EL PAíS
Las dificultades para elegir otro senador porteño por la minoría
Algunos en la Casa Rosada se entusiasmaron con hacer otra elección para superar el conflicto por la banca de senador por la minoría, pero en la Jefatura de Gobierno porteña rechazan esa alternativa.
› Por Santiago Rodríguez
La idea puede haber entusiasmado a más de uno en la Casa de Gobierno, pero convocar a elecciones para designar al tercer senador por la Ciudad de Buenos Aires no es sencillo. La banca que desde hace dos años se están disputando Nueva Dirigencia y el socialismo es la que, según la Constitución Nacional, corresponde a la minoría del distrito y es en ese punto donde surge el problema: si se realiza un nuevo comicio, aquel que resulte ganador no representará a la minoría, sino por el contrario a la mayoría.
La convocatoria a elecciones para cubrir el cargo de tercer senador por la Capital Federal es una de las posibles movidas de las que se habló en la Casa Rosada en el marco de la estrategia de construcción de un espacio político transversal para cimentar la gestión de Néstor Kirchner. Concretamente, quienes conversaron del tema el último jueves –como reveló Página/12 el domingo pasado– fueron la primera dama y senadora, Cristina Fernández de Kirchner, y el jefe de Gabinete y principal operador del santacruceño en la ciudad, Alberto Fernández.
La polémica en torno del tercer senador por la Ciudad de Buenos Aires viene desde las elecciones de octubre de 2001, cuando los porteños votaron a sus tres representantes en la Cámara alta. Entonces, Rodolfo Terragno y Vilma Ibarra resultaron electos por la mayoría.
El segundo lugar le correspondió a Alfredo Bravo. El fallecido dirigente socialista se postuló como candidato del ARI, pero al mismo tiempo encabezó la lista del Partido Nuevo Milenio, de Juan Carlos Dante Gullo. Bravo quedó segundo a partir de la sumatoria de los votos de ambas boletas y fue eso lo que dio lugar a una discusión que aún no fue saldada.
Pocos días después de aquellas elecciones, Gustavo Beliz recurrió a la Justicia Electoral y cuestionó que se le permitiera a Bravo sumar los votos del partido de Gullo. El ahora ministro de Justicia terminó la elección en cuarto lugar, pero subía al tercer puesto y así se convertía en senador por la minoría si al socialista no le daban por válidos los votos del Partido Nuevo Milenio.
La jueza María Servini de Cubría rechazó en primera instancia la petición de Beliz, pero después la Cámara Electoral le dio la razón. Desde entonces el escenario de la discusión es la Comisión de Asuntos Constitucionales y tanto tiempo pasó sin una definición que quienes ahora pelean por la banca no son Bravo ni Beliz: el viejo dirigente socialista falleció al día siguiente de la asunción de Kirchner y el líder de Nueva Dirigencia abandonó la disputa para incorporarse al gabinete del santacruceño. Quienes tomaron la posta son la cantante Susana Rinaldi, quien secundó al socialista en las elecciones de 2001, y María Laura Leguizamón, entonces compañera de Beliz en la boleta.
Los senadores tienen la llave para cerrar el tema por ser jueces últimos de los diplomas de los integrantes del cuerpo y tienen tres alternativas. La misma Fernández de Kirchner las enumeró durante la reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara alta del pasado 3 de julio, escenario de una fuerte discusión al respecto: aceptar la decisión de la Cámara Electoral y aprobar el ingreso de Leguizamón; tomar por válida la voluntad de los porteños que eligieron a Bravo como senador y dejar que Rinaldi ocupe su lugar; o dejar vacante la banca.
Es en ese caso que se abriría la alternativa de llamar a elecciones para elegir reemplazante. La Constitución establece en su artículo 62 que en caso de vacancias el gobernador del distrito en cuestión debe convocar a comicios para cubrir el cargo. El llamado debería hacerlo Aníbal Ibarra de quien en la Casa Rosada esperan que juegue un papel central en la articulación de la tan mentada transversalidad.
Alrededor de Ibarra, sin embargo, consideran prácticamente inviable convocar a elecciones para designar al tercer senador por la Capital Federal. Lo que dicen es que aún cuando establece que ese es elprocedimiento cuando se producen vacancias, la misma Constitución es clara en su artículo 54 en cuanto a que el tercer senador debe representar a minoría. Está claro que si se hace una elección, quien resulte ganador será expresión de la mayoría en el distrito. Según el criterio de quienes acompañan al jefe de Gobierno, esa contradicción daría lugar a nuevas impugnaciones judiciales. De hecho, los socialistas ya salieron a manifestar su rechazo a la convocatoria a elecciones y reivindicaron como propia la banca del tercer senador porteño.
Los colaboradores de Ibarra consideran que en términos políticos tampoco sería aconsejable la salida electoral. Evalúan que se pondría en riesgo el triunfo que acaban de conseguir y que abrirían el escenario a la presentación de otros candidatos, como el mismo Mauricio Macri o Ricardo López Murphy, sin tener un postulante fuerte para hacerles frente.
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