Mar 28.01.2014

EL PAíS  › EL PLAN ESTUDIAR ES TRABAJAR, DIRIGIDO POR EL GOBIERNO PORTEñO A JóVENES DE 18 A 29 AñOS

Con pocos recursos y menos beneficiarios

Tras el lanzamiento del Progresar, Vidal aseguró que la Ciudad ya hacía lo mismo. Pero el programa al que se refería alcanza sólo a unos dos mil jóvenes y perdió la mitad de sus inscriptos en 2013.

› Por Werner Pertot

Después del anuncio del Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina (Progresar) por parte de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, una serie de macristas cuestionaron el lanzamiento del programa social para jóvenes de 18 a 24 años. Se diferenció la vicejefa de gobierno porteño, María Eugenia Vidal, quien escribió en su cuenta de Twitter: “Me alegra mucho el anuncio de la Presidenta para los jóvenes. Nosotros lo hacemos en la Ciudad desde 2008 con el programa Estudiar es trabajar”. De acuerdo con un informe del espacio La Fábrica porteña, ese programa viene en franco retroceso: en octubre de 2013 tenía dos mil inscriptos, la mitad que a comienzos del año pasado. Según señalan en el informe, es un número escaso sobre un universo de medio millón de jóvenes porteños. Y agregan que el dinero que se destina es también magro.

El desempeño del programa nacional Progresar está todavía por verse. En los primeros días se inscribieron cerca de 30 mil jóvenes para cobrar el subsidio de 600 pesos por mes que tendrá como contraprestación que avancen en sus estudios –en alguno de los niveles reconocidos por el Ministerio de Educación– o en su formación laboral –en cursos reconocidos por el Ministerio de Trabajo–. El universo proyectado para ese plan es de un millón y medio de jóvenes que no estudian, no trabajan o bien tienen un trabajo informal con ingresos por debajo de los 3600 pesos mensuales. La vicejefa porteña celebró la medida y señaló que el macrismo tiene un programa similar desde el inicio de su gestión, cuando Vidal era ministra de Desarrollo Social.

El programa Estudiar es trabajar, al que hizo mención Vidal, depende de ese ministerio y está dirigido a “jóvenes de 18 a 29 años en situación de vulnerabilidad socioeconómica”. Forma parte del programa Ciudadanía porteña, que fue recortado en diversas oportunidades durante el año pasado. Según señala la página del gobierno porteño, se trata de “un subsidio de 310 pesos mensuales a través de una tarjeta emitida por el Banco Ciudad”. Para poder inscribirse, el joven debe acreditar dos años de residencia en la ciudad de Buenos Aires y estar inscripto en el sistema escolar, en cualquiera de sus niveles.

Según señala La Fábrica porteña –el espacio que conduce el ministro de Trabajo, Carlos Tomada–, el universo de jóvenes que podrían ingresar a ese programa en la Ciudad es de 540 mil jóvenes, si se toman los datos del censo 2010. En enero de 2013, el total de inscriptos era de 4193 personas. Según los últimos datos disponibles, que surgen del monitoreo de la Gerencia Operativa de Gestión Estratégica de Políticas Sociales del gobierno porteño, en octubre de 2013 los beneficiarios habían descendido a 2656. “Una disminución del 30 por ciento en apenas diez meses –advierte el informe de La Fábrica porteña–. Para una ciudad con medio millón de jóvenes, 2600 beneficiarios parecen pocos.”

El informe de La Fábrica porteña también destaca que la inversión presupuestaria en este programa exaltado por Vidal no es significativa en función del presupuesto total. “La transferencia a los beneficiarios entre enero y octubre del año pasado es de alrededor de 14 millones de pesos, un monto ínfimo si se lo compara con el Presupuesto 2013, que superó los 40 mil millones de pesos”, indica el informe.

La reducción de beneficiarios del programa Estudiar es trabajar viene de la mano con el despido de trabajadores de las áreas sociales de la Dirección de Políticas de Juventud. Según denunciaron los trabajadores de ese área, al menos 19 personas fueron echadas de los programas Observatorio de la Juventud, la Red de Empleo y las Consejerías en Salud Sexual y Reproductiva. Esas iniciativas se ocupan de reunir información para desarrollar políticas hacia los jóvenes, impulsar empleos y dar información sobre salud sexual, sobre todo a adolescentes.

En este último caso, los trabajadores también denunciaron que se recortan las acciones cara a cara en pos de páginas web como “Chau Tabu”, que fue promocionada con un recital de Agapornis y con publicidad en toda la Ciudad. Esta página web fue cuestionada por organizaciones católicas, pero en el debate público no se señaló cuál es la política de recorte de gastos detrás del lanzamiento del sitio on line. Para los trabajadores del área, se pasa así a un tipo de comunicación despersonalizada y digital, al tiempo que se cierran consejerías, se despiden médicos y administrativos y se deja al programa de salud sexual sin coordinador. Estos recortes se dan en lo que parece ser una política generalizada de ajuste de los programas de carácter social –señala un comunicado escrito por los despedidos– “emprendida por el gobierno porteño una vez transcurridas las elecciones de octubre de 2013”.

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