Vie 07.11.2003

EL PAíS  › BENDINI NIEGA QUE LAS FF.AA. SE OCUPEN DE SEGURIDAD

Militares sí, policías no

El jefe del Ejército, Roberto Bendini, aseguró que “nunca se ha hablado de una misión de seguridad para las Fuerzas Armadas”. No quiere hablar de las críticas a su ascenso en el Senado.

› Por Nora Veiras

“Desde el 28 de mayo en que me designaron hasta ahora nunca se ha hablado de una misión de seguridad para las Fuerzas Armadas.” El general Roberto Bendini contesta a regañadientes a los periodistas en medio de un ejercicio militar en Azul. El lapso señalado no es azaroso: se inicia con la presidencia de Néstor Kirchner y la explicación refuta los intentos de los sectores más reaccionarios para barrer con la frontera entre defensa y seguridad. “Las leyes son claras”, insiste Bendini y aclara que “es el Congreso el que fija las normas, nosotros nos limitamos a cumplirlas”. A su lado, el secretario de Asuntos Militares, Julián Domínguez, escuchaba atento en su despedida, de hecho, del cargo que dejará el lunes para asumir en diciembre como legislador bonaerense.
En el campo de la marina lindero al Arsenal Naval Azopardo de Azul, el Ejército organizó un ejercicio de adiestramiento que durante diez días insume un presupuesto de 150 mil pesos. Ante la ausencia del ministro de Defensa, José Pampuro –“está indispuesto”, dijo el viceministro–, Bendini no tuvo atajos para eludir a la prensa. En lo alto del Cerro Bonete, el zumbido de los proyectiles de 45 kilos de trotyl atravesaba el aire y los Mirage sobrevolaban el virtual campo de combate, mientras el jefe del Ejército se limitaba a apretar la boca cuando se le preguntaba sobre sus dichos en la Escuela de Guerra y las críticas a su ascenso del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) en la Comisión de Acuerdos del Senado.
“Veremos qué pasa”, repitió el general cuestionado por haber dicho, supuestamente, que un “grupo de israelíes” tendrían como objetivo “adueñarse de la Patagonia” y haber descalificado los juicios reabiertos por la represión ilegal. Entre sus hombres, respiran aliviados con el respaldo otorgado anteayer por la Comisión de Acuerdos del Senado que preside el justicialista entrerriano Jorge Busti. Creen que superado ese escollo, la Cámara alta dará vía libre al ascenso a teniente general del hombre que designó Kirchner tras descabezar a la plana mayor de la fuerza. Para algunos, el costo político que implicaría relevarlo es paradójicamente la fortaleza del general.
Jugando con el bastón de mando, Bendini contesta mientras mira el desplazamiento de tanques, y un mozo, tan atento como rechoncho, hace equilibrio entre las piedras para repartir sandwichitos. “La política militar la fija el Ministerio de Defensa, yo me tengo que ocupar de los temas presupuestarios y de la instrucción”, dice y repite que la revisión de la actuación de los uniformados durante la dictadura “es un tema que tiene que resolver la Justicia”. El titular del Ejército señala que desde que se les inició un juicio militar a los represores Ramón Genaro Díaz Bessone y a Reynaldo Benito Bignone por sus dichos ante la televisión francesa, los retirados no volvieron a hablar.
Sobre el presupuesto, Bendini explica que a pesar del aumento de 126 a 180 millones de pesos prometidos para el año próximo “estamos por debajo de la línea de subsistencia. Haciendo una utilización racional, ajustándonos el cinturón, vamos a poder cumplir con los gastos de funcionamiento y de adiestramiento”. El general comenta que hay un proyecto para incrementar en 50 millones de pesos los recursos de cada fuerza con el fin de destinarlos a equipamiento. “Nosotros pensamos comprar ambulancias y recuperar el parque automotor que es de la década del 70”, señala. Los TAM (Tanque Argentino Mediano) desplegados en el campo de Azul son de esa época. Los únicos modernos son los Hummer que integran el Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada 1 con asiento en Arana, cerca de La Plata. Los treinta y cuatro vehículos son del 2001 y fueron comprados para participar en el escuadrón multinacional de despliegue rápido en Misiones de Paz. Pero como caducó el convenio que había firmado el país, los tanques no salieron más al exterior. Pampuro está decidido a seguir en el cargo. No sólo por orden de su amigo el ex presidente Eduardo Duhalde sino porque después de haber piloteado el recambio de la cúpula castrense dispuesta por Kirchner –que él no compartía– logró asentarse. El recambio de Domínguez en la Secretaría de Asuntos Militares es un frente abierto que todavía no tiene solución. Un sector, cercano al kirchnerismo, promueve al ex subsecretario de Seguridad bonaerense Marcelo Saín –el primero en hacer pública la connivencia entre políticos y policía corrupta–. A Pampuro no le agrada esa alternativa. Otros aseguran que el saliente vicegobernador de Tierra del Fuego, Daniel Gallo, otro kirchnerista, también está en carrera. Y algunos mencionan al general retirado Aníbal Laiño, cercano a Martín Balza, entre los candidatos. Domínguez se limita a decir que su trabajo terminará el lunes cuando le entregue al ministro el documento final de la comisión que trabajó sobre “El rol de las Fuerzas Armadas en la agenda democrática”. El protegido de Carlos Ruckauf y de Duhalde evita la polémica y asegura que “la modificación de las leyes de Defensa y de Seguridad Interior (que impiden la participación militar en cuestiones internas) no está en discusión y ése fue el consenso básico del trabajo”.

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