EL PAíS
La historia sucia de un comisario todopoderoso
› Por Carlos Rodríguez
“Homicidio triplemente calificado.” Una de las figuras legales que se le imputan hoy al ex secretario de Informaciones de Santiago del Estero Antonio Musa Azar es absolutamente atípica, por la multiplicidad de los agravantes, pero parece calzarle como un guante a un personaje de pesadilla. Para él debería tener el valor de una medalla olímpica, porque Musa Azar es un emblema de la represión, una figura equiparable a la de Ramón Camps en la provincia de Buenos Aires. Como un fantasma del pasado más negro de la Argentina, Musa Azar pudo sobrevivir en su provincia como abanderado de la represión, ocupando cargos públicos y terrores privados desde el año 1956, cuando fue bendecido por primera vez por un golpe militar. Luego pudo seguir durante varios gobiernos constitucionales, siempre pegado a otro abonado del poder en Santiago, el cinco veces gobernador Carlos Arturo Juárez, y a la hoy mandataria provincial Mercedes “Nina” Aragonés, entrañable amiga de Musa Azar.
Su relación íntima con el poder político le permitió hasta hace muy poco seguir conduciendo a distancia a la policía provincial, a pesar de que se había visto obligado a renunciar como subsecretario de Informaciones. El ingreso de Musa Azar a la policía se produjo en el marco más adecuado. Lo designaron, por decreto 1135 del año 1956, cuando el país estaba bajo la llamada Revolución Libertadora. O Fusiladora, según la exacta definición del peronismo de la resistencia. Hasta 1960 se desempeñó en la Radio Policial Central, el 30 de mayo de 1968 obtuvo el grado de oficial subinspector y el 24 de noviembre de 1972 llegó al Departamento de Informaciones Policiales. Fue durante otro gobierno militar, el de la Revolución Argentina, con Alejandro Lanusse como presidente de facto.
En 1973, con la apertura democrática, el que llegó al gobierno de Santiago del Estero, por segunda vez, fue Carlos Juárez, cuya primera gestión se había dado en el lejano 1948, elegido después de haber recibido el aval público de Juan Domingo Perón. En esos años, Juárez era presidente de la Acción Católica provincial y vicepresidente de esa entidad a nivel nacional. El 31 de mayo de 1975, Musa Azar fue nombrado jefe de la Superintendencia de Seguridad y ese año lo promovieron a comisario. Su carrera siguió, imperturbable, luego del golpe militar del 24 de marzo de 1976. En ese año se convirtió en el jefe del Departamento II (D-2) de Inteligencia. Ya era comisario general.
De su paso por la última dictadura militar, quedaron 23 denuncias por desaparición de personas. El total en la provincia es de 60 casos, lo que indica matemáticamente que Musa está involucrado en algo más de un tercio de la cifra global. El nombre de Musa quedó asentado en el libro Nunca Más, publicado en 1985 por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). A la abogada Teresita Hazurun la secuestraron el 20 de noviembre de 1976 en la ciudad de Frías y la llevaron detenida a la sede de la “Side” de Santiago del Estero.
“Llegaron dos personas que la condujeron al fondo de las oficinas, donde había una pieza. La introdujeron en ella y comenzaron a pegarle en el estómago y en el rostro. Era interrogada por Musa Azar (lo reconoció por la voz). Al no poder obtener respuesta, la acostaron en una cama, donde le aplicaron la picana en varias partes del cuerpo.” Otro caso de desaparición que involucra a Musa es el del abogado Guillermo Miguel, quien fue diputado durante el período legislativo 1973/1976. Después del golpe, Miguel retomó su función como asesor legal de la Municipalidad de Termas de Río Hondo e intervino en una denuncia contra un cabaret por explotación de menores de edad.
La dueña del local, “Madame Yola”, amenazó a Miguel con denunciarlo ante Musa Azar si continuaba la clausura del cabaret. Según ella, el comisario era “su socio” en la explotación de ese negocio. Miguel fue señalado como “subversivo” por la “Side provincial” que conducía Musa y finalmente desapareció el 23 de noviembre de 1976 (páginas 419 a 421 del Nunca Más). Musa Azar hasta fue denunciado por la desaparición de un custodio delpropio gobernador Juárez. Al menos cuatro de los secuestros que se le imputan ocurrieron en 1975. Musa estuvo en forma permanente en la administración pública, en 1993, en 1995, siempre acusado de cometer delitos.
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