EL PAíS › EL JUEZ BONADIO Y SU RELACION CON EL EX POLICIA JORGE “FINO” PALACIOS
Un informe de la cárcel de Marcos Paz revela que el magistrado visitaba al policía socialmente, aunque lo tenía procesado en una de las causas AMIA.
› Por Raúl Kollmann
Antes y durante la primera audiencia del juicio por el desvío de la causa AMIA, los fiscales, el Estado argentino y las querellas hablaron sobre las increíbles maniobras que llevaron a que el juicio se haga quince años después de la denuncia original. Este diario relató la guerra entre espías y policías y la denuncia que presentó el ex hombre fuerte de la SIDE Horacio “Jaime” Stiuso, quien reveló que el juez Claudio Bonadio no sólo tuvo la causa por las irregularidades durante cinco años sin avanzar, por lo que fue desplazado de ese expediente, sino que armó una causa paralela y además fue a visitar a su amigo, el comisario Jorge “Fino” Palacios, a la cárcel de Marcos Paz. En el momento de la visita, Bonadio tenía a Palacios como imputado en ese expediente paralelo. El informe del penal muestra que Bonadio estuvo visitando a Palacios el 2 de diciembre de 2009 a las 15.50 y la Cámara le quitó la causa, con durísimas críticas, en mayo de 2010.
La visita del juez llama la atención. El informe del jefe de turno, Miguel Saucedo, se refiere a dos detenidos conocidos, ambos presos por la misma causa: las escuchas telefónicas ilegales al familiar de una víctima de la AMIA, Sergio Burstein, a empresarios como Carlos Avila, a quien espiaban por negocios del fútbol; a abogados, esposas infieles y, llamativamente, al cuñado de Mauricio Macri, Daniel Leonardo, casado con la hermana del candidato presidencial, la fallecida Sandra Macri. El primer detenido que figura en el informe es el espía Ciro James, un hombre vinculado a Palacios, aunque éste lo negó: entre ellos hubo 200 llamadas en tres meses. La actividad de James en la cárcel aquel 2 de diciembre de 2009 fue escasa: estuvo en el patio desde las 9 hasta las 17.30 y sólo interrumpió su presencia en el patio para hablar por teléfono dos veces y para almorzar a las 14.30.
Más intenso fue lo de Palacios que estuvo en el SUM (sic), Salón de Usos Múltiples, desde la mañana hasta las 18, pero en el ínterin habló por teléfono y recibió la visita del abogado Chevallier Boutell al mediodía. Palacios es defendido por Diego Richards, integrante de uno de los estudios más poderosos de la Argentina. Ya por la tarde, a las 15.50 llegó el juez federal Claudio Bonadio, quien –de acuerdo al informe– se quedó durante una hora. La visita de un amigo no tendría nada de llamativo, salvo que el magistrado estaba instruyendo una causa en la que Palacios estaba siendo investigado. La historia resumida es la siguiente:
- A raíz de las maniobras y desviaciones en la causa AMIA se concretó una denuncia en el año 2000. El punto de partida fue la declaración de Claudio Lifschitz, secretario del juez Juan José Galeano, quien contó cómo se desvió la investigación del atentado.
- El primer juez fue Bonadio. El magistrado tuvo el expediente a su cargo entre 2000 y 2005. La Cámara Federal lo desplazó por falta de investigación y, además, porque escondió que fue funcionario y allegado de Carlos Corach, una de las personas a las que debía investigar.
- Lo asombroso es que en agosto de 2005 se armó una causa paralela a las investigaciones. En una serie de allanamientos que debía concretar Palacios hubo graves irregularidades, entre ellas supuestamente un par de llamadas a los que iban a ser allanados. El fiscal Alberto Nisman denunció que se falsificó la firma de un oficial que participó de los allanamientos, Carlos Alberto Salomone. Bonadio, en lugar de sumar la denuncia a la causa por las maniobras en el caso AMIA, mantuvo el expediente por separado. Como es obvio, uno de los investigados era Palacios, quien estaba a cargo de los allanamientos.
La Cámara Federal también desplazó a Bonadio de esta causa e incorporó el expediente paralelo al principal. Luego, otro juez federal, Ariel Lijo, anuló todo lo hecho por Bonadio. Eso ocurrió en mayo de 2010. Antes, cuando Bonadio supuestamente estaba investigando a Palacios, en diciembre de 2009, lo visitó en la cárcel, como lo atestigua el informe del jefe de turno del penal.
En noviembre de 2014, cuando estaba a punto de ser desplazado de la Secretaría de Inteligencia, Stiuso se presentó de forma personal, con su propio abogado, y denunció a Bonadio por prevaricato (es cuando un juez dicta una resolución que sabe injusta), abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público y, lo más grave, encubrimiento. La jugada tiene algo de extraño porque no se entiende por qué Stiuso no se movió institucionalmente, como integrante de la SI. A simple vista parece parte de la guerra entre espías y policías y, en paralelo, a jueces que responden a unos y otros.
La denuncia de Stiuso fue sorteada y recayó en el juzgado federal de Sebastián Casanello quien la remitió a Lijo, porque es quien investiga las irregularidades de AMIA. Habrá que ver cómo evoluciona esa parte del expediente. Llaman la atención varias movidas de Bonadio:
- Tuvo la causa por irregularidades entre 2000 y 2005 sin moverla.
- Armó el expediente paralelo, según afirma Stiuso, para conseguir información que le servía a Palacios. Bonadio ordenó numerosas medidas que no tenían nada que ver con al falsificación de las firmas.
- En ambos casos fue desplazado por la Cámara Federal y se lo envió al Tribunal de Disciplina del Consejo de la Magistratura. Allí fue salvado, entre otros, con los votos del oficialismo.
- En 2007 dictó el sobreseimiento de Palacios en la causa por las muertes del 19 y 20 de diciembre de 2001.
- En la causa paralela tampoco le achacó la responsabilidad por las firmas falsas a Palacios. Se la adjudicó a otro jefe policial, Carlos Alberto Castañeda, a quien procesó.
- La Cámara Federal anuló el procesamiento de Castañeda y luego Lijo anuló todo lo que hizo Bonadio por “falta de imparcialidad”.
En todos estos pasos sobrevoló el favoritismo del juez para con el policía. Y la visita al penal, aquel jueves 2 de diciembre de 2009, sin abogado defensor presente, también marca la falta de imparcialidad que señaló el juez Lijo. El encubrimiento del encubrimiento, es decir las increíbles demoras en el expediente por el desvío de AMIA, y estas maniobras supuestamente destinadas a favorecer a Palacios, parecen ser una investigación pendiente.
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