen.
Informe: Nicolás Andrada.
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