EL PAíS
“Macri es el representante del modelo corporativo y prebendario”
Patricia Bullrich quiso ser candidata a Presidente aliada con López Murphy y no lo consiguió. Ahora, coligada con el líder de derecha, intenta ser jefa del gobierno porteño. Critica la gestión de Ibarra, trata de despegar a su jefe de Menem y carga contra el titular de Boca.
› Por José Natanson
En los lejanos tiempos de la Alianza, Patricia Bullrich se hizo famosa peleándose con los sindicalistas en televisión. Después quiso disputar la presidencia, hasta que cerró un acuerdo con el nuevo ídolo de la derecha Ricardo López Murphy y se convirtió en candidata porteña. Ahora, lanzada de lleno a la campaña por las elecciones del 24 de agosto, la ex funcionaria intenta por todos los medios romper la polarización entre Aníbal Ibarra y Mauricio Macri.
–¿Cuál es la diferencia entre Macri y López Murphy?
–Son como el agua y el aceite
–¿Por qué?
–López Murphy es transparente y está en contra de los modelos corporativos y prebendarios. Macri es el representante de los modelos corporativos y prebendarios.
–López Murphy ha sido a lo largo de su trayectoria política y académica un sostén ideológico del modelo del cual se benefició Macri.
–Eso es confundir totalmente las cosas. Es confundir la filosofía de López Murphy con el menemismo, que implica la corrupción, la destrucción de la Argentina. Nada que ver. Hay que prestar atención a lo que hace Macri y se verán las diferencias. Macri comenzó diciendo que iba a convocar a los jóvenes, a cambiar las cosas, incluso trajo gente de afuera, y luego la traicionó. Es cómplice del modelo político-corporativo que hay que desestructurar y cambiar. Y va apoyado por todos ellos, por lo que significa la política que defiende sus propios intereses.
–La seguridad figura primera en el ranking de preocupaciones populares. Durante la campaña presidencial, una de las propuestas centrales de López Murphy fue llevar la edad de imputabilidad a los doce años. ¿Comparte la idea?
–Nosotros proponemos una ley penal juvenil desde los 14 años, que sea objetiva y que no deje la situación en manos de los jueces tutores, como ahora. Y en la ciudad de Buenos Aires el Código Contravencional también debe implicar a los jóvenes, a partir de los 14 años con responsabilidad de los padres.
–¿Y en cuanto a la policía, a la que López Murphy proponía devolverle las facultades de interrogación?
–Vamos a plantear una política muy fuerte de control de la policía, con una auditoría externa. Está claro que hay problemas institucionales muy serios en la policía y esa es nuestra primera preocupación.
–Pero la policía no depende de la ciudad.
–Vamos a plantearle al gobierno nacional un convenio para que la jefa de gobierno pueda elegir al jefe de policía de seguridad ciudadana, los comisarios y comisarias, pueda remover los agentes y hacer un control de la fuerza y el plan de seguridad. A cambio le vamos a ofrecer al gobierno resultados concretos y medibles.
–Usted se candidatea para las elecciones porteñas después de haber intentado postularse para las presidenciales. ¿Por qué la ciudad?
–Yo siempre me sentí representante de Buenos Aires. Fui diputada de la ciudad, convencional, y siempre me sentí una representante de Buenos Aires. También siento que la experiencia que he tenido en la gestión me permite gobernar la ciudad.
–¿Qué opina de la gestión Ibarra?
–Es muy pobre. No hay una visión de lo que quiere de la ciudad. Ha sido más bien una búsqueda de momentos: yo no sé qué ciudad quiere Ibarra. Veo abandono, de la gente y de la ciudad. Además no ha roto el statu quo de la ciudad.
–¿Esto qué significa?
–Ha mantenido el pacto con el sindicato municipal, una estructura que responde al poder histórico, que debería haber quebrado.
–El argumento de Ibarra es que la crisis disminuyó el presupuesto, y que se concentró en mantener los servicios de educación y salud y la ayuda social.
–Pero eso no tiene nada que ver con plantear una batalla mucho más fuerte contra esos intereses: el corporativismo, el clientelismo. Así podría haber conseguido recursos para lo esencial. El hecho de haber gobernado en medio de una crisis no es óbice para no hacer los cambios que había que hacer. Y además me parece que no es cierto que se sobrevivió: sobrevivió él y el aparato, pero no la gente. Las marcas están en la ciudad.
–¿Y las gestiones mejor consideradas, como educación o cultura?
–La cultura en el sentido de espectáculo se ha mantenido, aunque faltan cambios fuertes en el Colón y en el San Martín. Pero no ha habido un cambio cultural. La cultura es gobernar con educación y en el ejemplo. El gran desafío de la gestión es justamente un cambio cultural. En educación se han mantenido algunas cosas, pero tampoco se ha logrado un cambio, o al menos yo no lo veo. Por supuesto, siempre en una gestión hay continuidades que hay que respetar, eso es básico. Yo no creo que haya que empezar todo de nuevo, así como no creo que Ibarra haya empezado todo de cero. El no construyó todos los subterráneos que dice, por ejemplo. Eso venía de antes.
–¿Qué opina del gobierno de Néstor Kirchner?
–Veo cosas buenas, muy valientes, y algunas cosas que no termino de entender. Me parece bien lo que hace en el PAMI, la lucha para lograr una Justicia independiente. Y me parece también que hay gestos un poquito infantiles. Decirle que no a la Sociedad Rural me parece infantil.