Mar 09.09.2003

EL PAíS  › EL MENEMISTA HUGO FRANCO Y CORCHO RODRIGUEZ, ASESORES RIQUISTAS

En la batalla por la “mano dura”

El ex masserista y funcionario menemista y la pareja de Susana Giménez asesoran a Rico en su batalla con Patti por el segundo puesto en la elección bonaerense. Ambos se disputan los votos de la “mano dura”.

› Por Raúl Kollmann

“La clave está en ganarle a Luis Patti la interna de los duros contra el garantismo.” Así resumen los hombres de Aldo Rico su aspiración para el domingo. No se trata sólo de una carrera por deporte: la primera minoría accede a la titularidad de numerosos organismos de control en la provincia de Buenos Aires. Para disputar esa interna uniformada contra Patti, el ex líder carapintada tiene dos asesores asombrosos. Uno, el ultramenemista, ultrayabranista y, antes de todo eso, ex masserista Hugo Franco, quien fuera secretario de Seguridad en el momento del atentado contra la AMIA. El otro es Jorge “Corcho” Rodríguez, marido de Susana Giménez y protagonista del affaire Hard Comunications, que derivó en un escándalo con el padre Grassi y terminó en la Justicia por la liquidación de llamadas telefónicas en el programa de la diva. Fuentes cercanas a Rico admitieron que el ex militar y Franco tienen oficinas vecinas en el comando de campaña privado que el candidato tiene en un edificio de la calle Venezuela. Allí, con la participación del Corcho, resuelven cuáles deben ser los ejes del discurso de Rico o cómo serán los carteles y la publicidad del ex carapintada.
“La batalla con Patti no es fácil. Son discursos similares y competimos en el mercado de la mano dura. Entonces la pelea se decide con habilidad, ajustando bien lo que se dice, moviéndose más. Por eso, Franco y el Corcho son de importancia, aportan estrategia”, admite la fuente riquista.
Según reveló en su momento Horacio Verbitsky, Hugo Franco fue denominado “El Dibujante” en la ESMA, pues las inversiones del ex almirante Emilio Eduardo Massera se canalizaban por empresas dibujadas por Franco. Verbitsky cuenta que los oficiales veían llegar a Franco a la ESMA en un Renault 4 al principio y al poco tiempo salir del centro masserista en un BMW. En aquella época empezó a usar el edificio de Venezuela 1823 para editar una revista de Massera y, más tarde, ya con Menem, ese bunker pasó a ser una especie de oficina privada a la que solía acudir Alfredo Yabrán. Hubo un tiempo en que Franco reconoció más de cien encuentros con el supercartero, de quien se dijo más de una vez que fue testaferro de Massera. Ahora, en Venezuela y Entre Ríos, Franco tiene su oficina abajo y Rico en el piso de arriba.
La vida de Jorge “Corcho” Rodríguez ha sido menos política que la de su ocasional compañero de asesoramiento. Si bien coqueteó e hizo negocios con el menemismo, el estrellato le llegó de la mano del ex jefe montonero Rodolfo Galimberti y en asociación con el superempresario Jorge Born. La suma de rosas amarillas y motos Harley Davidson le permitieron seducir a Susana y poner en marcha el juego que provocó un escándalo mediático-judicial que sigue hasta hoy. Como en ese caso, la política no estaba en el centro del tablero, pero el negocio abarcaba a empresas privadas que, por ejemplo, tenían relación con hombres de la Casa Rosada.
–¿Qué hace Hugo Franco con Rico? –le preguntó este diario al hombre del riquismo.
–Por lo pronto, está en la lista de diputados de Rico. En silencio, se ubicó en un puesto expectante, el quinto.
–¿Pero no era que los menemistas juegan con Patti?
–La verdad es que los menemistas se dividieron. Nosotros (los riquistas) creemos que la mayoría se vino con Rico.
–¿Y el Corcho Rodríguez?
–Y nadie sabe muy bien por qué está acá. Viene, asesora y se va. No es como Franco que tiene la oficina pegada. Tal vez para el Corcho todo esto sea como un juego o un negocio.
Según las encuestas, hay cierta paridad entre Rico y Patti, aunque hace tres semanas el ex policía le sacaba diez puntos al ex militar. Hoy, se calcula que Patti va delante por dos o tres puntos. Los riquistas admiten que Franco y el Corcho tratan de orientar el discurso de Rico sin grandes éxitos: el ex carapintada no se deja convencer fácilmente. Algún resultado más consiguen con los carteles y las publicidades, aunque no es fácil diferenciarse de otro candidato que casi tiene las mismas propuestas. Los riquistas de la primera hora miran a Franco y al Corcho con desconfianza. Si Rico sale segundo –dicen– ocupará un espacio grande en organismos de control, que es lo que buscarían los dos asesores. Por eso los viejos riquistas los ven y gruñen, aunque tienen que admitirlos porque, ya se sabe, en la tropa no se admite indisciplina.

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