EL PAíS › FERNáNDEZ LE LLEVABA SIETE PUNTOS DE DIFERENCIA A DOMíNGUEZ
El lento recuento del mayor distrito electoral creó tensión en la interna del FpV, con momentos en que los candidatos estaban empatados. Recién al pasar el veinte por ciento de las mesas comenzó a aparecer una diferencia.
› Por Julián Bruschtein
La interna del Frente para la Victoria (FpV) mantenía ayer a los dos candidatos, el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, en paridad. “Las mesas testigo nos dan entre un ocho y un diez por ciento arriba”, señalaban ayer bien entrada la noche en las filas de Fernández, a la espera de que se fueran cargando los datos oficiales del escrutinio. En Chacabuco, Domínguez y su equipo confiaban en sus propios datos y mantenían lo que venían sosteniendo en las últimas semanas acerca de estar “palo y palo. Estamos muy cerca y todo depende de la elección en La Matanza, que viene muy demorada en la carga de datos”. Al cierre de esta edición algo más del veinte por ciento de las mesas bonaerenses escrutadas, la fórmula de Fernández comenzaba a sacar una luz de diferencia.
“No vamos a hablar hasta que los números nos den alguna certeza como la que nos acercaron nuestros fiscales”, repetían como un mantra los allegados de los candidatos. De ambos lados eligieron la cautela frente a la lenta llegada de los datos oficiales, que no volcaban la balanza para ninguno de los dos lados. “Tenemos en las planillas que ganamos sesenta a cuarenta en la interna”, destacaban en el bunker que improvisaron los equipos de campaña de Fernández y Martín Sabbatella, titular de la Afsca y compañero de fórmula, que se citaron en el Hotel Panamericano para esperar el escrutinio y los resultados. Por el lado de Domínguez, sus colaboradores lo acompañaron hasta su territorio en Chacabuco donde se instalaron. Allí, con un poco más de movimiento y búsqueda de “datos reales”, los operadores de Domínguez y su vice Fernando Espinoza repetían hasta el cansancio y con los datos en la manos una “paridad. Estamos palo y palo. Quieren convencer con operaciones de prensa que perdimos”.
La primera interna con competencia del FpV bonaerense tuvo sus picos de tensión. Comenzó con casi una decena de precandidatos que se alistaron para intentar quedarse con la candidatura a la provincia, pero el llamado presidencial a un “baño de humildad” inició la caída abrupta en la cantidad de nombres y terminó con los cuatro que finalmente acordaron para compartir lista y confrontar en la interna frentista. En el camino hacia la definición Domínguez y Espinoza se mostraron en campaña como “la fórmula del peronismo”, mientras que Fernández y Sabbatella conformaron un binomio con un mayor acento en la pluralidad de la identidad kirchnerista. Las acusaciones fueron cruzadas, aunque sin tensar demasiado el escenario, muestra de ello fue el silencio de los dos precandidatos que ninguno se proclamó ganador a la espera de los guarismos oficiales.
“Los números que manejamos nos ponen entre ocho y diez puntos por encima de la fórmula de Domínguez”, aseguraron a Página/12 en el entorno de Fernández y Sabbatella, después de pasar y repasar los datos que iban llegando de mano de los fiscales distribuidos en territorio bonaerense. La especulación estaba puesta en el distrito en el que manda Espinoza, donde para el sector del jefe de Gabinete perdían por tres por ciento, mientras que para los de Domínguez la diferencia era de más de diez puntos. Lo cierto es que al cierre de esta edición la diferencia era de cinco puntos a favor del jefe de Gabinete en el total provincial.
A pesar de la lluvia torrencial que se apropió de Chacabuco, se dio una vuelta para saludar a Domínguez el diputado del FpV Roberto Feletti, mientras Espinoza se reportaba en el Luna Park, bunker del FpV de la candidatura presidencial de Daniel Scioli y Carlos Zannini. En el Hotel Panamericano, Fernández y Sa- bbatella recibieron a Zannini y el primer candidato a diputado por la ciudad, el ministro de Economía Axel Kicillof. “No se cansaron nunca de operar con los resultados. Desde las 18 (cuando terminó el horario de votación y comenzó el escrutinio), empezaron a difundir que perdíamos por diez puntos”, decían en Chacabuco en un parate en el que Domínguez, que fue intendente de la ciudad, se acercó hasta la sede del Partido Justicialista donde lo esperaban para un pequeño acto con el precandidato a intendente del FpV Darío Golía. Concentrado y motivado en su pueblo, Domínguez se animó a agradecer el apoyo del pueblo detrás de su candidatura, aunque fue mesurado y recordó que “estos no son los datos del resto de la provincia y habrá que esperar”, para apaciguar la ansiedad de sus seguidores.
Los cuatro integrantes de las dos fórmulas bonaerenses se llamaron a silencio dejando la estridencia de algunas declaraciones de campaña y optaron por esperar una definición oficial. Fernández y Sabbatella con la confianza de que se quedarán con el encabezado de la lista en octubre, mientras que Fernández y Espinoza con el ojo puesto en el escrutinio de La Matanza, donde tenían las mayores expectativas a la que sumaron la satisfacción de otros distritos “como La Plata”, que también empujaban sus posibilidades. “Lo más probable es que se defina el viernes en la junta electoral”, auguraban por lo bajo mientras en la ciudad de Buenos Aires mantenían la confianza en la brecha de tres puntos que les daba la victoria.
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