Martín Lousteau empezó la campaña hacia el ballottage con los tapones de punta. Luego de denunciar “presiones” de sectores empresariales para que se baje de la segunda vuelta, el candidato de ECO cuestionó al PRO por una serie de irregularidades –“tretas” las llamó– para inducir al voto en blanco. Señaló que la nueva configuración de la pantalla en las máquinas de votación agranda el voto en blanco. La discusión se trasladó a los apoderados de los partidos en sede judicial. El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) –hace años muy cercano al macrismo– no aprobó ni la opción de ECO ni la del PRO, sino una tercera en la que, de todas formas, el voto en blanco aparece más grande. En tanto, desde el PRO salieron a contraatacar a dúo Mauricio Macri y Gabriela Michetti, quienes acusaron a Lousteau de “no querer trabajar en equipo” y lo tildaron de “solitario”. El ex ministro de Economía lo consideró una “falta de respeto”.

Lo primero que tuvo que hacer Lousteau es evitar que su propio espacio boicoteara sus posibilidades para el ballottage. Elisa Carrió dio por perdida la segunda vuelta y sugirió dar un paso al costado. Ayer se sumó a esas presiones el radical Oscar Aguad, quien salió a plantear que “hay que repensar la estrategia de acá a octubre. Los actores de la interna de la segunda vuelta deben pensar en la Argentina más que en unas elecciones en la Ciudad de Buenos Aires”. “La prioridad es Cambiemos y el que ponga en riesgo esto pone en riesgo el cambio que queremos en el país. Hay que analizar si la segunda vuelta afecta nuestro espacio y, si lo afecta, hay que recalcular, como dice el GPS”, sostuvo Aguad. “¿Qué pide Aguad? ¿Que no se cumpla la ley? Se les nota mucho, muchachos”, lo cruzó el radical devenido massista Nito Artaza. “Los que le piden a Lousteau que se baje no le pedían a Filmus que se baje con 22 puntos de diferencia”, cuestionó Artaza. Por su parte, Mario Barletta siguió la línea del titular de la UCR Ernesto Sanz: “Seguro que si gana Lousteau, la UCR se va a favorecer, y por lo tanto Sanz”, dijo.

El candidato blanco. Ayer Lousteau se cruzó con el PRO por el voto en blanco –que matemáticamente favorece al que va ganando, en este caso, Horacio Rodríguez Larreta– a raíz de los cambios que se hicieron en la pantalla que verá el votante en el ballottage. En una audiencia ante el TSJ porteño, el apoderado de ECO, Mariano Genovesi, discutió con el del PRO, Claudio Romero, quien proponía una opción de pantalla en la que el voto en blanco apareciera en el medio de los dos candidatos y del mismo tamaño que los postulantes. Genovesi remarcó que el PRO no tuvo objeciones con la pantalla de la primera vuelta y que debía mantenerse ese esquema (ver imágenes). Sin embargo, los jueces del TSJ Luis Lozano, Ana Conde e Inés Weinberg de Roca (una jueza nombrada por Macri) dispusieron que se utilice otra pantalla, donde el voto en blanco aparece en una franja en blanco, más grande que en la primera vuelta. Los magistrados Alicia Ruiz y José Osvaldo Casás votaron en disidencia. Casás renunció a la presidencia del TSJ cuando se habilitó el voto electrónico sin intervención de la Legislatura. Lousteau afirmó: “Pide el PRO que esté la cara de Rodríguez Larreta, mi cara y, del mismo tamaño, como una boleta blanca para votar en blanco. A nosotros nos parece que eso es inducir al voto en blanco”. “Andar haciendo tretas por abajo para tratar de inducir al ciudadano, siguiendo con la publicidad oficial, con los ataques en las redes, no es para nada constructivo. Lo digo con dolor”, remarcó Lousteau, quien está evaluando imponer un recurso extraordinario ante la Corte Suprema.

Desde el macrismo, le contestó el ministro de Justicia, Guillermo Montenegro, quien dijo: “Plantear que el PRO está haciendo una maniobra por el voto en blanco es poco serio”. El funcionario macrista se ocupó de señalar que la segunda vuelta “costará unos 65 millones de pesos. Lousteau falta a la verdad”. No se pusieron de acuerdo: para el candidato a vicejefe, Diego Santilli, costará 57 millones.

Dos equipos. No sólo Montenegro salió a presionar a Lousteau para que se baje del ballottage. También se sumó nada menos que la fórmula presidencial Macri-Michetti. Macri lo acusó de no saber “trabajar en equipo” y de ponerse por “delante de cualquier construcción”. “El nunca se quiere definir por el candidato a presidente a quien vota. Siempre está solitario. Es difícil. Es un muchacho que se las trae y siempre está como demasiado independiente. No es fácil relacionarse o hacer acuerdos con Martín”, afirmó Michetti. Como parte de la estrategia PRO, mientras los dirigentes nacionales lo atacaban, Larreta se mantuvo al margen.

“Me llama la atención lo de Gabriela, por la relación que tengo con ella, el afecto y la afinidad; ella sabe cómo son las cosas. Es una falta de respeto”, les retrucó Lousteau, quien sostuvo que el PRO tiene una “doble faz”. “Hay una cara en los medios más amable –advirtió Lousteau–, mientras que hay un montón de otras cosas que ocurren por debajo.” “Siento que es una falta de respeto no hacia mí, sino hacia una construcción colectiva y un equipo muy grande: ECO nació hace muy poco, se transformó en la segunda fuerza en la ciudad, tiene cinco partidos adentro, 12 mil voluntarios y equipos técnicos”, consideró.

El candidato a jefe de Gobierno de ECO volvió a insistir sobre la necesidad de un debate con Larreta, algo que el candidato del PRO ya desestimó: “No entiendo el temor a discutir, si nos va a mejorar a todos si lo hacemos con altura y sin agresiones”, planteó Martín Lousteau. Lo acompañó Ernesto Sanz: “No es un instrumento táctico de los partidos sino un derecho de los ciudadanos”.