EL PAíS
El aumento de la canasta básica creó otros 231.000 indigentes en octubre
El incremento del 2,1 por ciento en la canasta básica de productos empujó a la indigencia a 231 mil personas, 80 mil de los cuales son niños menores de 15 años. Cómo golpean los aumentos al quintil más vulnerable. El paraguas.
› Por Sergio Moreno
Una vez más, la indigencia ha aumentado en la Argentina. Dicho incremento es consecuencia directa de la suba del 2,1 por ciento en el valor de la canasta de insumos básicos, suministrada el pasado 5 de noviembre por el Indec. El impacto de esta suba sobre las capas más desprotegidas de la sociedad argentina implica que este mes hay 231.000 nuevos indigentes. Los datos, cruda muestra de la situación económico-social por la que atraviesa el país, surgen de un trabajo realizado por la consultora Equis. Su titular, el sociólogo Artemio López, sostuvo que “dada la situación de inequidad que este tipo de aumento derrama sobre el quintil más vulnerable de la población, el Estado debería controlar la evolución de los precios de la canasta básica de alimentos, regularla con otra lógica que no sea la del mercado, haciendo de esto un ejemplo análogo a lo que intenta hacerse con la tarifa social”.
El estudio de Equis recuerda el informe divulgado por el Indec el miércoles pasado. En él se expone que la canasta básica alimentaria utilizada para valorizar la línea de indigencia para un adulto varón de 30 a 59 años que habita la región metropolitana (Capital y Gran Buenos Aires) se ubicó el pasado mes de septiembre en $ 101,9 y en octubre ascendió a $ 104,1, un 2,1 por ciento por sobre el valor del mes anterior.
Equis sostiene que “este aumento de $ 2,2 en el costo de la canasta de un adulto es muy importante y equivale a $ 11 mensuales para el conjunto del hogar, monto que en términos comparativos equivale a restar un día de ingresos al hogar indigente”.
Este aumento abortó un proceso que se venía dando, siguiendo los guarismos de meses anteriores. Por ejemplo, el estudio de la consultora citada menciona que la evolución de precios fue inferior este mes que en abril pasado en un 4,5 por ciento. Estos fueron los valores de referencia que tomó el Indec para realizar la última estimación oficial conocida, la cual mostró que en mayo de 2003 era indigente el 26,3 por ciento de la población. Estas estimaciones indican que el descenso en el nivel del gasto supone una baja en la indigencia por el denominado “efecto canasta” de 1,4 por ciento a nivel nacional, esperándose que dicha baja se traslade al índice de indigencia.
“Sin embargo –sostiene el trabajo de Equis–, este descenso fue alterado con el aumento del 2,1 por ciento de octubre en el valor de la canasta y supone una nueva caída bajo el umbral de la indigencia de 231.000 personas en el último mes, de los cuales 80.000 son niños menores de 15 años.”
La consultora estima que, para noviembre de este año, “el índice de indigencia nacional será del 25,5 por ciento”.
Paraguas se necesita
El titular de Equis, Artemio López, reflexionó ante este diario que los guarismos desarrollados hasta aquí “muestran claramente que el deterioro inflacionario es particularmente intenso sobre el primer quintil poblacional, por eso es central la estabilidad de precios para la canasta de este sector. Cada corrimiento, por pequeño que sea, produce estas catástrofes dado los bajos ingresos de estos hogares”.
El sociólogo resaltó la importancia de generar una política activa sobre la canasta básica de alimentos, cuyos valores “no pueden dispararse y destruir el poder adquisitivo de la gente de más bajos recursos”. “Este sector poblacional debe estar bajo un paraguas protector del Estado en lo referente a los precios de la canasta, no en manos del mercado, porque cada distorsión reproduce y amplifica las asimetrías tornándolas aún más inequitativas”, sostiene López para quien la previsibilidad de estas fluctuaciones debe imponer al Gobierno una acción firme para el sector.
López consideró que “acá no puede funcionar el piloto automático; como es asimétrico el impacto de la suba de precios en las distintas clases sociales, deben ser asimétricas las fijaciones de precios de la canasta básica”.
Según el consultor, “esta es la política que quiere desarrollar el presidente Néstor Kirchner. No sé si desde el Ministerio de Economía se acuerda con esta posibilidad; creo que no”.