EL PAíS › ESPECIALISTAS ANALIZAN LA ACTITUD DE CLARIN POR EL ALLANAMIENTO A VICTOR HUGO MORALES
En diálogo con Página/12, Peñafort y Quevedo coincidieron en que existe una cuestión personal contra el periodista y que no se busca sólo garantizar el cobro de la demanda.
El ingreso de oficiales de Justicia y de un abogado del Grupo Clarín a la casa de Víctor Hugo Morales con el objetivo de realizar un embargo preventivo, marcó una línea que el multimedio terminó de cruzar y que se le volvió como un bumerán contra sus propios intereses. Esa es una de las reflexiones a las que llegaron los especialistas en medios de comunicación Graciana Peñafort y Luis Alberto Quevedo, consultados por Página/12. La causa judicial, que lleva 15 años, se inició por haber transmitido un fragmento de un partido de fútbol en el programa que Víctor Hugo conducía en la TV pública y cuyos derechos pertenecían a Cablevisión. “No es posible negar el efecto simbólico de la acción que impulsó Clarín, pero creo que le salió mal, que se le dio vuelta”, consideró Peñafort. Para el sociólogo y director del área de Comunicación y Cultura de Flacso, la “invisibilización” del tema en las páginas del diario da cuenta de que “se equivocaron en algo”: “En la web, Clarín publicó su versión de los hechos, el comunicado de Cablevisión y al otro día sacó el tema de agenda, no quiso seguirlo. Se dieron cuenta de que no tienen espacio para legitimar una acción de este tipo”, afirmó.
Ambos especialistas coincidieron en que el embargo preventivo de los bienes de Morales, solicitado por Clarín por la transmisión en 2001 de un fragmento de la final de la Copa Intercontinental, tuvo una meta diferente a la de resguardar posibles medios de pago, en caso de que la Justicia confirme la sentencia contra el periodista. Para Peñafort, la medida estuvo orientada “a hostigar y amedrentar a Víctor Hugo, a ser ejemplificadora para otros periodistas que, en el uso de su libertad de expresión, se animen a pararse en contra del multimedios o alguno de sus directivos”. Morales acudió en queja a la Corte Suprema, luego de que la Cámara Federal lo condenara a pagar más de 800 mil pesos a Cablevisión. “Existen muchas vías para asegurar el cobro de un dinero previas al ingreso con la fuerza pública a la casa de alguien a embargarle los bienes. Se puede embargar un automóvil, un inmueble, parte del sueldo. Aquí hubo una intención de humillar”, entendió la abogada, quien remató: “Se la tienen jurada, no le perdonan que hable mal”.
En esa línea también opinó Quevedo, para quien la disputa entre el multimedios y Morales “no se inscribe en la confrontación fuerte entre Clarín y el Gobierno”, que empezó con la aprobación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. “Aquí tenemos al grupo periodístico más grande y poderoso de la Argentina persiguiendo explícitamente a un periodista. Esto debería tener otra decodificación”. Al respecto, el sociólogo recordó que el periodista “es opositor a Clarín mucho antes de la llegada del kirchnerismo” por lo que el multimedios “no le perdona la prédica incansable en su contra desde hace 15 años”. En este punto, Peñafort advirtió sobre la utilización de demandas económicas contra periodistas y comunicadores. “El hecho de ser periodista no te da el derecho a no pagar deudas, pero hay que tener mucho cuidado cuando esto deriva de conductas que llevaste a cabo en el ejercicio de tu profesión, porque perseguir judicialmente a alguien también es una forma de censurarlo”.
La presencia de Damián Cassino, uno de los abogados del conglomerado comunicacional, durante la ejecución del embargo preventivo, fue otro de los elementos que los especialistas destacaron en el análisis de la cuestión: ambos apuntaron que el hecho de que el “único abogado públicamente reconocible” de Clarín haya sido quien “se escabulló entre los oficiales judiciales” en el living de Morales no es casual. “No podemos negar el efecto simbólico de esta cuestión. Esto también estuvo pensado para decir ‘ves que podemos entrar a tu casa si queremos’”, aportó Peñafort, una idea que Quevedo compartió: “A través de Cassino, Clarín realizó una toma de posesión simbólica de la casa de Víctor Hugo”.
La evaluación de las repercusiones de la medida tampoco no resulta positiva. Quevedo no dudó de la magra cosecha que la empresa mediática logró con el embargo preventivo a nivel de “aceptación social” y basó su análisis en la invisibilización que el diario del propio conglomerado realizó al día siguiente.
Peñafort está convencida de que “se le dio vuelta la jugada” al multimedios. “Muchos colegas de Víctor Hugo que opinan contrariamente a él repudiaron lo que hizo Clarín. Y la ola de solidaridad que recibió demuestra que la sociedad está harta de atropellos, aunque se hagan a través de la Justicia. Clarín no midió las consecuencias de la demostración de poder que llevó a cabo, que en este caso han sido muy disvaliosas. Porque a nadie le gusta que un grupo económico tenga tanto poder como para someter a la humillación pública a una persona como lo hizo con Víctor Hugo”, explicó.
Sobre los y las periodistas, el sociólogo planteó una salvedad: “Esa especie de aval que periodistas de medios opositores le dan a Clarín frente a esta situación refleja el deterioro de la profesión”. Para Quevedo, los trabajadores de la prensa opositora “deberían distinguir la pelea entre el gobierno nacional y Clarín de un ataque personal a un colega”. “Me llama la atención que los colegas de Víctor Hugo no hayan sido más enfáticos en rechazar esto, más allá del comunicado de Fopea, que planteó el rechazo, pero también deslizó que el grupo judicialmente tiene la razón”, concluyó.
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