En la última década, Argentina concretó importantes logros en materia de seguridad alimentaria y nutricional. Los mismos se manifiestan en un conjunto de indicadores que reflejan los avances obtenidos en un contexto regional que también ha alcanzado importantes resultados. Por este motivo, nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibirá hoy en Roma, de manos del director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano Da Silva, una distinción “en reconocimiento de progresos notables y extraordinarios en la lucha contra el hambre en Argentina”.

Sin dudas, se trata de una excelente noticia para nuestro país compartida con otros países de América latina. Es conveniente sumar a la enorme satisfacción por el reconocimiento que al máximo nivel internacional se le realiza a nuestro país algunas reflexiones de carácter político, ya que, como ha dicho más de una vez nuestra Presidenta, esto no es magia ni obra de iluminados. Muy por el contrario, se trata de política, o dicho de otro modo, son los resultados de un conjunto de políticas públicas llevadas a cabo por un proyecto político y de gobierno que ha venido a transformar la realidad de millones y millones de compatriotas desde hace ya doce años.

La comprensión de las mejoras alcanzadas por nuestro país en materia de seguridad alimentaria requiere de un análisis que integre tres niveles de políticas definidas e impulsadas por el gobierno nacional en todo el país. Por un lado, las políticas macroeconómicas que definen un nuevo Proyecto Nacional de Desarrollo con Inclusión que se tradujeron, entre otros indicadores, en la recuperación del empleo y de seguridad social a los niveles que había conocido la sociedad argentina durante las primera y segunda presidencia del general Perón. Todo ello con el consecuente incremento de la capacidad de consumo y de acceso a los alimentos en cantidad y calidad para la mayoría del pueblo.

En segundo lugar, los logros que hoy se destacan son producto de una política agropecuaria que al interpelar para transformar la matriz de desarrollo agroexportadora excluyente generó las condiciones para el desarrollo territorial rural con incorporación creciente de miles de productores a pequeña escala, familiares y campesinos a los circuitos comerciales, con acceso a los recursos productivos (incluida la tierra) y a tecnologías apropiadas.

Finalmente, debe reconocerse el impacto de las políticas públicas de abastecimiento local y los proyectos productivos diseñados e implementados de manera articulada entre el gobierno nacional, los gobiernos provinciales y los gobiernos locales con la activa participación de los productores familiares y pequeña escala organizados.

Con estas políticas se encuentra comprometido el Poder Ejecutivo Nacional y, por tal motivo, consideramos que la distinción que se entregará en Roma corresponde a todo un pueblo que está decidido a defender sus conquistas y avanzar sobre lo que aún resta por alcanzar.

* Secretaria de Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.