Jue 09.10.2003

EL PAíS

Otro capítulo en la tira del avión que va a Cuba

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, desmiente que haya sido él quien intentó vetar a Telerman. En la Rosada dicen que Bielsa malinterpretó una orden de Kirchner. La pelea porteña.

› Por Diego Schurman

“Yo jamás pedí que bajaran a Telerman de ningún avión. Más aún, nadie me consultó quién viajaba en el avión.” Con esa frase, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, buscó quitarse el papel protagónico en la comedia de enredos que se generó por un viaje oficial a Cuba, pese a que se lo había señalado como responsable de una operación para desplazar de la comitiva al electo vicejefe de Gobierno porteño, su potencial competidor en la sucesión de Aníbal Ibarra. Según la versión de la Casa Rosada, todo se trató de una “involuntaria malinterpretación” del canciller Rafael Bielsa a una orden de Néstor Kirchner.
La especie oficial sostiene que el Presidente se habría enterado del culebrón el martes por la noche por boca de Miguel Núñez. A las 19.30 el vocero se había acercado a su despacho para contarle que en la sala de periodistas de la Rosada circulaba el dato de que el Gobierno había decidido bajarle el pulgar a Telerman.
Días antes, Kirchner había mantenido una conversación con Bielsa sobre el contingente que lo acompañará este sábado a Cuba, para presentar al nuevo embajador argentino en ese país, Raúl Taleb. El Presidente, al enterarse de la existencia de un generoso listado de viajeros, le habría pedido, sin hacer nombres propios:
–No quiero que viaje nadie para hacer prensa.
Una versión recogida por este diario durante el fin de semana coincidió en cuanto a la advertencia de Kirchner, pero fue más allá al señalar como transmisor de la misma a Fernández, quien –siempre según la misma especie– habría hecho una alusión directa y ofensiva sobre Telerman: “¿Para qué llevan a ese pelado robacámaras?”.
Consultado por Página/12, Fernández fue categórico, ya no sobre la frase sino directamente sobre su supuesta participación en el “control” del pasaje a La Habana.
–Es una locura absoluta. No tengo nada que ver con nada. Le digo más: me enteré de quiénes iban mucho después.
Fuentes cercanas al Presidente indicaron que Bielsa, haciendo respetar el pedido de Kirchner, decidió “achicar” el contingente y que fue ese ajuste el que terminó devorándose a Telerman.
El secretario de Cultura y vicejefe de Gobierno porteño fue embajador en Cuba durante el gobierno de Carlos Menem. Y su inclusión en el listado original respondía a la estrategia oficial de fortalecer con presencia de ex diplomáticos –como otro ex embajador en La Habana, Oscar Torres Avalos– el restablecimiento de las relaciones con el gobierno de Fidel Castro. El vínculo con La Habana se había enfriado en los últimos dos años, luego de que el líder cubano acusara a Fernando de la Rúa de ser “lamebotas de los yankees”.
Al saberse desplazado, Telerman discó el teléfono rojo durante toda la tarde del martes. Kirchner preguntó a sus colaboradores si sabían por qué llamaba. Fue entonces que Núñez le recordó las versiones que rondaban los pasillos del propio Gobierno.
–Lo busca por lo del avión –le dijo Núñez.
–¿De qué avión? –se sorprendió Kirchner.
–Del avión a Cuba. Acá están diciendo que usted lo bajó.
En ese mismo instante, a Kirchner le avisan que Telerman seguía insistiendo por la línea telefónica. Y entonces decidió hablar con él.
–Yo no tengo ningún problema que viajes –lo aseguró el Presidente. Y luego ordenó a Bielsa que lo reincorporara en el contingente.
Las palabras de Kirchner tranquilizaron a Telerman, quien hasta entonces había justificado su no inclusión en el viaje por una decisión personal. El que no quedó para nada conforme por la manera en que había salido a relucir el tema fue Fernández, quien se sintió víctima de una operación política.
Fernández y Telerman desmienten que estén peleándose por la sucesión de Ibarra en el 2007. Pero la aparición en escena de estas versiones no hacenmás que adelantar la pelea que a futuro se presentará entre el kirchnerismo y el duhaldismo.
Hay una secuencia de datos curiosos: un día después de la elección, Telerman fue a visitar a Duhalde a su casa. Y poco después, el ex presidente posicionó al secretario de Cultura porteño como candidato a sucesor de Ibarra, lo que generó algo más que murmullos en las filas ibarristas, más consustanciados con el proyecto de Kirchner que con el duhaldismo.

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