EL PAíS
› LOS REFERENTES MAS IMPORTANTES DEL ESPACIO
PROGRESISTA ANALIZAN LA SITUACION
Panorama desde el centroizquierda
La relación con el Gobierno, el sueño de la unidad, los proyectos y los miedos del espacio progresista, la transversalidad, explicados por Carrió, Ibarra, Sabbatella, Binner y De Gennaro.
› Por José Natanson
Elisa Carrió insiste en que, a pesar de que “soplan los peores vientos oportunistas”, el ARI debe mantener una autonomía total respecto de Néstor Kirchner. Hermes Binner también elige la oposición, aunque acepta la posibilidad de un futuro junto al Presidente. Víctor De Gennaro prepara el relanzamiento del movimiento político y social de la CTA para diciembre, y ya no descarta una carrera electoral. Martín Sabbatella, el campeón del corte de boleta, asegura que no quiere ser “la pata izquierda del tren fantasma”. Y Aníbal Ibarra –que jura que lo suyo no es oficialismo encubierto– busca ampliar el espectro del centroizquierda. En diálogo con Página/12, los referentes clave del espacio progresista analizan la relación con el Gobierno, las dificultades para lograr la unidad y repasan sus proyectos –y también sus miedos– de cara al futuro.
La oposición de Carrió
Dos meses después de la asunción de Kirchner, luego de un período de cautela, la líder del ARI salió a fijar una posición sin medias tintas respecto de la nueva administración. “Nosotros no somos lo mismo”, dijo Carrió. Y ahora, consultada por Página/12, explica los motivos por los cuales su fuerza debe mantener la independencia. “Me niego a creer en el esquema maniqueo que ahora se intenta instalar, que dice que los progresistas son todos buenos y los conservadores son todos malos. Nadie es de izquierda o derecha sólo por su discurso”, explica la chaqueña.
–¿Y dónde se ve la diferencia?
–En las prácticas. El problema del país es un problema de prácticas políticas. Y la hegemonía es una práctica política a la que nosotros nos oponemos. Rechazamos el uso del otro, la utilización de los recursos del Estado, porque nos propusimos hacer política sin recursos. Si me demuestran que el PJ tiene prácticas progresistas yo lo apoyo, pero eso es algo que me tienen que demostrar los que dicen que hay que respaldar sí o sí al Gobierno.
–¿Las diferencias con el Gobierno son sólo de método o también son programáticas?
–Nosotros peleamos por dos cosas: la República, que es un problema de prácticas, y la igualdad social, que no se está dando.
–¿Y los aspectos positivos, como la renovación de la Corte o la política de derechos humanos?
–Esas cosas las hemos apoyado, aun cuando el Presidente no tenía el respaldo de su propio partido. Pero nosotros tenemos una posición de autonomía y peleamos por nuestras propias ideas. Además, la actitud dura que yo tengo es la que permite que exista esta discusión sobre el centroizquierda, porque si no estaríamos discutiendo sólo la interna del peronismo.
Acertada o no, la posición de Carrió generó un pequeño éxodo y una serie de focos de resistencia entre sus partidarios, muchos de los cuales no están de acuerdo con la decisión de oponerse al Gobierno. Cuando se le pregunta por la construcción del centroizquierda, la diputada asegura que es imprescindible hacerlo con independencia del PJ. “Acá hay dos posiciones muy claras. Algunos tienen una resignación intelectual y política, y piensan que no se puede hacer nada por fuera del PJ o sin estar en paralelo al PJ. Otros pensamos que el modo de construcción de poder es la gran tragedia de la Argentina, y nos proponemos transitar un camino distinto.”
–¿No teme que el ARI se deshilache?
–Yo sabía que esto iba a suceder. Ya lo viví muchas veces, como cuando me opuse a los superpoderes. Este es un momento difícil. Soplan los peores vientos oportunistas, pero yo me voy a mantener firme con mis convicciones: con muchos, con pocos o sola.
La posición de Binner
En las elecciones santafesinas, el intendente de Rosario obtuvo 250 mil votos más que el peronista Jorge Obeid, aunque por esas cosas de la Ley de Lemas terminó perdiendo. En la campaña, Binner no consiguió el apoyo explícito de Kirchner, pero tampoco se ganó su rechazo: aunque formalmente respaldó a Obeid, el Presidente hizo más de un gesto a favor del intendente, con el que lo une una relación larga y amable. A la hora de fijar su posición frente al Gobierno, Binner reconoce aciertos, pero también recomienda distancia.
“Lo que ha hecho el Presidente ha sido un cambio muy importante. Dio una vuelta de página importante después del pragmatismo de Menem. Nosotros queremos sumar y aportar a este nuevo gobierno, porque coincidimos con muchas de las cosas que propone”, explica.
–La semana pasada, el socialismo emitió un documento en el que cuestionaron la idea de transversalidad lanzada por el Presidente: ¿esto no significa una diferencia insalvable? –le preguntó Página/12.
–Nosotros criticamos la idea de transversalidad porque creemos que los diferentes actores políticos tienen que mantener su identidad y sus ideas. Sospechamos que esconde una voluntad hegemónica.
–Entonces, ¿no hay posibilidad de hacer alianzas más concretas con el peronismo de Kirchner?
–Nosotros queremos sumar, estamos dispuestos a armar coaliciones. La idea es buscar porcentajes de acuerdo, con el Gobierno y con los actores progresistas.
–¿Hay un modelo de construcción del centroizquierda?
–No, porque son realidades diferentes, pero un camino posible es el Frente Amplio de Uruguay.
Las dudas de De Gennaro
El año pasado, en un congreso en Mar del Plata, la CTA anunció el lanzamiento de un movimiento político y social. Sin embargo, el plan nunca terminó de concretarse: De Gennaro no se animó a dar el gran paso –lanzarse de lleno a la pelea electoral– y no pudo evitar que muchos de sus seguidores se embarcaran en carreras políticas desde partidos diferentes, lo que generó situaciones curiosas. En los últimos comicios bonaerenses, por ejemplo, Ariel Basteiro fue candidato por el socialismo, Marta Maffei por el ARI y Luis D’Elía por un partido nuevo, de inclinación kirchnerista.
Hasta ahora, De Gennaro no ha fijado una línea única de discurso frente al Gobierno, consciente de que en la CTA conviven diferentes puntos de vista: D’Elía se mantiene cerca de Kirchner, aunque su empatía con el Presidente no le dio los resultados electorales que esperaba; Maffei y Basteiro asumen una posición más cauta; y hay sectores duros, que rechazan cualquier tipo de acercamiento al Gobierno.
La decisión de no establecer una línea tajante evita que algunos sectores queden excluidos. Sin embargo, la indefinición también genera problemas. Por eso, ante el riesgo de que su liderazgo se diluya, De Gennaro se prepara para relanzar el movimiento político y social de la CTA. Será en diciembre, en una reunión confederal, donde también se fijará una posición común respecto de la administración Kirchner. Según aseguran sus íntimos, De Gennaro –que además de una figura con prestigio social es el sindicalista con mejor imagen del país– ya no rechaza de plano la posibilidad de lanzarse a la arena electoral: algunos, incluso, ya lo imaginan como candidato en las próximas elecciones.
Las ideas de Sabbatella
El intendente de Morón, Martín Sabbatella, ostenta un record: en las últimas elecciones, el 34 por ciento cortó boleta para apoyarlo. Una estrategia exitosa, que le permitió obtener su reelección con un sorprendente 53 por ciento de los votos, contra sólo el 22 del postulante peronista, y revalidar su liderazgo a pesar de la arrasadora performance del PJ.
Consultado por este diario, Sabbatella asume una posición intermedia: lejos de la oposición de Carrió o Binner, pero insistiendo con la necesidad de mantener cierta distancia. “Hay que reagrupar el espacio de centroizquierda, pensando en actores concretos: Binner, Lilita, Aníbal. Hay que construir un espacio, con una agenda propia y autonomía, y que no sea funcional a las necesidades de otra fuerza.”
–¿Por qué no se hace?
–Yo veo dos problemas. El primero, que tiene que ser un progresismo de gestión, que se haga cargo, no un espacio testimonial que se mueva en los bordes. El segundo problema es procesar las diferencias sin que el primer matiz rompa el espacio en dos, tres o 28 partidos diferentes.
–¿Y cómo se para frente al Gobierno?
–Apoyando, pero con independencia.
–Muchos opinan lo mismo. El problema es que, a la hora de la verdad, cuando llegan las elecciones, el Gobierno suele jugar en favor de sus intereses tácticos, por ejemplo apoyando a los candidatos del aparato duhaldista en Morón: ¿cómo se logra el equilibrio?
–Manteniendo la autonomía. Hay una ola de recuperación de la política, hay un marco distinto, y eso es algo que debemos reconocer. Pero también es cierto que, por su esquema de alianzas, por sus necesidades políticas, el Gobierno a veces tiene límites. Y nosotros no podemos ser la pata izquierda del tren fantasma.
Los planes de Ibarra
El jefe de Gobierno porteño insiste en la necesidad de unificar a los diferentes sectores del centroizquierda, algo que logró en la Capital, un poco por mérito propio y otro como reacción al cuco posmenemista representado por Mauricio Macri. En la encarnizada campaña porteña, el ex fiscal contó con el apoyo imprescindible del Presidente, y ahora destaca los aspectos positivos del nuevo gobierno.
“Hay que reconocer que está llevando adelante una agenda política que es la que siempre promovió el centroizquierda: juicio a la Corte, derechos humanos, un Estado que negocia desde otro lugar. Este proceso debe ser acompañado, más allá de algunas diferencias o puntos de vista que podamos tener. Así como no podemos ser opositores por vocación, tampoco podemos ser la pata no peronista del Gobierno”, explica.
–¿Eso no es una especie de oficialismo encubierto?
–No. Acompañamos, porque muchas de las cosas que se están haciendo son las que siempre defendimos, pero yo no voy a ser el legitimador por izquierda del Gobierno.
Como parte del proceso de reconstrucción, Ibarra apunta a reagrupar en un mismo espacio a los diferentes referentes del progresismo: el ARI de Carrió, la CTA de De Gennaro y el socialismo de Binner, sectores peronistas disidentes como los de Luis Juez (la gran sorpresa de las elecciones cordobesas) o Miguel Bonasso, e incluso el radicalismo progresista.
–¿La idea es armar un nuevo partido?
–Es prematuro hablar de nuevos partidos. Este es el momento de hacer una convocatoria, buscar convergencias y después ver el modo de organización. Pero sí creo que debemos tener una forma de organización propia.
Hacia el futuro
¿Resistirá el ARI la posición de Carrió? ¿Podrá De Gennaro darle un rumbo político nítido a la CTA? ¿Habrá una rearticulación coherente de las gestiones progresistas? ¿Tendrán éxito los proyectos de Ibarra? ¿Se formará un nuevo partido? ¿Habrá un acercamiento electoral con Kirchner? ¿Se cristalizará una nueva fuerza política? El futuro no es sencillo. La asunción de Kirchner marcó un quiebre en el eterno proceso de construcción del centroizquierda, que se encontró de repente con un presidente que lleva adelante muchas de las políticas proclamadas sin éxito durante años. En este nuevo contexto, marcado por un PJ extrañamente reconvertido, el repaso de las posiciones permite observar las diferencias y los matices de los dirigentes clave del espacio progresista: como si no tuvieran suficiente con sus propias dudas, resulta ahora también deben lidiar con un peronismo que les disputa día a día su lugar en el mundo.