Pluma de la Matria
› Por Marina Yuszczuk
AL RESCATE DE EDUARDA MANSILLA, ESCRITORA ÁCIDA E IRREVERENTE PARA SU ÉPOCA, HASTA AHORA INVISIBLE PARA EL CANON NACIONAL
Femicidio en cámara lenta
› Por Lorena Panzerini
Vanesa Celma murió en noviembre de 2010, después de cuatro meses de agonía tras las quemaduras que sufrió cuando discutía con su pareja, Omar Díaz. El nunca fue indagado por la jueza Mónica Lamperti, que caratuló la causa como “incendio”. La policía perdió las pruebas y recién cinco años después la magistrada procesó a tres efectivos. El mes pasado se archivó el expediente respecto de Díaz, que ejercía violencia permanente sobre la víctima. La familia de Vanesa no se rinde: el fiscal apeló la resolución y APDH se presentó como querellante.
Ni Una Menos con licencia psiquiátrica por violencia
Tiempo de descuento
› Por Guadalupe Treibel
En Estados Unidos, distintos negocios –disquerías, tiendas de diseño y bares– han decidido cobrar menos a las mujeres, en señal de protesta ante la disparidad salarial y la discriminación de género.
Prejuicios y caretas
Espíritu adolescente
› Por Alejandra Varela
En Futuro, de Mariano Tenconi Blanco, un ambiente neoyorquino cobra materialidad a partir de la actuación y la proclama deja un hueco para pensar el arte como política.
Luz enriquecida
› Por Natalia Laube
Iluminaciones recoge imágenes tomadas por mujeres privadas de su libertad en el marco de un taller de fotografía estenopeica en la cárcel de Ezeiza.
Cuentos en frasco chico
› Por Dolores Curia
Secuencias de sueños, apariciones, espectros, ciclos vitales concatenados, muerte, resurrección y desorden natural son algunas de las obsesiones de Temporada de fantasmas.
La música como golosina
› Por Flor Monfort
Desde que irrumpió en la web su original versión del Pollito Pio, el grupo Pim Pau acumula seguidores y propuestas para lxs niñxs desde el movimiento, la acción y las palabras.
Las manos de la yerba
› Por Irupé Tentorio
En Misiones, donde la tierra hierve de color rojo, ellas están con machete en mano deshojando la planta que da origen a un producto de consumo diario, naturalizado en las góndolas y almacenes, pero que lleva un enorme esfuerzo que se carga en las espaldas de estas mujeres. Son las tareferas las que empiezan la cadena de producción de la yerba, y sus condiciones laborales distan mucho del ideal: jornadas extenuantes, falta de higiene y recursos, salarios bajísimos. La organización venció al miedo y poco a poco se fueron nucleando, teniendo logros y poniéndole voz, además del cuerpo, a un oficio invisible.
La formación en género de la Policía Federal Argentina
› Por Silvia Collarino y Paula Villarreal
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