EL PAíS › UNA ENCUESTA NACIONAL COLOCA AL FRENTE PARA LA VICTORIA A UN PASO DE EVITAR EL BALLOTTAGE
Según el trabajo de la consultora Aresco, la fórmula Scioli-Zannini se impondría con más del 39 por ciento ante el 32 por ciento que obtendrían sumadas las fórmulas de Cambiemos. Además, más gente prefiere la continuidad, incluso con algunos cambios, que un cambio total de modelo económico.
› Por Raúl Kollmann
Terminada la tanda de elecciones provinciales –sólo queda el ballottage en la Ciudad de Buenos Aires–, las miradas están puestas ahora en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 9 de agosto próximo. En la última encuesta realizada ya de cara a ese próximo desafío, el Frente para la Victoria, con la fórmula Daniel Scioli-Carlos Zannini, se impondría con algo más del 39 por ciento de los votos, superando a Cambiemos, la alianza que encabeza Mauricio Macri y que integran la UCR (Ernesto Sanz) y la Coalición Cívica (Elisa Carrió), que conseguiría el 32 por ciento de los sufragios. Más atrás quedaría Una Nueva Alternativa (UNA), el frente en el que están Sergio Massa y José Manuel de la Sota. “La encuesta no marca un triunfo del Frente para la Victoria en la primera vuelta, posterior a las PASO, pero lo está señalado tácitamente. La encuesta lo contiene. La lógica es que después de las PASO, haya una polarización en la primera vuelta de octubre, lo que llevará a un aumento de votos de las dos grandes fuerzas, acercando al FpV a la posibilidad de ganar sin ballottage. Por supuesto que todavía falta y habrá que ver los estados de ánimo de ese momento, pero hoy por hoy las cosas están así, con cierta estabilidad en los últimos tiempos”, señaló Federico Aurelio, titular de Aresco. En la alternativa de continuidad o cambio de modelo, el sondeo señala que más del 50 por ciento de los consultados se inclinan por la continuidad, aunque sea con correcciones.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Aresco, de la familia Aurelio. En total se entrevistaron 3400 personas, una muestra de gran amplitud. Parte de las entrevistas se realizaron por teléfono y otra parte se hizo en lugares de acceso de transportes públicos o de tránsito de personas de bajos recursos, lo que buscaba combinar ambos métodos y percibir con mayor precisión a los más humildes. El sondeo se hizo en todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. Aresco diagnosticó con precisión –como otros consultores (ver aparte)– los resultados de la elección de ayer en Ciudad de Buenos Aires y Córdoba.
En las PASO, la fórmula de Scioli-Zannini se impondría con claridad a la de Mauricio Macri-Gabriela Michetti. Frente al 39,1 de la alternativa del FpV, el tándem del PRO conseguiría el 25,5. Sin embargo, en las PASO de Cambiemos también participarán la UCR, con Sanz de candidato, que llegaría al 3,6 por ciento, y Elisa Carrió, de la CC, que agregaría otro 2,9 por ciento. De esa manera, el total de Cambiemos sumaría un 32 por ciento.
Un escalón más abajo se ubica UNA, que en las PASO enfrentará a Massa con De la Sota. Según la encuesta, el tigrense, con un 12,3 por ciento de los votos le ganaría al cordobés, que cosecharía el 6,7. Entre los dos totalizarían un 19 por ciento de los votos. A considerable distancia quedarían Margarita Stolbizer, de Progresistas, con el 3,8 por ciento, y Jorge Altamira, del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), con el 3,5 por ciento.
“Como se ve –señala Federico Aurelio– en las PASO las dos fuerzas que van adelante sumarían el 71 por ciento de los votos. Y esto significa que hay un 29 por ciento que quedaría en lo que llamamos las terceras fuerzas. Ahora bien, toda la experiencia demuestra que tras esas PASO empieza a pesar el llamado voto útil que acecha a ese 29 por ciento que quedó votando a fuerzas que no aparecen con las mayores chances. La pregunta es cuánto de eso se polarizará y, en segunda instancia, a favor de quién. Es cierto que hay colegas que dicen que hoy en día, de la alianza Massa-De la Sota ya se fueron los votantes que podrían estar atraídos por Macri y de allí deducen que los que se quedaron son más proclives a irse hacia el lado de Scioli. No lo veo así. Es cierto que Massa ha perdido unos siete puntos en los últimos meses, pero nosotros en Aresco percibimos que se fueron la mitad a Macri y la mitad a Scioli. De manera que, en principio, podría seguirse ese criterio: que los que se vayan irán en un 50 por ciento a Macri y un 50 por ciento a Scioli. La cuestión es que si del total del 29 por ciento de los que votaron a terceros partidos se polariza un 12 por ciento, ahí ya Scioli alcanzaría los seis puntos que necesita para ganar sin ballottage.”
Sin embargo, Aurelio incluso evalúa la posibilidad de que en la polarización vaya una proporción mayor a Macri que a Scioli. “Por las experiencias anteriores, la tendencia a la polarización es fuerte. La lógica me indica que puede afectar a la mitad de los votantes de las terceras fuerzas. Si, por ejemplo, se suman al FpV y a Cambiemos el 15 por ciento de los votos, pero en una proporción de 60 por ciento para Macri y 40 por ciento para Scioli, también el gobernador bonaerense ganaría sin necesitad de segunda vuelta, porque se quedaría con seis puntos de los 15 y eso le resultaría suficiente. Sería Scioli 45, Macri 41.”
“Por supuesto que habrá que ver cómo están los humores en el momento de votar –redondea Aurelio–. Estamos hablando de una encuesta realizada cuando falta más de un mes para las PASO y cuatro meses antes de la primera vuelta. Aunque hay que decir que los valores se mantuvieron bastante estables últimamente. En nuestra encuesta preguntamos por el voto en el ballottage, donde también se impone Scioli.”
En el trabajo de Aresco se preguntó por la alternativa de cambio o continuidad. En los últimos meses, la campaña de Macri se asentaba en que la mayoría quiere un cambio, su alianza se llama Cambiemos. Sin embargo, en los últimos tiempos el discurso del jefe de Gobierno porteño se transformó: ya no habla de cambio de modelo, sino de que se necesita un cambio cultural. Todo indica que el giro proviene de datos similares a los que registra la encuesta de Aresco: el 41 por ciento quiere un presidente que represente un cambio de modelo, mientras que un 17 por ciento quiere un presidente que represente una continuidad sin cambios y un 33 por ciento aspira a un presidente que represente una continuidad con cambios. Los que hablan de continuidad suman más de la mitad de los ciudadanos.
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