EL PAíS › NOAH MAMET ESTá MáS CERCA DE SER EMBAJADOR EN LA ARGENTINA
El Senado de los Estados Unidos ya dio su primera aprobación, y el pleno podría aprobar hoy el pliego de un consultor y lobbysta como representante de Obama en Buenos Aires.
› Por Martín Granovsky
Si no hay un obstáculo de último momento, el Senado de los Estados Unidos completará hoy el trámite de aprobación de Noah Mamet, quien se convertiría así en el nuevo embajador de los Estados Unidos en la Argentina. Como los embajadores norteamericanos suelen durar tres años en su destino, Mamet sería el observador de la transición entre Cristina Fernández de Kirchner y el presidente que la suceda. También de la transición entre una percepción dura de la relación con la Casa Blanca y otra seguramente más suave.
Mamet tuvo que ser designado antes en reemplazo de Vilma Martínez, pero la parálisis en el Senado y la debilidad de Barack Obama impidieron tanto esta aprobación como otras de representantes diplomáticos, jueces y funcionarios. El sistema norteamericano da al Senado funciones de aprobación más amplias en cuanto al número de cargos ejecutivos que la Constitución argentina.
Fundador y presidente de Noah Mamet and Associates, una firma de consultoría política y empresaria, este californiano de 43 años fue uno de los grandes recaudadores de fondos de Obama y tiene relación con el núcleo demócrata que apoya al actual presidente.
Cualquier idea de considerarlo un hombre rico sin inquietudes políticas sería superficial. Mamet trabajó entre 1995 y 2002 con Richard Gephardt, el líder de los demócratas en la Cámara de Representantes y él mismo un articulador de recaudadores de campaña para candidatos de su partido en todo el país. No le alcanzó, sin embargo, porque dos veces intentó ser candidato a presidente sin lograrlo. Gephardt fue un opositor al Nafta, el acuerdo de libre comercio con México y Canadá, por motivos proteccionistas. Cuando dejó la actividad legislativa, se convirtió en lobbysta de la industria farmacéutica norteamericana y de Boeing e integró el directorio de Ford.
Luego del aprendizaje intensivo con un peso pesado de la política norteamericana, Mamet hizo su propia carrera. En la autopresentación que figura en la web de su firma dice que trabajó cerca de numerosos líderes nacionales e internacionales, incluyendo al ex presidente Bill Clinton, a la ex secretaria de Estado y actual precandidata a la presidencia Hillary Clinton y a la ex secretaria de Estado Madeleine Albright, la misma que fugazmente aceptó un contrato del fondo buitre Elliot de Paul Singer, jefe de donantes republicanos y, aunque no figura en el CV, presumiblemente bien conocido por Gephardt y Mamet. El más que probable embajador de EE.UU. en la Argentina informa que “fue consultado por muchos de los directivos más prominentes de los Estados Unidos en varios sectores, como inmobiliario, entretenimiento, banca, administración deportiva, hospitales y energías alternativas”. También trabajó con la William Jefferson Clinton Foundation, la misma con la que tuvieron contacto frecuente tanto el presidente Néstor Kirchner como la Presidenta.
Si el Senado cierra el ciclo de aprobación, Mamet se convertirá en el segundo embajador de los Estados Unidos proveniente del ámbito de los donantes desde la vuelta de la democracia. El otro fue Theodore Gildred, enviado por Ronald Reagan, quien terminó jugando un papel decisivo: en la rebelión de Semana Santa de 1987 recibió instrucciones, y las cumplió, de ponerse a disposición del gobierno de Raúl Alfonsín para desalentar a los carapintadas que confiaran en tener un guiño de Washington favorable a su alzamiento.
La relación entre la Argentina y los Estados Unidos pasa al mismo tiempo por distintos planos, amables y hostiles. Entre los primeros figuran la colaboración antiterrorista y la luna de miel entre YPF y Chevron por Vaca Muerta. El plano de las hostilidades tiene un símbolo en la decisión del Gobierno de que fuera el propio canciller Héctor Timerman quien inspeccionara un avión militar norteamericano en 2011 y, hace dos meses, la interpelación personal de la Presidenta a Obama por el papel doble de Nancy Soderberg, al mismo tiempo lobbysta de la Fuerza de Tareas de los bonistas duros que no aceptan el canje mayoritario y funcionaria nominada por la Casa Blanca a un organismo de desclasificación de material de inteligencia. En el medio estuvo la citación y la reprimenda a Kevin Sullivan, el número dos a cargo de la embajada, que será el encargado de dar el habitual informe de situación al nuevo embajador.
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