EL PAíS › MURIO LA MADRE Y ABUELA ANGELICA CHIMEO DE BAUER
Abuelas de Plaza de Mayo y Madres de Plaza de Mayo despidieron ayer a Angélica Chimeo de Bauer, integrante de ambas agrupaciones, que falleció en Tandil, donde permanecía internada. “Angélica de Ayacucho”, como era conocida por pertenecer a esa localidad de la provincia de Buenos Aires, comenzó su lucha en junio de 1977, cuando su hijo Rubén Santiago Bauer y su nuera Susana Pegoraro, embarazada de cinco meses, fueron secuestrados.
“Una Madre luchadora como pocas. Para ella no había impedimento para luchar por sus hijos. No había nada que la parara”, la definió Hebe de Bonafini en un comunicado en el que la recordó en la batalla cotidiana: “Angélica venía a las marchas en La Plata haciendo dedo a los camiones, vendía más agendas que nosotros, repartía más revistas que nosotros. Yo no sé cómo lo hacía, solo sé que lo hacía”.
A raíz de la desaparición de su hijo y su nuera, Chimeo de Bauer dejó su ciudad y se estableció en la ciudad de Buenos Aires. Presentó hábeas corpus y realizó presentaciones ante la Organización de Estados Americanos (OEA), además de sumarse a la Asociación Madres y también a las Abuelas de Plaza de Mayo. Con el correr de los años regresó a Ayacucho. Por el testimonio de sobrevivientes, Angélica pudo saber que su nuera dio a luz a una niña en el centro clandestino que funcionó en lo que fue la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Luego supo también que esa bebé había sido apropiada por un ex marino y anotada como propia con el nombre de Evelin Karina Vázquez Ferrá.
“Nunca bajó los brazos, ni siquiera cuando la Justicia dio lugar a que su nieta no se realizara el análisis de ADN para confirmar que era la hija de Rubén y Susana”, recordaron desde Abuelas, espacio desde el que la despidieron “con dolor”. La nieta de Angélica recuperó su identidad en 2008, gracias a la alternativa de extracción de ADN de muestras no hemáticas.
“Angélica es de las Abuelas del interior que nunca faltaban a un acontecimiento institucional. Para cada asamblea anual, aniversario o brindis de fin de año se tomaba el micro en la madrugada y llegaba tempranito a la sede de Capital, donde la recibíamos con mates y abrazos”, remarcaron desde la entidad que busca a bebés nacidos en cautiverio y apropiados durante la última dictadura cívico-militar.
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