Lun 01.09.2003

EL PAíS

Sáiz se proclamó ganador pero Soria dijo que “era prematuro”

El recuento en Río Negro era lento y daba una ventaja de décimas al radical, que dijo que “números propios” le dan 3 puntos.

En un recuento lento y parejo, el radical Miguel Saiz y el justicialista Carlos Soria se disputaban anoche voto a voto la gobernación de Río Negro. Escrutadas el 60 por ciento de las mesas, la fórmula Saiz-Mario De Rege obtenía el 31,9 por ciento frente a Soria-Salvador Durán que cosechaba el 31,5 por ciento. Sin embargo, pasadas las 23, Saiz salió a adjudicarse el triunfo por tres o cuatro puntos en base a datos propios. Más o menos a la misma hora, Soria advertía que “todavía es prematuro” para reconocer la derrota porque el recuento oficial mostraba un virtual empate. De confirmarse la victoria de Saiz, el radicalismo conseguiría un poco de aire como estructura a nivel nacional al mantener la conducción de una provincia que gobierna desde el retorno de la democracia, en 1983.
Con los primeros números, habían sido los peronistas quienes salieron a festejar un triunfo que sería histórico, pero, más tarde, la balanza parecía inclinarse para el lado radical por lo que los cantos se trasladaron al otro búnker. “Con mucha satisfacción podemos anunciar que la UCR una vez más ha ganado una elección en la provincia”, anunció cerca de la medianoche el gobernador Pablo Verani desde la ciudad de General Roca. A su lado, Saiz calculaba “una diferencia de tres o cuatro puntos de ventaja sobre el justicialismo”.
De esta forma, Río Negro le volvía a dar un poco de oxígeno a la estructura partidaria de la UCR luego de los desastrosos resultados obtenidos por Leopoldo Moreau en la elección presidencial y Cristian Caram en los comicios porteños. La victoria rionegrina –si se confirmaba– se sumaba a la corta lista de alegrías radicales del año donde figuran el sorpresivo triunfo obtenido en Tierra del Fuego y el más esperado de la semana pasada en Catamarca.
El diputado provincial Saiz, un abogado de 54 años de General Roca, se presentó acompañado por De Rege, titular del Departamento Provincial de Aguas. Verani, que en diciembre terminará su segundo mandato como gobernador, había elegido a Saiz como su delfín. Hasta el mismo día de la elección, el único encuestador que lo daba ganador era Ricardo Vignone, el encargado de realizar los sondeos para el oficialismo. Dado el bache de información que se produjo ayer durante las horas que siguieron al cierre del comicio, el encuestador radical salió a confirmar su vaticinio de los días previos.
En cambio, antes del comicio, Soria había asegurado que poseía ocho encuestas que le daban en promedio una ventaja de seis puntos sobre el radical.
Al cierre de esta edición todavía era difícil establecer una tendencia definitiva, algo que se calculaba recién para hoy al mediodía. Las autoridades del comicio explicaban que la demora en el escrutinio se debía a los problemas de organización que se habían presentado durante la jornada electoral. Por ejemplo, hubo mesas que cerraron hasta dos horas y media después de lo previsto debido a que el número de electores había pasado del promedio habitual de 200 a 500, lo que hizo imposible cumplir con el horario.
Todos con Kirchner
Un dato atípico de la elección rionegrina fue que, en mayor o en menor medida, los cuatro principales candidatos a gobernador se habían considerado afines al presidente Néstor Kirchner. Todos querían sacar provecho de la buena imagen del Presidente para llevar agua para su molino. Con todo, en la última semana de campaña, el candidato oficial del PJ, el duhaldista Soria, le había sacado chapa de kirchnerista a los demás cuando fue recibido por el Presidente en la Casa Rosada y contó del “respaldo absoluto” que había recibido.
No obstante, lo del Presidente a favor del ex jefe de la SIDE fue tibio. Nunca viajó a la provincia –como ya hizo en varias oportunidades para apoyar al gobernador de Misiones, Carlos Rovira, o al bonaerense Felipe Solá– y sólo se sacó junto a él una foto. Antes de las elecciones, el radical Saiz se mostró totalmente de acuerdo con los principios manifestados por el presidente Kirchner en su discurso de asunción ante la Asamblea Legislativa. Pese a que se define políticamente como un “moderado”, prometió que en caso de ganar lo acompañaría en todo lo que fuera necesario.
Los otros dos candidatos a gobernador con chances aparecían en el recuento bastante postergados. El intendente de Cipolletti y candidato del ARI, Julio Arriaga –quien contó con el respaldo a nivel nacional de Elisa Carrió– obtenía el 16,2 por ciento de los sufragios. En tanto que el peronista disidente del Movimiento de Afirmación Rionegrina (Mara), Eduardo Rosso, cosechaba el 9,5 por ciento. Rosso es amigo de Kirchner y trabajó para su campaña presidencial en la provincia, por lo que también tuvo su foto con el Presidente.
Además de gobernador y vice, los 355 mil rionegrinos habilitados para votar debían elegir 3 diputados nacionales (terminaban su mandato los radicales Marta Milesi, Jorge Pascual y el justicialista Ovidio Zuñiga), 43 legisladores provinciales y 30 de los 38 intendentes que tiene la provincia. Para lo que es el promedio de las últimas votaciones que se hicieron en el país, el porcentaje de votantes fue muy alto y rondaría el 85 por ciento del padrón.
En principio, debido a lo parejo de los números, era casi seguro que el radicalismo perdería la mayoría que históricamente tuvo en la Legislatura provincial. En cambio, en la UCR destacaban los triunfos que habían obtenido en las intendencias de Viedma –36 mil electores– y Bariloche —57 mil electores–, dos de las principales municipios de la provincia. El triunfo radical en la capital significaba la derrota del ex gobernador y ex candidato presidencial Horacio Massaccesi, quien se postulaba por un movimiento provincial.

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