El sueño de la re-reelección de Carlos Menem se hizo realidad ayer para quien fuera su compañero de fórmula en las últimas elecciones presidenciales. Gracias a una reforma en la Constitución provincial y a que más de la mitad de Salta puso la boleta justicialista en las urnas, Juan Carlos Romero seguirá siendo el gobernador salteño por cuatro años más. “Debemos contribuir en todas aquellas acciones que desde el Gobierno se encaren para superar el gran castigo que ha tenido el país en los años pasados”, aseguró en un guiño al presidente Néstor Kirchner.
El resultado abrumador de ayer le permitió extender aún más la dinastía de su familia en la provincia: en el 2007 los Romero habrán gobernado 16 de los 20 años desde el regreso de la democracia en 1983. No sólo eso. El apoyo del 50 por ciento de los salteños también transforma a Juan Carlos Romero en el primer gobernador en la historia de Salta con tres mandatos constitucionales consecutivos.
Segundo, muy lejos, quedó el Partido Renovador (PR) que encabeza el diputado nacional Andrés Zottos, con poco más del 24 por ciento de los votos. En un tercer lugar, con 15 puntos, quedó el candidato de Unidos por Salta, el ex senador nacional Julio San Millán. Justicialista y ex aliado de Romero, hace menos de un año San Millán armó su propio frente junto a sectores de la UCR, del MID y del Frente Grande. Incluso, antes de la Convención Constituyente de agosto, el Partido Renovador de Zottos también formaba parte de Unidos por Salta, pero decidió romper el acuerdo de cara a las elecciones provinciales.
La de ayer fue la primera elección luego de la reforma constitucional que en agosto pasado, y en una convención que duró menos de 48 horas, abrió la posibilidad del tercer mandato para Romero. El gobernador había acelerado la reforma luego de retirarse del ballottage de las últimas elecciones presidenciales, en las que se presentó como compañero de fórmula de Carlos Menem.
Romero ostenta una amplia trayectoria en la arena política, a la que llegó de la mano de su padre, el ex gobernador Roberto Romero. Aunque ganó su primera elección al frente de la provincia en 1995, antes había ocupado durante ocho años una banca de senador nacional. Como presidente de la estratégica Comisión de Hacienda de la Cámara alta presentó los principales proyectos de la reforma del Estado que llevó adelante Carlos Menem en la década del 90. Durante sus dos mandatos como gobernador, firmó gran cantidad de decretos de necesidad y urgencia que le sirvieron para aplicar una severa reforma del Estado. Fiel a la política menemista, privatizó el banco de la provincia, la empresa de energía, la recaudación tributaria, los juegos de azar y dio en concesión el servicio de agua y cloacas. También hizo decenas de obras de infraestructura, como un estadio de fútbol para que se jugaran cuatro fechas del campeonato mundial juvenil, un centro de convenciones y un aeropuerto que envidiaría cualquier ciudad del primer mundo. Sin embargo, su administración no pudo modificar el mapa social de una de las provincias más pobres del país. Según datos del Indec, Salta tiene el 70 por ciento de su población bajo la línea de pobreza y los indigentes son más del 35 por ciento.
Con todo ello, Romero comandará lo que según prometió sería su “último” período como gobernador, mientras mantiene con la presidencia de Néstor Kirchner una relación que en su entorno catalogan como “amable en lo formal, pero aún algo tensa en los hechos”.
En los comicios de ayer los salteños también eligieron cuatro diputados nacionales, once senadores provinciales y treinta integrantes de la Cámara baja salteña. Según las cifras que se manejaban al cierre de esta edición, el PJ se quedaría con tres de las cuatro bancas en Diputados, y la restante sería para el PR.