EL PAíS › OPINIóN
› Por Chino Beltrán Besada *
El lunes 27 pasado, con los jirones frescos del recuerdo de un nuevo aniversario del fallecimiento de Evita, se realizó al mediodía un nuevo acto de campaña del Frente para la Victoria de cara a las PASO del 9 de agosto. Se desarrolló en la fábrica IMPA, una de las primeras empresas recuperadas en pleno proceso de desalarización.
Frente a cientos de delegados de empresas recuperadas, de cooperativas de trabajo, de trabajadores de la agricultura familiar, de movimientos sociales y militantes políticos del peronismo popular, el gobernador Daniel Scioli y candidato a presidente por el Frente para la Victoria se comprometió con la creación del Ministerio de la Economía Popular, en el caso de ganar las elecciones de octubre.
Emilio Pérsico, único orador que precedió en la palabra al candidato presidencial, viene haciendo hincapié en la necesidad de traducir en derechos las condiciones en las que se encuentra trabajando este sector de la economía política popular y para ello se requiere del Estado nacional en la implementación de nuevas políticas públicas que se apropien de circuitos de captación del excedente, como puede ser el tesoro público, el espacio público, las quiebras públicas y los deshechos públicos.
Entre otras herramientas organizativas de este sector de la economía política popular, la CTEP (Central de Trabajadores de la Economía Popular) viene formándose en estos debates. Luis Cáceres, un luchador de los noventa, integrante entonces de los MTD, es actual secretario general del Sindicato de Ladrilleros al cual se abocó a normalizar. Experiencias como éstas muestran la existencia de un largo recorrido en las luchas por la recuperación del trabajo y niveles de organización para apropiarse de las conquistas.
El gobierno de Néstor y los gobiernos de Cristina tuvieron y tienen la audacia de haber planteado la recuperación del trabajo confrontando con dureza con los grupos económicos en la puja de un modelo inclusivo y redistributivo. Y han generado las condiciones para el planteo de nuevas instituciones como este nuevo Ministerio de la Economía Popular. Sin sus acciones de gobierno propuestas como éstas serían sólo del orden del deseo.
Ganando la batalla por la continuidad en octubre, la que le sigue es batallar por la consolidación y profundización de este proyecto. Para que no haya ni un solo pobre más en la Argentina. Para ello, el activo organizado del kirchnerismo pareciera ir buscando sus lugares de acción y lo hace reagrupándose en dos espacios. Uno guiado por la consigna “el candidato es el proyecto”, que logró hegemonizar las listas legislativas nacionales, eligiendo como su campo de acción el poder legislativo; el otro, enarbola la consigna de “tierra, techo y trabajo”, y pretende conquistar con su acción política lugares en el campo del poder ejecutivo. Ambas representan tradiciones de militancia organizada, pero tienen diferentes consignas. Habrá que ver cuál es el correlato de este consignismo luego en la acción concreta. Pero lo más rico para este proceso histórico no son sus diferencias, sino las similitudes que ambos nucleamientos tienen. La primera es que priorizan la política como herramienta de transformación de la realidad; la segunda, creen en la práctica política organizada, y la tercera, y sustancial, le asignan al Estado un lugar central para dinamizar la democratización del bienestar.
* Director de la revista La Negra del Sur.
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