EL PAíS › LAGOMARSINO REVELó QUE LLEVABA SIETE AñOS DáNDOLE LA MITAD DE SU SUELDO AL FISCAL NISMAN
Tal como anticipó ayer Página/12, Lagomarsino denunció que el fiscal se quedaba con la mitad de su sueldo y dio detalles de la cuenta del Merrill Lynch de Nueva York. Mientras hacía sus viajes por el Caribe, Nisman seguía cobrando su sueldo.
› Por Raúl Kollmann e Irina Hauser
El abogado de Diego Lagomarsino presentó ayer un escrito ante la fiscal Viviana Fein en el que confirmó lo adelantado por este diario: Alberto Nisman se quedaba con el 50 por ciento del sueldo de Lagomarsino, es decir 20 mil pesos mensuales a valores actualizados. En el texto, Maximiliano Rusconi, abogado de Lagomarsino, reveló que el término reintegro fue el usado por Nisman hace siete años cuando le hizo la exigencia y desde entonces, cada mes, el informático le hacía llegar al fiscal –le reintegraba– la mitad de lo que cobraba. Se trata de dinero correspondiente al presupuesto de la investigación del atentado contra la AMIA. También ayer, Lagomarsino y Rusconi aportaron toda la documentación sobre la cuenta bancaria en Nueva York. Tal como adelantó Página/12, la cuenta está en el Merrill Lynch de esa ciudad. Lagomarsino confirmó que actuó como testaferro a pedido de Nisman y señaló que el domicilio de la cuenta en Buenos Aires es el de la calle Roosevelt, donde vive Sara Garfunkel, la madre del fiscal. Las anomalías en los manejos de Nisman abarcan los numerosos viajes al Caribe, acompañado por distintas modelos. No sólo hay datos concretos de que pagó los pasajes en primera clase –el suyo y el de sus acompañantes–, sino que viajó sin pedir vacaciones, es decir que cobraba su sueldo mientras estaba en la playa.
Las revelaciones de Lagomarsino fueron una respuesta a la declaración judicial de Arroyo Salgado, quien acusa a Lagomarsino por el supuesto homicidio de Nisman. Es más, Arroyo Salgado da a entender que el móvil podría ser un conflicto económico entre Lagomarsino y Nisman.
“Decidimos presentar un escrito –le explicó Rusconi ayer a este diario– luego de que la querella instalara de modo protagónico aspectos económicos de la vida de Nisman y su familia, y que hablara de una relación económica entre Lagomarsino y Nisman. De modo transparente volcamos toda la información que tenía Lagomarsino sobre esas cuestiones. No las introdujo antes porque no hacen al objeto procesal, porque no le preguntaron y porque temía que esa información fuera utilizada para dañar la imagen del fiscal. Esperamos que la investigación se vuelva a focalizar sobre el hecho principal, que es la muerte de Nisman.”
En verdad, Arroyo Salgado insiste en que Lagomarsino fue parte del plan criminal, pese a que no está acreditada la hipótesis del homicidio. Hasta ahora, ocurre más bien lo contrario: los dictámenes de los forenses oficiales, designados por la Corte Suprema, sugieren que hay más elementos que apuntan al suicidio que al homicidio. En particular, respecto de Lagomarsino, hay un dato que parece contradecir la lógica: si el informático hubiera sido el asesino, no parece razonable que haya dejado en la escena un arma que está a su nombre, registrada en el Registro Nacional de Armas (Renar). Era como dejar su firma en el hecho.
Ayer, la fiscal Fein habló sobre la revelación de este diario de que Nisman se quedaba con la mitad del sueldo de Lagomarsino: “Tengo que recibir el escrito para poder pronunciarme. Todavía no tengo ese escrito en mi poder sobre una supuesta referencia económica. Eso será tenido en cuenta, pero no veo en este momento demasiada gravitación”, afirmó en una entrevista radial por Vorterix.
En verdad, fue Arroyo Salgado quien planteó la posibilidad de que la muerte de Nisman haya estado relacionada con un conflicto económico. Habrá que ver cuánto peso tuvo el hecho de que Nisman se quedara con la mitad del sueldo de Lagomarsino; hay que saber también cuánto dinero hay en las cuentas hasta ahora secretas en Nueva York y cómo se movieron esos fondos, para ver si el conflicto económico del que habló Arroyo Salgado existe y si pudo tener que ver con la muerte del fiscal.
En el escrito de ayer, Rusconi detalla que en el momento de la contratación, en 2007, Nisman le fijó como condición a Lagomarsino que “debía reintegrarle ese porcentaje (el 50 por ciento) del valor contrato”. El término reintegrar fue el usado por Nisman para realizar la exigencia y, según sostiene Rusconi, el fiscal puso al informático en una situación en la que se veía obligado a aceptar: o resignaba la mitad de su sueldo, o no conseguía ese trabajo. En el escrito, se confirma que esa práctica se realizó todos los meses durante los últimos siete años, pero no se mencionó la metodología con que se le hacía llegar el dinero al fiscal. Tampoco se acompañaron las evidencias, pese a que Rusconi afirma que puede probar en forma categórica la mecánica de la maniobra.
Los datos aportados por Lagomarsino ponen una enorme duda sobre los demás contratos existentes en la Unidad AMIA, que era la que manejaba Nisman. En total hay diez contratos, en los cuales hay aspectos llamativos. Una parte de los contratados no iba nunca a la fiscalía. Otra parte, no se sabe en qué trabajaba. Hay finalmente un grupo que tampoco concurría a la sede de la Unidad AMIA pero ahora, precipitadamente, van todos los días. Del total, hay dos contratos que se dieron de baja: el de Lagomarsino y el de Claudio Rabinovitch, que actuaba como asesor. Un contrato que está en proceso de baja, el de la nutricionista, y siete contratos que se están observando con lupa. También las cifras son asombrosas: 41 mil pesos cobraba Lagomarsino (aunque ya se sabe que entregaba a Nisman la mitad), 32.400 Rabinovitch y 28.800 la nutricionista. Los demás contratos rondan los 20 mil pesos promedio.
En el escrito presentado ayer, también Rusconi-Lagomarsino confirmaron la existencia de la cuenta en el banco Merrill Lynch de Nueva York. La ex esposa de Nisman, la jueza Arroyo Salgado, fue quien primero mencionó esa cuenta en su declaración de hace una semana. Contó que Sara Garfunkel llamó al banco desde un locutorio y que la persona que la atendió le dijo que para saber el número de cuenta hace falta tener el nombre de usuario y la clave. Ese empleado de Merrill Lynch le sugirió que hablara “con Lagomarsino, que también es cotitular de la cuenta”.
El informático ratificó que hace un año y medio, Nisman le pidió que aceptara ser cotitular para que él no tuviera que poner su nombre “porque soy una persona políticamente expuesta”, le dijo Nisman en aquel entonces. Lagomarsino afirma que no sabe cuánto dinero hay depositado allí porque los resúmenes llegan a la dirección de la calle Roosevelt, donde vive la madre del fiscal. En el texto presentado ayer, se acompañó documentación que incluye el número de cuenta y las dos transferencias firmadas por Lagomarsino que, según él, son las únicas que hizo. Ambos movimientos fueron de 2500 dólares y se trató de transferencias para pagar las expensas de un terreno en Uruguay. El resto de los movimientos se supone que los realizaba directamente Nisman, quien no figuraba como titular de la cuenta, sino como apoderado.
“Sara Garfunkel y Sandra Nisman aseguran que Alberto les dijo que el dinero de Nueva York era para sus hijas, en caso de que a él le pasara algo. Sé que él realizaba inversiones inmobiliarias con unos primos”, detalló Arroyo Salgado cuando habló de la cuenta.
Hasta ahora, en la causa judicial no hay detalles sobre cuánto dinero hay en el Merrill Lynch ni se sabe si es una cuenta declarada. En principio, todo indica que no hay registro en la AFIP y se habla de varios centenares de miles de dólares. Habrá que verificarlo.
Cuando la modelo Florencia Cocucci fue a declarar, el diálogo resultó sorprendente:
–¿Quién pagó el viaje en primera y los gastos en Cancún? –preguntó la fiscal.
–No sé, todos los arreglos los hizo Alberto –contestó la modelo.
–¿Pero entonces pagó él?
–No sé.
–A ver, ¿pagó usted el pasaje y los gastos en Cancún?
–No, la verdad que no –redondeó Cocucci.
En aquella escapada de noviembre, Nisman viajó a Cancún con Cocucci y con otra chica, una modelo contratada en la fiscalía. Sólo los pasajes costaron cerca de 12 mil dólares.
Sin embargo, lo más impactante es que Nisman no pidió vacaciones para irse a las playas con las dos modelos. Según los registros, durante todos esos días de noviembre estuvo trabajando. Esto significa que durante el tiempo de playa y sol, él cobraba su sueldo habitual y, además, se le iban a liquidar, por separado, las vacaciones, porque en forma oficial nunca se las tomó. Viajaba al Caribe o a Europa pero en los papeles figuraba que estaba trabajando. Por lo que se ve hasta el momento, durante todo 2013 y 2014 realizó varios viajes de placer con distintas modelos. Ninguno figura como período de vacaciones ni hay pedidos de licencia.
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