La Línea C del subte estuvo paralizada durante doce horas por un sorpresivo bloqueo de las vías de unos 30 manifestantes que se dieron a conocer como pertenecientes al Sindicato de Trabajadores de Subterráneos (STS). Desde las cinco de la mañana de ayer, en la estación Constitución retuvieron dos formaciones y se mantuvieron allí impidiendo la salida de los trenes hasta las cinco de la tarde, cuando ante una orden de desalojo se retiraron.

Los responsables del bloqueo plantearon una serie de reclamos gremiales, aunque la concesionaria Metrovías sostuvo que el grupo estuvo formado “mayoritariamente por personas que no trabajan en el subte”. La empresa aseguró además que “uno de los líderes de la agrupación es una persona que hace un año y medio no concurre a trabajar y que además tiene una causa penal por haber agredido físicamente a su jefe”.

También denunciaron lo mismo los metrodelegados de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (Agtsyp). “No tienen nada que ver con nosotros”, señaló su titular, Roberto Pianelli. “Los conocemos porque son los tipos que durante todos estos años vinieron a patotearnos mandados por la UTA”, agregó, aludiendo al otro sindicato del subte. La Unión Tranviarios Automotor es la organización más antigua y mantiene la personería gremial, que la habilita como el único sindicato que puede participar en las paritarias del sector. La Agtsyp intenta disputarle ese reconocimiento mediante una compulsa de afiliados.

Por el modo en que irrumpió el piquete de ayer, sin medidas gremiales previas, en nombre de una organización que hasta ayer nadie conocía, el bloqueo dejó la impresión de ser una demostración de fuerza a modo de presentación de la nueva agrupación.

En diálogo con Página/12, Antonio Morales, referente de la protesta, confirmó que su sector es un desprendimiento de la UTA que tomó un viejo sindicato sin actividad pero con papeles, es decir con personería jurídica, y lo normalizó. Morales fue inicialmente integrante del cuerpo de delegados del subte entre 2002 y 2008, cuando esa organización crecía en tensión con la UTA, dando lugar al surgimiento de los metrodelegados. En el 2009 rompió con ellos y pasó a trabajar con la UTA, de donde se fue recientemente. El Ministerio de Trabajo confirmó que el STS tiene existencia legal.

“Reclamamos contra la instalación de máquinas expendedoras de boletos, por la falta de mantenimiento de los subtes y porque hay trabajos que se están haciendo fuera cuando hay condiciones para que se hagan dentro de Metrovías”, sostuvo.

La acusación de Metrovías sobre que uno de los líderes del piquete “no va a trabajar hace un año y medio” no se refiere a él, sino a otro de los manifestantes, aclaró la empresa.

Voceros de la concesionaria añadieron que, para Metrovías, “no hay ninguna duda” de que entre los que hicieron el piquete había personas que no trabajan en el subte. También lo aseguraron así desde la pata estatal del subte, la Sbase, donde aseguraron que la incorporación de máquinas expendedoras de boletos se realizará con la garantía de que no habrá despidos.

“No fue un paro ni una medida de fuerza, fue un piquete de no más de 30 personas que no tienen representatividad gremial” y “buscan visibilidad en los medios para forzar el reconocimiento sindical. En vez de reclamar por los canales formales lo hacen con este accionar. No respondían al pedido de liberar la vía y por eso la empresa dio intervención a la fiscalía Contravencional 36”, indicaron en Metrovías.

La empresa estimó que unas 100 mil personas se vieron afectadas por la interrupción del servicio. También intervino de oficio la Policía Metropolitana.

El bloqueo fue levantado voluntariamente, “debido a la inminente represión y teniendo en cuenta que podía ser una masacre”, señaló Morales. No quedaron negociaciones abiertas. El dirigente del Sindicato del Subte convocó para esta tarde a una conferencia de prensa, en la que informarán sobre el modo en que continuarán sus reclamos.