Lun 26.10.2015

EL PAíS  › EL PRO HIZO UNA ELECCIóN MEJOR DE LO PREVISTO Y MAURICIO MACRI CONVOCó A LOS VOTANTES DE LA OPOSICIóN

Euforia por un resultado sorpresivo

Hubo baile, festejo y globos. Y un mensaje destinado a la segunda vuelta: “Valoro la lucha de los trabajadores que ha llevado el peronismo y haber trabajado junto a los líderes sindicales. Quiero reconocer al progresismo y a la izquierda por la lucha por la equidad”.

› Por Werner Pertot

Con júbilo, Mauricio Macri entró a la segunda vuelta con el candidato oficialista Daniel Scioli, quien a la madrugada lo superaba por unos 20 mil votos. Es una oportunidad inmejorable para el procesado jefe de Gobierno: la chance de lograr ser presidente. Además, la victoria de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires pone al PRO por primera vez al frente del distrito con mayor población del país. También es la primera vez que una fuerza de derecha entra en una disputa presidencial en un ballottage. Al igual que lo había hecho en las PASO, el discurso de Macri les habló a aquellos votantes opositores que no lo eligieron en la primera vuelta. También hacia el peronismo y hasta la izquierda. La confluencia de esos votos, espera Macri, le darían la victoria ante el oficialismo. “Quiero construir el futuro que soñamos y no buscar revanchas del pasado”, afirmó.

En las PASO, Cambiemos obtuvo el 30,12 por ciento con la suma de sus tres candidatos. Macri superó esa marca y obtenía un 35,32 por ciento, con el 82 por ciento de los votos escrutados. El jefe de Gobierno no sólo consiguió retener el voto de sus aliados, sino que finalmente concentró el voto útil opositor.

Gire a la derecha

No hay antecedentes para una elección en la que un partido de derecha, al frente de una coalición, llega a la segunda vuelta en esta situación. Ricardo López Murphy no lo consiguió en 2003. La UceDé nunca estuvo cerca. La estrategia de Macri viene dando resultado: desde la fundación de Propuesta Republicana (PRO) en 2005, Macri intentó todos los caminos para llegar a la presidencia. En 2007 y en 2011 debió bajarse de la candidatura ante la inminencia de una derrota y la ciudad de Buenos Aires lo recibió con votaciones muy favorables que lo mantuvieron en el cargo de jefe de Gobierno por ocho años.

Durante buena parte de este tiempo, Macri ensayó un acuerdo con un sector del peronismo, pero el surgimiento de la candidatura de Sergio Massa en 2013 lo obligó a cambiar de planes. Su mirada viró hacia los radicales, quienes estaban por ese entonces conformando el frente UNEN. La destrucción de esa alianza y la formación de Cambiemos le dio a Macri el armado nacional del que carecía por cuenta propia, gracias a la sumisión que mostraron –aún en la competencia interna que tuvieron en las PASO- tanto Elisa Carrió como Ernesto Sanz. El radicalismo necesitaba un candidato competitivo, a falta de uno propio, como le ocurrió en 2007, cuando llevaron al frente de la boleta a Roberto Lavagna.

A todos los une un objetivo común: ganar. Para los radicales, sería un retorno al gobierno nacional, que debieron abandonar en 2001 en medio de las llamas de diciembre y con las fuerzas de seguridad matando manifestantes. Los radicales están seguros de que Macri no cuenta con la cantidad suficiente de dirigentes para administrar todo el Estado nacional. Los correligionarios irán, en caso de ganar el ballottage, en auxilio del triunfador para llenar segundas líneas, más allá del ministerio de Justicia, que ya le ofrendó Macri a Sanz.

Pero ésos son sueños de verano de 2016. Ahora las energías de Cambiemos se concentrarán en aglutinar todo el voto opositor para el ballottage. Su discurso de las últimas semanas buscó una polarización con Scioli que le restara votos a Massa y a Margarita Stolbizer. Ahora intentarán tender puentes con ambos, más allá de que el primero ya vaticinó que Macri pierde en un ballottage y la segunda advirtió que no piensa apoyarlos. Les hablarán, claro está, a los votantes y no a los dirigentes. La duda central en este punto es si los votos de Massa son sufragios opositores que se trasladan sin más a Macri o si son opciones peronistas que terminarán con Scioli. Por supuesto, en el bunker de Cambiemos sostenían la primera hipótesis. Esa teoría será puesta a prueba el 22 de noviembre, cuando se defina quién será el presidente.

Primerear

A diferencia de en otras elecciones, los macristas optaron por salir a instalar un resultado no bien se cumplieron las 18. El secretario general, Marcos Peña; el intendente de Vicente López, Jorge Macri, y el ministro de Gobierno, Emilio Monzó. “Estamos a menor distancia de la que estábamos en las PASO”, arrancó Peña a afirmar que había ballottage. En tanto, Jorge Macri afirmó que estaban “peleando voto a voto” la provincia de Buenos Aires y Monzó señaló que Gerardo Morales había ganado la provincia de Jujuy. Nada se basaba en datos oficiales.

Esta estrategia la reforzó el jefe de Gobierno electo, Horacio Rodríguez Larreta, que a las 19.30 dio otra conferencia de prensa en la que dijo: “Nuestros datos confirman que estamos yendo al ballottage. ¡Vamos todavía!”. Lo secundaba Ernesto Sanz, que afirmó: “Es una tendencia irreversible a nivel nacional”. “El hecho de ir a una segunda vuelta y que provincias estén cambiando de mano no es un dato menor”, aseguró el titular de la UCR.

El ambiente del bunker colaboró con ese objetivo de instalar un éxito: mucho rock a todo volúmen, también globos de colores y funcionarios que llenaron el extenso bunker de Cambiemos en el Complejo Costa Salguero, para generar un clima de festejo desde temprano. A las 20.30, como en un guión bien planificado, salieron Gabriela Michetti y María Eugenia Vidal.

“Ahora, ahora, Vidal gobernadora ”, coreó la candidata a vicepresidenta, que invitó a la multitud PRO a seguirla con el cantito.

“Hay segunda vuelta”, insistió Vidal, quien luego dijo sobre la provincia de Buenos Aires: “Somos optimistas. Vamos a ser prudentes y vamos a esperar los resultados oficiales”. Jorge Macri, Peña y Monzó salieron 21.36 a reforzar ese efecto, cuando anunciaron victorias en decenas de intendencias. “Estamos ganando en Bahía Blanca, Olavarría, en La Plata y en la tercera sección electoral, ¡en Quilmes!”, afirmó Jorge Macri. “Ganamos Pinamar, Balcarce, Mar del Plata”, afirmó Monzó. En este último distrito, era candidato el ultraconservador Carlos Arroyo. Más tarde, Vidal mencionó Morón, donde competía su marido, Ramiro Tagliaferro.

El baile

Macri llegó al bunker 22.20. A las 23 salió al escenario todo el gabinete macrista, al grito de “se siente, se siente, Mauricio presidente”. El ministro de Educación, Esteban Bullrich, salticaba como un duende. Carrió, en cambio, no saltó. “Cambiemos está avanzando en toda la Argentina y en la provincia estamos haciendo una elección extraordinaria”, dijo Vidal, que junto a Michetti presentaron a Macri.

“Hay que saltar / hay que saltar / gana Mauricio / el ballottage.”

Macri entró entre aplausos y ensayó un discurso dirigido al ballottage. Así, les agradeció a “los que votaron a otros candidatos. Les hablo a los votantes de Massa, Stolbizer, Del Caño... Stolbizer ya la dije... Rodríguez Saá. Que se sumen a este cambio”. Le agradeció a su padre, Franco Macri, y a su familia y luego mostró una amplitud similar a la de las PASO: “Valoro la lucha de los trabajadores que ha llevado el peronismo y haber trabajado junto a los líderes sindicales. Quiero reconocer al progresismo y a la izquierda por la lucha por la equidad”, exageró. “Queremos que nadie se robe lo que es de todos”, dijo antes de que cayera el papel picado y los globos blanquicelestes y Macri emprendiera su baile con su hija Antonia en brazos.

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