Desde Roma

El embajador argentino ante la FAO, Claudio Rozencwaig, destaca que “la Argentina es el único país de América” que logró mantener el nivel de desnutrición por debajo del 5 por ciento y sostiene que “los argentinos tenemos que sentirnos orgullosos” de que el país sea reconocido por ello. En diálogo con Página/12 marcó el contraste entre Latinoamérica, que a partir de la implementación de políticas sociales logró reducir el hambre, y otras regiones que no alcanzaron ese objetivo.

–¿Por qué será premiada la Argentina?

–Los objetivos del milenio de la ONU se establecieron hace más de veinte años. El primer objetivo del milenio tiene entre una de sus metas la reducción del hambre a la mitad. La Argentina está en el lugar máximo, junto a otros once países, no por reducir a la mitad la desnutrición, sino por mantenerla por debajo del 5 por ciento en los últimos 25 años, lo que la FAO considera estadísticamente insignificante. La Argentina es el único país de América que ha mantenido este nivel; o sea, que es un gran logro para nuestro país. La Argentina pudo mantener esta meta inclusive durante la crisis de 2001. Hay otros países que han alcanzado la meta del milenio de reducir el hambre a la mitad, pero arrancando de un índice superiores al 30 por ciento.

–¿Cómo consiguió la Argentina mantener la desnutrición en ese nivel aun durante la crisis de 2001?

–Hubo redes de contención muy fuertes. Además de lo que se hizo a nivel gobierno, hubo organizaciones como Caritas y otros organismos que repartieron comida a los damnificados. También hay que tener en cuenta es que estas estadísticas son nacionales. Lo digo porque algunos dicen que en tal o cual pueblo pasa tal o cual cosa.

–¿Cuál ha sido la incidencia de las políticas sociales implementadas en Latinoamérica en la lucha para la reducción del hambre?

–Han incidido mucho y esto todo el tiempo lo subraya mucho el director general de la FAO, José Graziano da Silva. El siempre subraya que América latina y el Caribe es la única región que cumplió el primer objetivo del milenio de reducir a la mitad el hambre porque lamentablemente Africa y Asia están mucho más retrasadas. Al ver estadísticas del Informe sobre el Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo, se puede ver el resultado de las políticas inclusivas en América latina en contraste con lo que ha ocurrido en otras regiones. Nosotros, ahora como países miembros de esta organización y como FAO estamos planteando pasar a lo que se denominan objetivos de desarrollo sostenible. Dentro de esos objetivos está la meta de terminar con el hambre en el año 2025.

–¿Qué responde a quienes cuestionan que la FAO le entrega este premio a la Argentina?

–Para mí, como embajador, es bastante ingrato muchas veces leer algunos artículos que no tienen en cuenta que estamos hablando de la Argentina, de nuestro país, y que es un orgullo como argentinos estar en el lugar que estamos. Tenemos que sentirnos todos orgullosos más allá de las banderías políticas y que la Presidenta reciba el premio también es un orgullo, es importantísimo y no debe ser objeto de un debate político menor.

–¿Qué lugar ocupa la promoción de agricultura familiar en la lucha contra el hambre?

–Para nosotros, los pequeños agricultores son fundamentales y no sólo la gran agricultura. La pequeña agricultura es la que está cerca de la gente y con la ayuda del Estado y de los organismos internacionales es una herramienta central para erradicar la pobreza rural. La agricultura familiar nos interesa mucho también porque tiene que ver además con el empoderamiento de la mujer, que es fundamental para nuestro país y también para la FAO.