Dom 15.03.2015

EL PAíS  › OPINION

Todos los juegos, el juego

El calendario federalizado, en varios niveles. Cambios en las reglas, fijados por los locales. La pregunta del momento, apuntes para pensar respuestas. Cristina en la acción política y en el discurso. Las PASO oficialistas, pretendientes e incertezas. Las urnas y los que juegan de otra forma, acá y en el vecindario.

› Por Mario Wainfeld

El gobernador Alberto Wereltineck resolvió fijar fecha para las elecciones en Río Negro, que se agrega a la lista de provincias que “adelantan” sus comicios locales. Será el 14 de junio, aunque la mayoría de las municipalidades se despegarán de la votación provincial, para mayo. Bariloche, por una norma comunal, tiene fecha prefijada en septiembre.

Cualquier habitante de la mayoría de las ciudades de Río Negro irá a las urnas por lo menos en cuatro ocasiones: en las elecciones de intendente, en las del Ejecutivo y Legislativo provincial, en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) nacionales y en las presidenciales y parlamentarias generales. Pueden llegar a cinco si hay segunda vuelta nacional.

Podría haber existido una más porque la Legislatura provincial había fijado PASO locales el año pasado, con consenso pluripartidista. Se dejaron sin efecto hace poco, por iniciativa de Wereltineck. Con apoyo de algunas fuerzas de la oposición consiguió una mayoría apretada aunque suficiente. Recordemos que el gobernador, elegido como vice en la fórmula del Frente para la Victoria (FpV), se pasó al Frente Renovador (FR) que lidera el diputado Sergio Massa.

El cuadro local dista de ser único, se reproduce en otros distritos. En Mendoza, sin ir más lejos, el gobernador kirchnerista Francisco Pérez adelantó la provincial, ante el desgajamiento que impulsaban-imponían varios intendentes, algunos de su mismo partido. Así y todo, la capital de la provincia elegirá “antes” a su nuevo alcalde.

El federalismo político argentino existe, aunque se lo niegue o subestime. La dispersa conformación del calendario electoral lo corrobora. Las autoridades territoriales tienen su cuota de gravitación propia, dentro de sus fronteras. La hacen valer, especulando sobre cuál es su mejor momento. El sistema es una poliarquía peculiar, claro que con diversas cuotas de poder. Nadie podría decir que son igualmente fuertes los intendentes de Guaymallén o de Cipolletti (por ejemplo y dicho con todo respeto) a la Presidenta. Pero, ojo al piojo, pueden y quieren hacer valer su condición de local. Si lo logran en la competencia, como en el fútbol, depende también de otras variables.

Ya que estamos, la vuelta atrás sobre las PASO en Río Negro es pariente cercana de la retractación sobre el voto electrónico que promovió el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, en la Ciudad Autónoma. Más allá de banderías, hay lógicas que se repiten, en la coyuntura que transitan todos. Los avances institucionales, más de una vez y en pagos diferentes, se supeditan a las necesidades de quien maneja las decisiones.

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De PASO, cañazo: El PRO porteño, nave insignia de Macri, disputará sus PASO: los aspirantes con chances son la senadora Gabriela Michetti y el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta. Este es el predilecto de “Mauricio” que no logró imponer su voluntad a Gabi Michetti. Salvando distancias, que las hay, media alguna similitud con lo que puede ocurrir en las primarias nacionales del FpV, entre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador Daniel Scioli.

Vamos entrando a lo que será el eje de esta columna, que incursiona en una pregunta que está de moda entre dirigentes, en quinchos políticos o corporativos, en mesas de café: “¿Qué hará Cristina?”. El interrogante, es conspicuo, se refiere a cómo “jugará” en la interna del FpV, si es que lo hace.

Se propone un contrato leal de lectura: el cronista no conoce la respuesta al interrogante. Y, desafiando las tendencias dominantes en el periodismo de avanzada, no revelará información que ignora. Lo que sí se intentará es analizar qué viene haciendo la Presidenta en cuanto gobernante y como líder de su fuerza. Tal vez esa reseña sirva a quien lea a elaborar sus propias conjeturas. Si usted espera más, hasta acá llegamos.

Un primer dato, subestimado en general: el Gobierno ha mantenido todo el cronograma y el esquema legal estipulados de antemano. No suprimió las PASO, no movió las fechas.

Tras la victoria avasallante de 2011, Cristina Kirchner nada hizo para conseguir la reelección de atropellada. Minga de un referéndum no vinculante inmediato montada en la ola ganadora, como ansiaban algunos de sus partidarios y presagiaban opositores surtidos. Abroqueló su arco de alianzas, congregando a los más del palo y dividiendo aguas, entre otros, con el secretario de la CGT opositora, Hugo Moyano.

Hasta ahora, no se ha pronunciado respecto de la interna nacional del FpV. De modo recurrente, emite señales que son sobreinterpretadas por propios y ajenos.

El mayor dilema, a fuer de precandidato instalado y con razonables perspectivas, se refiere a Scioli.

A esta altura de la soirée, es un sensato lugar común que Cristina tiene marcadas diferencias con Scioli, por decirlo de modo tenue. Por si hiciera falta, ella lo remarca de vez en cuando. Integrantes del equipo de gobierno han recibido reproches cuando se “sacaron una foto” no autorizada con Daniel.

Varios de los candidatos alternativos recibieron sugerencias más o menos reservadas desde Olivos para incursionar en suelo bonaerense. Un modo de incordiar al gobernador. El diputado Julián Domínguez, el gobernador Sergio Urribarri, los ministros Florencio Randazzo y Agustín Rossi “leen” esa consigna, que honraron, como un gesto de confianza presidencial.

También traducen como espaldarazo consejos personales que recibieron sobre cómo hacer campaña o qué discurso proponer, lo que incluye el vocabulario o los tiempos de verbo a usar.

Todos ellos, más el legislador porteño Jorge Taiana y el ministro Aníbal Fernández aseveran que están en carrera, no dispuestos a canjear su apuesta mayor por otra, por apetecible que fuera. Por caso, “la provincia” para los bonaerenses que integran la nómina.

Si se hila un poco más fino, tal vez sólo Randazzo divulgue que piensa ganar las PASO contra Scioli aun sin el apoyo de la Presidenta, sencillamente si ésta se abstiene. Los restantes asumen que necesitan que los banque, lo que creen factible y necesario.

Scioli, a su turno, se ve ganador si Cristina no lo veta expresamente. Su proverbial actitud jobiana (por Job, el sufrido personaje del Antiguo Testamento, no por Hobbes) lo sustenta en el trayecto.

En la galaxia kirchnerista predominan los que clasifican a Scioli como el pretendiente que no es “del palo” o no lo es del todo. Cuesta negar su estrella electoral y que acompañó al kirchnerismo en las elecciones dudosas (2003), en las buenas (2007) y también en las malas (2009). En 2011 ya corría por dos carriles, lo que incluye el capital político propio.

Pongamos la mira en la Presidenta, en lo que hace o deja de hacer, mientras disfruta con el espectáculo de quienes especulan si juega, no juega y tal.

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En gobierno y en campaña: Según el Panorama empresario del diario Clarín del viernes, el pope empresario Héctor Méndez denunció que el Gobierno tiene un “Plan Bomba” consistente en dinamitar todo para hacerle la vida imposible a su sucesor, que descuenta será de “la opo”. La expresión es poco imaginativa pero muy superior al ingenio y la creatividad de Méndez. Los grandes capitalistas argentinos carecen, casi todos, de elocuencia, capital cultural y capacidad para convencer con métodos persuasivos. Hablar de poderes fácticos es, entonces, pertinente: otras son sus mejores herramientas.

Se supone que creen que para la Presidenta la Argentina es Cartago que debe ser destruida, mientras su suelo se riega con sal. Las medidas de gobierno y los discursos de la Presidenta van en otro sentido, con resultados llamativos. Los registra el sociólogo y consultor Eduardo Fidanza en una columna publicada ayer en La Nación. La imagen presidencial “rebotó” hacia arriba después del cimbronazo que produjo la muerte violenta del fiscal Alberto Nisman. “Conserva el favor de cuatro de cada diez argentinos.” Su iniciativa y liderazgo siguen en pie. Nada de eso, añade uno, es producto del azar ni ajeno a la tozuda voluntad.

El “fin de ciclo”, el “pato rengo” hasta la renuncia o las elecciones anticipadas fueron entre ilusiones y mitos urbanos opositores. El Gobierno mantuvo su direccionalidad y ejes de gestión.

La inventiva para mantener las reservas del Banco Central, la ampliación del universo de jubilados, los programas Progresar y Pro.Cre.Ar fueron acciones exitosas. El oficialismo siempre se esmeró en sostener la gobernabilidad hasta el último día del mandato de Cristina. El armado de las listas de diputados y senadores en 2013 tenía ese cometido entre ceja y ceja... contra las agorerías lo viene consiguiendo.

La oratoria de Cristina nada tiene que ver con alguien que “se baja” o juega a menos. Tanto el discurso de apertura de sesiones en el Congreso como los ulteriores (especialmente en las galerías de la Casa de Gobierno el jueves, “para los pibes”) interpelan a los votantes y a la fuerza propia. A los no convencidos les aconseja que hagan su cálculo respecto de lo obtenido en estos años y puesto en riesgo. A los propios se los exhorta a sostener el esfuerzo, ganar la calle, defender el proyecto.

El discurso sumará o no... ése es el albur de la palabra en campaña. Pero no habla de retirada, sino de competir. Otro tanto pasa con las políticas públicas, consistentes con lo construido en estos años y especialmente enfocadas a los más humildes.

Resumen ejecutivo: no se conoce si Cristina “jugará” antes de las PASO. O si dejará que compitan los que quieran-puedan para apoyar luego (con mayor o menor entusiasmo). Tampoco está dicha ni negada una candidatura propia. Cada cual tendrá sus intuiciones o su olfatómetro. El cronista dispone de uno, jamás lo desactiva pero reconoce que es imperfecto en la predicción y les ahorra referencias a los lectores.

Instrumentos más precisos corroboran que la Presidenta conserva el timón, la iniciativa política, que participó intensamente en el cierre de listas de Capital y que propone una agenda de acciones coherente. Ejercita liderazgo, continuará en la escena política, apuesta a los sectores de su fuerza que habrán de acompañarla desde fin de año, quiere consolidar el legado de sus años de gobierno.

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Brasil, contame qué se siente: Es clavado, política pura, que el kirchnerismo puro y duro tratará de hacerse fuerte en las listas para el Congreso nacional. En el escenario bonaerense, el punto es crucial. Quienes conocen de cerca a Scioli dicen que, en aras de su pretensión presidencial y llegado el caso, dejará libre el espacio para diputados nacionales, tanto como para gobernador. París bien vale esa misa.

El kirchnerismo ha topado con un escollo que el peronismo y los populismos conocen. No ha parido una candidata o candidato que sea relevo cantado para Cristina en la Rosada. Tal vez se confió en la continuidad Néstor-Cristina-Néstor que truncó la prematura y dolorosa partida del presidente Kirchner. O tal vez no superó una dificultad sobre la que ya teorizaron Nicolás Maquiavelo y Max Weber.

Quizás hubiera sido mejor que Cristina construyera “su Dilma” con buen tiempo de antelación como supo hacer el ex presidente brasileño Lula da Silva. El cronista pensaba que ésa era una buena idea y nada más fácil de defender que un contrafactual.

Para matizar las hipótesis con el cuadro de situación real, añadamos que la presidenta Dilma Rousseff, sin empardar la centralidad de Lula, supo sostener al PT en el gobierno y pudo revalidarse en las urnas. Durante un rato, ambos fueron elogiados por la derecha vernácula como ejemplos para catequizar al kirchnerismo. Pero hoy día, a meses de haber asumido, la derecha corporativa y las clases altas hacen de todo para desestabilizarla. El veredicto popular signó que esperaran otro turno, no tienen paciencia ni apego a las instituciones.

Henrique Capriles estuvo a un tris de ganarle al presidente venezolano Nicolás Maduro. No llegó, le toca esperar las rutinas democráticas. Pero el disco duro de la oposición venezolana quiere revertir el pronunciamiento de prepo. La brutal embestida imperial del presidente norteamericano Barack Obama les sirve de acicate y de paraguas.

El mundo es complejo y los poderes reales juegan en varios tableros a la vez. Es esencial que el sistema democrático se revalide con sus dignas herramientas, asumiendo retos brutales y tramposos.

En nuestro país, ya se dijo, se votará con enorme asiduidad. Tal vez en el futuro haya que pensar cómo compatibilizar sistemas nacionales y subnacionales. En el ínterin el pueblo participará en esas competencias, de modo masivo. Será un nuevo mojón del régimen democrático. Y una grata sobrecarga de laburo para los cronistas políticos que aman esa actividad. Como el fútbol dominical, se disfruta más cuando priman los colores favoritos pero lo esencial es que el juego siga en pie.

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