Jue 19.03.2015

EL PAíS  › OPINIóN

Macri vende mucho pero hace poco

› Por Sergio Urribarri *

Cuando Cristina Fernández de Kirchner me invitó al viaje que realizamos en enero a la República Popular China, sabía que habíamos trabajado en la dirección correcta desde Entre Ríos, acompañando la estrategia geopolítica que nuestra presidenta había diagramado con la finalidad de diversificar mercados, transferir tecnología y terminar definitivamente con la dependencia generada el siglo pasado en el contexto del nuevo poder económico y político posterior a la Segunda Guerra Mundial y al fin de la Guerra Fría.

Nuestra provincia, por decisión y apoyo concreto del ex presidente Néstor Kirchner y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, logró dejar atrás décadas de especulación y teorías conspirativas contra lo que significaba Brasil y se, decidió la construcción de la autovía 14 que mejoró sustentablemente la logística, beneficiando a los productores y a las industrias de ambos países.

Luego llegaron acuerdos con Venezuela y el Mercosur ampliado, que generaron nuevas oportunidades productivas. También los acuerdos con Rusia, muy criticados por la oposición miope que aún confunde Rusia con la URSS y se desesperan como si se tratase de una película americana de la década del 80. Este último acuerdo significó la posibilidad de llegar a 143 millones de nuevos consumidores.

Por último, el acuerdo con China, que ya se había iniciado con la compra de un frigorífico y una industria láctea en nuestra provincia por parte de capitales del país asiático, con el interés por el puerto de Ibicuy para federalizar el sistema portuario tan concentrado en Buenos Aires y con la construcción de 500 kilómetros de acueductos para ampliar la producción y mejorar la productividad de materia prima como el arroz y el maíz, que luego serán industrializados en nuestra cadena de valor.

Pero no sólo se trató de convenios que favorecen a Entre Ríos. Me tocó participar junto a la Presidenta, a Axel Kicillof y a Julio De Vido, de la firma de convenios para infraestructura en obras hidroeléctricas. Para alguien como yo, que vive cerca de Salto Grande, sé lo que esto significa en materia de empleo y de infraestructura eléctrica para un país que se industrializa cada vez más y que consume cada vez más. También fueron importantes los acuerdos firmados en materia de transferencia de tecnología y en avances de producción nuclear, sea para energía, para medicina o para investigación científica. También sé lo que esto significa porque pronto terminaremos un centro de medicina nuclear en Entre Ríos que servirá para la detección con precisión de enfermedades y tratamientos para, por ejemplo, pacientes oncológicos.

¿Cómo puede Macri, candidato a presidente de todos los argentinos, boicotear estos avances, sobre todo teniendo en el archivo los errores que cometió cuando intentó boicotear la estatización de YPF, la de Aerolíneas, el retorno de los fondos de las AFJP para nuestra Anses? ¿Cómo puede negarse a los avances en materia de salud oncológica si ya tiene sobre sus espaldas el inmenso error de haberse opuesto a la reforma de las prestadoras de salud prepagas y sobre todo a la ley de fertilización asistida, que brinda cobertura médica a parejas que no pueden concebir, lo que les permite realizar el mayor sueño: tener un hijo?

Macri es esa clase de empresario-político que se guía por principios de lucro, de lo que a él le da o le quita beneficios y que no piensa en el conjunto de los argentinos. Por eso, durante su gestión se iniciaron y terminaron 24 escuelas, mientras que en Entre Ríos hicimos 134 teniendo la mitad del presupuesto que la CABA. Nosotros tenemos una universidad porque creemos en la inversión del conocimiento, y el distrito más rico de Argentina no logró crear una propia. Ahora, el presupuesto en publicidad de Macri en 2014 fue 15 veces superior al de Entre Ríos, de allí la exposición de uno y del otro en los medios nacionales.

Si comparamos gestiones, en lo referente al aumento de la matrícula escolar, en escuelas de doble jornada, en inversión social, en programas de cooperativas de trabajo, de crecimiento del empleo, también sacamos ventajas. Por eso, en lugar de sentir vergüenza de haber hecho mucho menos, aun teniendo el doble de recursos, se muestra sonriente abrazado a personajes nefastos de la historia reciente de este país. Podría comparar muchas cosas más como los 14 kilómetros de subte que hizo Santo Domingo, en 5 años o los 13,7 km que hizo Panamá en 3 años y medio con un pasaje de U$S0,35 ($ 3 pesos) comparado con lo que él hizo en Buenos Aires.

Pero más que hablar de la ineficiencia de Macri quiero preguntarme por qué sólo pone palos en la rueda a las políticas de desarrollo. ¿Por qué el jefe de Gobierno porteño no boicoteaba cuando se privatizaban, rifaban y entregaban empresas argentinas a los extranjeros? ¿Por qué Macri no boicoteó cuando se indultaba a los genocidas que marcaron un icono a la injusticia, por qué no mandaba cartas para acabar con un puñado de sinvergüenzas que se quedaban con los aportes de los trabajadores o por qué no boicoteaba cuando cerraban las escuelas técnicas o mandaban a los científicos a lavar los platos?

La respuesta está en su pensamiento, en sus asesores y en sus apoyos, como el de Cavallo en estos días y el del discípulo del ministro del corralito y asesor de Macri, Sturzenegger, quien también fuera procesado por el megacanje. De allí la conducta del boicot, la perversidad permanente y la campaña sucia por la cual su asesor de imagen también debe responder en la Justicia.

Tal vez para mí está todo muy claro porque él prefiere a Patricia Bullrich, yo a Carlos Tomada, él prefiere al CEO de Shell, yo a Galuccio, él prefiere a Cavallo, yo a Kicillof, él prefiere a Lopérfido, yo a Teresa Parodi, él a Nelly Arrieta de Blaquier, yo a las Madres y a las Abuelas de Plaza de Mayo, él a los directivos de las AFJP, yo a Diego Bossio. Prefiero acuerdos con China, Rusia, Mercosur, México, Europa y todo aquel país que quiera invertir y no volver a las relaciones carnales de los ’90 que tanto daño nos causaron.

Cuando se analiza esta coyuntura, las cosas son muy evidentes: ellos son la expresión del rejunte, para que vuelva la Alianza; nosotros la expresión de la lealtad y la continuidad del kirchnerismo para seguir avanzando, llevando progreso, autonomía y derechos a todos los argentinos.

* Gobernador de la provincia de Entre Ríos y precandidato a presidente por el Frente para la Victoria.

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