EL PAíS › LOGRó DOS TERCIOS DE LOS VOTOS DEL ESPACIO K, CON MáS DE DIEZ PUNTOS SOBRE EL SEGUNDO
El Frente para la Victoria mostró unidad y el ahora candidato a jefe de Gobierno habló pensando en la elección de julio. Fuerte presencia de presidenciables y candidatos a gobernador bonaerense.
El peronismo llegaba ayer a las PASO porteñas con dos grandes objetivos. El primero era consolidarse como la segunda fuerza en la ciudad de Buenos Aires detrás del PRO. El segundo dar una imagen de unidad detrás de Mariano Recalde, el candidato elegido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Si bien el Frente para la Victoria quedó finalmente en tercer lugar y con una cosecha de votos menor a la esperada, la foto de unidad quedó plasmada ayer en el auditorio del hotel céntrico que funcionó como base. Allí estuvieron todos los precandidatos presidenciales del espacio, los principales aspirantes a la gobernación bonaerense y buena parte del gabinete nacional, respaldando al titular de Aerolíneas Argentinas, que se impuso con mayoría absoluta en la interna K. Anoche, con más del noventa por ciento de las mesas escrutadas, el FpV acumulaba el 18,75 por ciento de los votos. De esos, 12,3 correspondían a Recalde, que le sacó más de diez puntos de ventaja a su competidor más cercano, Gabriela Cerruti.
Eran casi las once de la noche cuando Recalde subió al escenario, camisa blanca y pantalón negro, sin saco ni corbata.
Por entonces, se conocían los demorados resultados oficiales, que dejaban al FpV con el bronce en el podio porteño. Aun así, el eje del discurso del candidato fue el trabajo de cara a las elecciones generales, que tendrán lugar el 5 de julio, donde se propuso “entrar al ballottage” para luego “ganar la ciudad para gobernarla” en una segunda vuelta. Para el dirigente de La Cámpora y el PJ local, “los porteños se expresaron por un cambio”. El discurso fue moderado respecto de las expectativas manifestadas por otros dirigentes más temprano, cuando llegaban al bunker, pero terminó con una arenga firme que incluyó un guiño a los votantes de la precandidata derrotada del PRO, Gabriela Michetti.
Detrás suyo lo respaldaban los seis aspirantes a la candidatura que se quedaron por el camino: Cerruti, Aníbal Ibarra, Carlos Heller, Gustavo López, Carlos Oviedo y Víctor Ramos. Entre todos, según los datos escrutados anoche, sólo alcanzaron a sumar uno de cada tres votos kirchneristas, mientras que Recalde se quedó con los dos tercios restantes.
También se mezcló entre ellos el primer candidato a legislador, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. La audiencia estaba compuesta en partes iguales por dirigentes e invitados y militantes de base que desde temprano le pusieron ruido y color a la larga espera. En la vereda, varios cientos de ellos, con banderas de La Cámpora, el Movimiento Evita, el Peronismo Militante y Nuevo Encuentro, entre otras organizaciones, montaron guardia y celebraban cada vez que alguna figura entraba o salía del lugar.
A ellos se dirigió Recalde en buena parte de su discurso, en el que les agradeció el trabajo realizado durante la campaña y les transmitió “la certeza de que tarde o temprano va a haber un cambio” en la ciudad de Buenos Aires. “Tenemos tiempo, tenemos paciencia y tenemos las condiciones. Nuestro primer desafío era pasar las PASO, elegir un candidato, consolidar una fuerza política y mostrarle a la gente que hay alternativa”, arengó. Luego los convocó a afrontar “una segunda etapa que va a empezar ahora” con miras a meterse en la segunda vuelta, que se disputará en diez semanas. Pero además, aseguró que el kirchnerismo “no es una fuerza testimonial” sino que “quiere entrar al ballottage para ganarlo” y poder “gobernar la ciudad” de Buenos Aires. “Ese es nuestro compromiso y nuestro desafío”, apuntaló. Adentro del auditorio y en la vereda, donde había instalada una pantalla gigante y un poderoso sistema de audio, celebraron el convite ruidosamente.
Aun a pesar de que el resultado no fue el esperado por el peronismo, que esperaba afianzarse como la segunda fuerza más votada detrás del PRO, la asistencia al acto de dirigentes de primer nivel fue casi perfecta, con una notoria y presidencial excepción. Todos los precandidatos a suceder a CFK del espacio estuvieron presentes y hablaron con los medios (aunque Aníbal Fernández dejó el hotel antes de que comenzara el acto). El gobernador bonaerense Daniel Scioli y el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, por primera vez en mucho tiempo compartieron un escenario sin que medie la presencia apaciguadora de CFK. Sentado entre ambos, el mandatario entrerriano Sergio Urribarri y un par de asientos más allá, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, y el legislador Jorge Taiana.
También estuvieron los principales precandidatos a la gobernación bonaerense: sentados en segunda fila, detrás de los presidenciables, estaban el presidente de la Cámara de Diputados Julián Domínguez; el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza; el de Berazategui, Patricio Mussi, el titular de la Anses, Diego Bossio; el viceministro de Desarrollo Social, Carlos Castagneto, y el secretario de Seguridad, Sergio Berni.
El vicepresidente Amado Boudou, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el ministro de Salud, Daniel Gollán, completaban ese sector. Del otro lado del escenario, junto a los candidatos a la Legislatura, estuvieron los principales referentes de La Cámpora, Andrés Larroque, y el secretario general de Presidencia, Eduardo De Pedro, y el ministro de Economía Axel Kicillof.
Recalde, miembro de la mesa directiva de esa organización y a la vez presidente del Congreso Metropolitano del PJ, concluyó su discurso sosteniendo que “la única manera de vivir mejor es que gobierne la ciudad de Buenos Aires un proyecto con las características del proyecto nacional, que incluya a todos y gobierne con el corazón” en contraste con el manejo “inhumano” del PRO que “no tiene corazón para ocuparse de los porteños cansados de vivir en una ciudad tan desigual”. En un último guiño convocó a todos “los que votaron hoy creyendo que la alternativa a ese candidato de Macri estaba en otro lugar, en otra lista que ya no va a participar”. En ese voto reposa su esperanza de revertir el resultado de ayer y meterse en julio en el ballottage.
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