EL PAíS › EN CóRDOBA, DE LA SOTA ARRASó EN LA INTERNA DE UNA, PERO MASSA SE IMPUSO EN EL TOTAL DEL PAíS
El 85 por ciento de los votos que sacó el gobernador en su provincia no le alcanzó para evitar que Massa lo superara con comodidad en el nivel nacional. La pregunta es adónde irán a parar en octubre los votos de De la Sota. Un discurso que sonó a despedida.
› Por Marta Platía
Desde Córdoba
El gobernador José Manuel de la Sota salió primero en las PASO de la provincia, pero eso no le alcanzó para ganarle la interna a Sergio Massa, su aliado en Unidos por una Nueva Argentina (UNA). A sólo diez minutos de la medianoche, un De la Sota cabizbajo admitió su derrota ante Massa, agradeció una y otra vez a su compañera de fórmula, Claudia Rucci, a su familia y a sus equipos técnicos. La lista de agradecimientos –en la que pareció no olvidarse de nadie– sonó a despedida no sólo de sus aspiraciones a la Casa Rosada sino también de su actual función como mandatario provincial. Enfundado en un elegante saco matelaseado, el candidato intentó fortalecer su tono cuando dijo: “Quiero felicitar a Sergio (Massa), compañero y amigo, quien hoy ganó esta interna. Que sepan Sergio y Malena que cuentan con nosotros”.
Su discurso en televisión duró lo que un suspiro: apenas siete minutos, ya que la pantalla se dividió y Massa comenzó el suyo como triunfador de ese espacio, con lo cual De la Sota salió de cuadro. Más gráfico, imposible.
A la salida del bunker, los periodistas le preguntaron qué haría en su casa a partir del 10 de diciembre y hasta si había llorado, ya que tenía los párpados visiblemente hinchados. De la Sota salió del paso diciendo que “donde esté seguiré haciendo política”. Y negó haber llorado. “Eso lo hago sólo cuando se trata de algo familiar, nunca por este tipo de cosas. Yo he ganado muchas veces”, zanjó e insistió: “¿Y quién le dice a usted que mañana nos levantemos y los resultados hayan cambiado?”.
Escrutado el 73 por ciento de las mesas, a las 2.30 de la mañana, el actual gobernador obtenía poco más del 85 por ciento en la interna con Massa, que no llegaba al 15 por ciento: en conjunto, UNA alcanzaba casi el 38,8 por ciento de los votos sobre casi el 35,2 de Cambiemos (que en Córdoba adoptó la forma de una “Triple Alianza” con la UCR y lo que queda del Frente Cívico de Luis Juez). En tanto que el FpV quedó tercero en una provincia que siempre ha sido refractaria al kirchnerismo. La dupla oficialista a nivel nacional sacó aquí un 14,6 por ciento de los votos.
La pregunta era anoche adónde irían a parar los votos de De la Sota: “Sí, pueden ir a Massa –admitió Santiago Clavijo, un ex Frente Cívico que pasó al Frente para la Victoria–, pero hay que pensar que en octubre un voto peronista naturalmente iría a Scioli. Cuesta pensar que los votantes peronistas en octubre, ante la disyuntiva Macri-Scioli, le pusieran el voto a Macri. Hay que tener en cuenta que los electores se ubican según el escenario de cada elección”. Para Luis Juez, de la “Triple Alianza” Cambiemos, la situación sería a la inversa: “Yo creo que los votos de De la Sota acompañarán a Macri, porque lo de De la Sota acá es un voto opositor fundamentalmente”, interpretó.
Por su parte, Martín Fresneda, secretario de Derechos Humanos de la Nación y legislador electo de la Unicameral por el FpV, opinó que “si se da este mismo escenario en proporciones, nosotros ganaríamos en octubre en la primera vuelta. Yo creo que el peronismo no va a estar dispuesto a acompañar a un candidato neoliberal como Macri. Lo ha dicho el mismo José Manuel de la Sota en sus discursos. Me parece que en escenarios nacionales, las elecciones exceden las coyunturas y priman los principios”. Fresneda apuntó también que “el mayor conflicto que hemos tenido hasta ahora es que el gobernador, con sus ínfulas presidenciales, quería confrontar con la Presidenta. Eso ya no se dará. Pero tampoco puedo decir cómo será la relación (del futuro gobierno nacional) con (Juan) Schiaretti”.
Apenas conocidas las primeras tendencias, los delasotistas se atribuyeron la punta, aunque los macristas insistieron en que iban cabeza a cabeza. El intendente radical Ramón Mestre (h) anunció de inmediato en su cuenta de Twitter que Cambiemos había ganado “ampliamente” la capital cordobesa: un 6 por ciento más sobre los números obtenidos por el actual gobernador.
Por la mañana, apenas salió de votar en una escuela de Río Cuarto, la ciudad del sur provincial donde De la Sota vive desde hace años, en su afán presidencial hasta rompió la veda. Consultado por un cronista sobre qué les diría a los cordobeses, dejó de lado toda prudencia y soltó: “Sé que no lo puedo decir, pero les pediría el apoyo después de tantos años”. Un (insólito) pase de factura que dejó al descubierto que según él, los habitantes de esta provincia le deben algo por su desempeño como mandatario. Una deuda al menos curiosa, si se tiene en cuenta que su último período incluyó una asonada policial que dejó un muerto y la ciudad sumida en una desprotección que provocó saqueos, batallas campales entre vecinos, linchamientos y una rendición cuasi incondicional de su parte ante los insurrectos. Un acontecimiento-bisagra que dividió a la sociedad y lastimó de manera insondable la confianza entre vecinos. Eso, además de una decena de muertos por gatillo fácil por parte de una policía que pareció endurecerse desde esa noche terrible del 3 al 4 de diciembre de 2013.
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