En el día de la reafirmación de los derechos argentinos sobre el archipiélago, la presidenta Cristina Kirchner encabezará esta tarde un acto en el Museo Malvinas, en la ex ESMA, en el que entre otras cosas dejará inaugurado un “faro de la soberanía”, que funcionará sobre el tanque de agua del predio, y destacará la reedición de un libro fundamental, el que escribió el escritor francés Paul Groussac en 1910. A propósito de esto, el secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Daniel Filmus, detalla lo avanzado durante los doce años del kirchnerismo en esta cuestión.

–¿Cómo podría resumirse lo actuado durante la gestión kirchnerista en la cuestión Malvinas?

–Estos años marcan continuidades y también rupturas respecto a lo que se venía haciendo. Continuidades porque nunca se dejó de reclamar la soberanía, aún durante el gobierno menemista. Y las rupturas comenzaron desde la misma asunción de Néstor Kirchner cuando dijo “venimos del sur, de tierra malvinera” y, un par de meses después, en su primer contacto con el primer ministro Tony Blair, cuando le planteó la cuestión de la soberanía, siendo el primer presidente que lo hacía desde el conflicto de 1982. Malvinas se convirtió en un eje central de la política exterior.

–¿Cuáles diría que fueron los ejes fundamentales del reclamo?

–En primer lugar, no circunscribir, como hasta el momento se había hecho, el reclamo a Naciones Unidas y la OEA. En estos años surgió una nueva institucionalidad en la región, con la Unasur, la Celac, la Olade, y otros organismos a los que Argentina lleva esta posición. Pero también en lo que fueron las cumbres de América Latina y Africa y América Latina con los países árabes.

–Una de las críticas es que con esta postura no se lograron avances.

–Hemos ganado muchos apoyos. En la última reunión del G-77, donde 133 países que no sólo respaldaron la posición argentina respecto de la negociación y los reclamos por las Malvinas, sino que avalaron la nuestra posición en cuanto a la legitimidad de la demanda judicial a las empresas que sin autorización argentina están explorando o explotando hidrocarburos o pesca en la zona de Malvinas. Son avances notables que preocupan al Reino Unido, que ve que se aísla su posición, incluso en las reuniones parlamentarias mundiales. Hay un consenso creciente, como le pasó a Estados Unidos con Cuba, que lo aísla incluso con sus amigos y aliados.

–Más allá de ese clima externo, parece haber un clima interno diferente dentro del Reino Unido que lo llevó a aumentar su presupuesto militar en las islas. ¿Cómo interpreta esa decisión?

–En ese caso hay una utilización del tema Malvinas para la política interna. Al crecimiento que había tenido el derechista Partido de la Independencia que criticaba la supuesta “desprotección” de las islas, la respuesta frente a una política de ajuste más general, fue “no desprotejemos” y se utilizó ese aumento en armamentismo en un momento electoral. Les salió bien porque el voto de la derecha lo terminó casi monopolizando David Cameron. Pero las encuestas en el Reino Unido muestran que cada vez más los jóvenes, los sectores académicos e intelectuales hoy están pidiendo el diálogo. Fundamentalmente de parte de quienes no vivieron la guerra, de la que ya pasaron 33 años.

–Cuando termine el mandato de Cristina Kirchner, la secretaría de Malvinas tendrá dos años de creada. ¿Qué le recomendaría hacer al próximo presidente con esta área?

–Hay tres temas fundamentales. Primero, el objetivo es buscar la adhesión de los organismos multilaterales y el apoyo internacional sobre la causa. Hay un segundo aspecto, que es la defensa de los recursos naturales, en la cual hemos avanzado, no sólo en lo que se refiere a petróleo y pesca, sino también todo lo que es investigación científica. Y lo tercero es la creación de una conciencia nacional respecto de las Malvinas. Cuando voy fuera del país me preguntan cómo hace un país para mantener un reclamo durante 183 años. Eso es porque una generación le transmite a la otra. Eso exige, por ejemplo, un museo y un espacio de Malvinas, que existe por primera vez en la Ciudad de Buenos Aires. Esta secretaría se ocupa de los tres temas: de la cuestión internacional –ahora estamos yendo a la OEA y al Comité de Descolonización donde se hará por primera vez un acto de Malvinas recordando los 50 años de la resolución 2065–, la cuestión legal para impedir que se lleven la riqueza de los argentinos, y la transmisión de generación en generación la cuestión de por qué las Malvinas son argentinas. La secretaría le da un peso distinto porque no sólo tiene una mirada diplomática sino también una mirada política sobre el tema. Y esperamos que el presidente que continúe este proyecto la mantenga.