EL PAíS
› EN GOBIERNO ANALIZAN LA SITUACION DE NOSIGLIA
La Doce, el Gitano y el Coti
La situación del dirigente radical, por su vinculación con los barrabravas de Boca, sería cada vez más complicada.
› Por Martín Piqué
En el Gobierno siguen con interés la investigación que lleva adelante el juez Mariano Bergés por la violencia en el fútbol y el contacto entre barrabravas, dirigentes políticos y sindicalistas. Por esa causa quedó detenido el vicepresidente de Chacarita, Armando Capriotti, y fue citado el titular del club, Luis Barrionuevo, por ahora protegido por sus fueros de senador. Mientras Bergés estudia los próximos pasos, en la Casa Rosada anticipan quién será el próximo afectado por la investigación: el dirigente radical Enrique “Coti” Nosiglia, quien fue vinculado con la barra brava de Boca Juniors por un miembro arrepentido de La Doce que declaró ante el juez. “Que se busque un buen abogado”, sugería ayer un funcionario, hablando de Nosiglia, desde su despacho en el primer piso de la Casa Rosada. “Se acabaron los pactos espurios de impunidad.”
En diálogo con Página/12, el integrante del Gobierno pronosticaba que el futuro de Nosiglia podría ponerse complicado en materia judicial. “Ya hay algunos barras que lo estaban mencionando”, precisó. Se refería, en concreto, a la declaración de un barrabrava arrepentido de Boca Carlos Amenedo –conocido en el ambiente como “Paleta”–, quien vinculó a Nosiglia con Santiago “El Gitano” Lancry, un ex jefe de La Doce y empleado del Gobierno de la Ciudad. Lancry fue detenido por orden de Bergés y deberá declarar en el marco de la investigación que comenzó con los incidentes de La Bombonera en un partido entre Chacarita y Boca, el 31 de agosto último.
Apenas se enteró de la acusación, Nosiglia se presentó ante el juez Bergés, donde anticipó su intención de presentarse en la causa para aclarar su relación con Lancry. El abogado que firmó el escrito, José María Figueredo, es un allegado suyo desde hace años –lo representó en una querella por calumnias e injurias contra Carlos “Chacho” Alvarez–, ligado al estudio de Carlos Fontán Balestra. A finales de los ‘90, ese mismo estudio asistió jurídicamente a Carlos Menem y a Bernardo Neustadt. En el escrito que recibió Bergés, Nosiglia negó cualquier vínculo con el enfrentamiento entre barras de Chacarita y Boca del 31 de agosto, pero no dijo nada sobre su supuesta relación con Lancry.
Pero Nosiglia no es el único dirigente –deportivo, político o sindical– que podría quedar complicado en la investigación sobre el accionar de la barra brava de Boca Juniors. Las declaraciones de los barrabravas detenidos también podrían apuntar hacia el presidente del club, Mauricio Macri, y a varios miembros de la comisión directiva. En el Gobierno observan con atención la evolución de la causa, aunque aclaran que “de las novedades nos enteramos por los diarios”. Claro que si los complicados en la investigación son viejos enemigos como Barrionuevo y Nosiglia –a quienes recuerdan como actores principales del Pacto de Olivos que permitió la reelección de Menem–, el caso adquiere una densidad especial.
En el análisis oficial, para definir la relación entre Barrionuevo y Nosiglia se puede usar la palabra de moda: “transversalidad”. Porque en la Rosada dicen que sus contactos, que comenzaron en el mundo de la política, luego trascendieron a las empresas y, también, al fútbol. “La sociedad que tenían por otras cosas también se reflejaba en eso”, analizaba el funcionario ante Página/12. No por casualidad, un antiguo líder de la barra funebrera relató en un reportaje a La Nación, el 18 de septiembre de 1992: “¿Querés que te haga una lista de todos los políticos que nos pusieron una parva de billetes para tocar el bombo en sus actos? Rico, Nosiglia, De la Rúa...” El barrabrava se llamaba Tito.
Pero no sólo en la Rosada adelantan que la situación judicial de Nosiglia podría complicarse a medida que avance la investigación. Un dirigente peronista de la Capital con contactos en el gabinete, que además es hincha de Boca, reconocía que Nosiglia podría quedar afectado y que varios miembros de la agrupación Por un Boca mejor –en la que participa el radical– tienen estrechos lazos con La Doce. “Entre ellos está el Cholo Palmieri, que trabaja en el Hotel Elevage y es el contacto con losbarras”, aseguró el miembro del PJ porteño que conoce al detalle los pasillos de La Bombonera.