EL PAíS
› RESTOS DE DESAPARECIDOS EN CORDOBA
Historia recuperada
Horacio Pietragalla Corti recibió los restos de su padre enterrado en una fosa común en el Cementerio de San Vicente e identificado por el Equipo de Antropología. El joven recuperó su identidad este año.
› Por Mónica Gutiérrez
Para Horacio Pietragalla Corti la vida no volverá a ser la misma después de este año. Hace cinco meses supo que ésa era su verdadera identidad y ayer recuperó en Córdoba los restos de su padre, Horacio Miguel Pietragalla, dirigente montonero asesinado por el Comando Libertadores de América en 1975. Pocos meses después, el terrorismo de Estado le quitaría la vida a su madre y le arrebataría su identidad por 27 años. “A partir de la verdad podrá reconstruir su vida”, le dijo la jueza Cristina Garzón de Lascano al entregarle la resolución en la que determina que los restos pertenecen a su padre biológico y determina detalles del crimen. Dos horas después, su figura alta cruzó la puerta del Instituto de Medicina Forense con la urna que contenía los restos de su padre “para que esté donde siempre debió estar”. Familiares y amigos de Horacio y de su padre junto a organismos de derechos humanos de Córdoba participaron de un homenaje antes de volver a Buenos Aires.
Horacio Pietragalla hijo llegó a Córdoba a la mañana temprano, habló con la prensa en la sede de HIJOS y luego recibió de manos de la Justicia federal la certeza de que los restos de su padre habían sido encontrados en el Cementerio San Vicente. A las doce, en la morgue judicial del Instituto de Medicina Forense, retiró la urna que le devuelve parte de su historia. En todo momento estuvo acompañado por su novia y por familiares y amigos de militancia de su padre. Antes, quiso pasar por un tradicional bar del barrio Alta Córdoba, el Royal, en Urquiza y Jerónimo Luis deCabrera, de donde los memoriosos dicen que se llevaron a Horacio “Chacho” Pietragalla para asesinarlo poco después.
El de Pietragalla fue el tercer cadáver identificado en lo que va de 2003 por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EFA) y según la resolución judicial el hombre fue acribillado a balazos, ingresó a la morgue el 8 de noviembre de 1975 y fue enterrado junto a decenas de cuerpos más en abril del año siguiente, en inhumaciones clandestinas que ordenaba el Tercer Cuerpo de Ejército.
“Esto es reparador, me devolvieron la identidad y la historia de mi viejo”, dijo Horacio. “Al Chacho jefe del operativo Dorrego, al Chacho amigo entrañable, al Chacho orgulloso de haber traído al general Perón en el charter de regreso al país, al Chacho enamorado de su patria, de los pobres, de los ninguneados”, lo homenajeó María Inés Luchetti, amiga de Pietragalla y de Liliana Corti, madre de Horacio. La imagen de Horacio llevando en sus brazos los restos de su padre, cubiertos por una bandera argentina, dijo más que todas las palabras. La vida me viene deparando “sorpresas”, dijo Horacio: “Hace poco tiempo tenía una duda sobre mi identidad y descubrí que era hijo de desaparecidos y ahora me fui preparando para esta noticia”.
En conferencia de prensa, acompañado por HIJOS y Abuelas de Córdoba, Horacio manifestó que siente “una satisfacción” por llevar los restos de su padre “a donde yo quiero, a donde está mi hermanito enterrado, que murió antes que nazca yo”. Su padre también murió antes de conocerlo, cuando su madre estaba embarazada de cuatro meses. “No me agrada nada que hoy los militares estén libres, acá siempre se supo qué pasó, qué se hizo, estos tipos tienen que estar presos”, le dijo a Página/12. “Me arrepiento de haber festejado en la plaza” cuando los militares fueron detenidos por orden del juez Rodolfo Canicoba Corral. Dijo que tiene esperanzas en la Justicia argentina para que se juzguen los crímenes en el país, pero exigió: “Se tiene que hacer ya, no se puede esperar más”.