EL PAíS
De cena de militantes en la Rural a verdadera plataforma de lanzamiento
Cristina Fernández de Kirchner y el jefe de Gabinete fueron los oradores del acto del Día de la Militancia que sirvió para instalar a Alberto Fernández como referente del kirchnerismo en la Capital.
› Por Diego Schurman
La excusa fue la celebración del Día de la Militancia. Pero la cena sirvió de plataforma de lanzamiento de Alberto Fernández como candidato a jefe de Gobierno porteño. No utilizó la palabra renovación. Pero dejó en claro que ésa era su vocación al destacar que el PJ es mucho más que aquellos “corruptos, traidores y sinvergüenzas” que se invocan como peronistas.
Si bien resulta prematuro pensar en la sucesión de Aníbal Ibarra –ni siquiera asumió su segundo mandato–, la comida de la Rural le sirvió a Fernández para mostrarse como el referente del PJ que Néstor Kirchner augura para la Capital.
El Presidente fue cita recurrente en el discurso del jefe de Gabinete.
“He corroborado con Kirchner que se puede no ceder en las convicciones, se puede mantener el mismo compromiso, se puede ser absolutamente honesto y se puede llegar al poder. Y se puede gobernar con la misma lógica”, señaló ya en todo adusto.
Poco antes se había animado a bromear con el pelado de “CQC” sobre la corrupción. Y hasta se dejó peinar el bigote, mostrando que es capaz de romper con la imagen estructurada que lo suele acompañar en las ruedas de prensa de la Rosada.
Fernández no quiso dejar pasar la oportunidad para resaltar el “papel protagónico” del PJ en la recuperación de la democracia. “La realidad es que el peronismo ha defendido los derechos humanos con la vida de sus militantes”, dijo.
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto y el diputado electo Miguel Bonasso ocuparon la mesa central. Y fueron los más fotografiados después de Fernández y Cristina Kirchner.
La primera dama –o primera ciudadana, como gusta que la llamen– logró cambiar el murmullo por los aplausos cuando ingresó al Salón Rojo. La suerte quiso que fuera justo cuando por los parlantes sonaba el “me hacés bien, me hacés bien”, del uruguayo Jorge Drexler. Un tema que aquí popularizó un aviso de calditos Knorr.
“Hemos superado la casi maldición de nuestra generación, que decía que los idealistas sólo sirven para hablar. Ya no tenemos que buscar en Ezeiza a nadie que venga a construir: hemos aprendido que el país lo construimos nosotros. Nos hemos hecho cargo de la historia”, dijo la senadora haciendo un parangón entre la actualidad y aquel retorno de Perón de 1972, que evoca el Día de la Militancia.
Y hasta se dio el gusto de bromear al recordar los discursos de los `70 contra los empresarios ganaderos. “Cómo hemos avanzado que hoy estamos en la Sociedad Rural”, sonrió.
Se robó todos las palmas. Desde los ministros Daniel Filmus y Gustavo Beliz, hasta Litto Nebbia y los músicos de Los Super Ratones –todos ellos ídolos de Fernández–, pasando por los sindicalistas Julio Piumato, Víctor y José Santa María, festejaron la oratoria de “la Kirchner”. Tampoco retacearon aplausos connotados ibarristas como Roberto Feletti y Arnaldo Bocco.
El entusiasmo también contagió al vocero presidencial Miguel Núñez y Alejandro Dolina, otros de los compañeros de mesa de la senadora. Un poco más allá también festejaron los principales organizadores de la comilona: el síndico Alberto Iribarne y el secretario de Medios Enrique Albistur. La intervención de Pepe se notó en la convocatoria de hombres de la cultura.
Teresa Parodi, Antonio Tarragó Ros, el Tata Cedrón, Hugo Varela y un grupo de periodistas, entre tantos otros, disfrutaron de una mesa bien rociada por Carcassone y una entrada de fiambres surtidos.
Para el kirchnerismo fue, desde ya, algo más que una evocación y una buena comida. Se trató de una excelente oportunidad para instalar a Fernández como su referente porteño. El mensaje también pareció estar dirigido a Eduardo Duhalde: apenas conocido el triunfo de Ibarra, el expresidente alentó a Jorge Telerman y Daniel Scioli para la sucesión del jefe de Gobierno.
En el entorno de Ibarra saben que la intervención de Fernández fue crucial para lograr la reelección. Por eso no dudan –a pesar de que restan cuatro años– en brindar hoy su apoyo al actual jefe de Gabinete de Kirchner.