Por M. P.

Que José Manuel de la Sota tiene la sonrisa fácil, se sabe. Ayer, cuando Néstor Kirchner descendió del pequeño Tango 10 en Córdoba, el Gallego lo recibió como se debe. Con una sonrisa. Se subieron juntos a un jeep para revistar la tropa y luego se sentaron cerca, para que las fotos retrataran el momento. Pero bajo los gestos y las imágenes se oculta una relación difícil, que encontró un remanso unos días antes del ballottage, cuando Kirchner recibió un llamado del cordobés para comunicarle su apoyo para la segunda vuelta. Aquella llamada, sin embargo, no logró cambiar lo que piensa Kirchner sobre De la Sota: lo considera un exponente de la derecha y un futuro rival. Por eso, mientras abundan las sonrisas, el Gobierno alienta a los adversarios del Gallego, como el ex fiscal anticorrupción Luis Juez, candidato a intendente de la capital cordobesa.
Hasta octubre del año pasado, Juez era fiscal anticorrupción de la provincia de Córdoba. Lo había nombrado el propio De la Sota, con pitos y matracas. Pero Juez comenzó a hacer denuncias, como la de supuestas irregularidades bancarias del fiscal de Estado Domingo Carbonetti –íntimo del Gallego– y su gestión se terminó. Abruptamente. Lo destituyó De la Sota cuando se encontraba investigando el destino de un crédito del Banco Mundial que había sido otorgado para hacer obras públicas. Luego de que lo echaran, Juez armó su propia fuerza política –el Partido Nuevo– y decidió competir por la candidatura a intendente de la ciudad de Córdoba. Su figura aparece bien en las encuestas y todo indica que podría hacer un buen papel en las elecciones de octubre.
Los augurios se presentan todavía mejores si se tiene en cuenta la reciente incorporación de Juez: el basquetbolista Héctor “Pichi” Campana, quien ayer confirmó su lanzamiento a la política como primer candidato a concejal por el Partido Nuevo. Tanto en el entorno del Gallego como en el gobierno nacional siguen con atención el derrotero de Juez. Página/12 pudo saber que pese a que la Comisión de Acción Política (CAP) ordenó que se apoye a los candidatos del PJ en todas las provincias, la administración de Kirchner decidió apoyar al ex fiscal anticorrupción y no al candidato de Unión por Córdoba, el delasotista Alfredo Keegan. El acuerdo entre Kirchner y Juez se concretó esta semana, por teléfono. Un funcionario que tiene su despacho en el primer piso de la Rosada –cerca del Presidente– lo confirmó ante este diario.
Una humorada del miembro del oficialismo, comentada entre risas, sirvió como ilustración para entender lo que piensa (y espera) el Gobierno del gobernador de Córdoba:
–Si le dicen Maradona, ¿qué piensa? Fútbol. Si le dicen Vilas usted, ¿qué piensa? Tenis. Si le dicen Gardel usted, ¿qué piensa? Tango. ¿Y si le dicen De la Sota, ¿qué piensa? ... Traición –afirmaba con sarcasmo y con la seguridad de quien repite la misma ocurrencia todos los días.
Como se ve, De la Sota cuenta con pocos amigos en la Rosada. En cambio, entre los duhaldistas más lejanos a Balcarce 50 su figura mantiene cierto crédito. Seguramente, como vestigio del fugaz compromiso de Duhalde que luego se derrumbó por el famoso “amperímetro” que no se movía. Por caso, un ex ministro de Duhalde no descarta que si su segunda gestión es “buena” pueda competir por el espectro de centroderecha del peronismo que, descuenta, se irá alejando cada vez más de Kirchner. En la misma terna ubica a Ramón Puerta y a Mauricio Macri. No por casualidad, Puerta y Macri son considerados como enemigos en el entorno del Presidente.
La estrategia de Kirchner tiene, entonces, dos plazos bien definidos. La necesidad más urgente es sumar diputados en el Congreso, porque se prevén duros debates legislativos a medida que pase el tiempo. Por eso, el operador con despacho en la Rosada ya contactó a Juez para tratar de acordar algunos nombres en la lista de legisladores nacionales de su partido. El otro paso, que no es tan urgente pero sí más estratégico, es cortarles el camino a los herederos de Carlos Menem, aquellos dirigentes con chances de reeditar la coalición que representó el riojano.