EL PAíS › SE REALIZO UN ENCUENTRO NACIONAL SOBRE LOS SITIOS DE MEMORIA
Entre 2003 y 2015 se recuperaron y se reconfiguraron como espacios para los derechos humanos 32 centros clandestinos y se señalizaron 219 lugares. “Las acciones que hicimos tuvieron que ver con un Estado que trabaja en conjunto”, dijo Judih Said.
› Por Alejandra Dandan
La mesa recordó el mensaje de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la apertura del Museo del Sitio ESMA, ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio. “No tenemos que esperar que nos proteja un presidente o una presidenta”, dijo entonces. “Es el pueblo el que tiene que empoderarse de su propia historia, es el pueblo el que se tiene que hacerse cargo de las cosas que nos pasaron, de las tragedias y de las victorias, porque hoy aquí hay una victoria de la vida sobre la muerte”. Situados en el edificio del Archivo Nacional de la Memoria terminaban así las jornadas del III Encuentro de la Red Federal de Sitios de Memoria. El cierre estuvo a cargo del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, y el secretario del área de la provincia de Buenos Aires, Guido Carlotto. El próximo aniversario de los 40 años del golpe, el contexto de transición política, las confirmaciones de gobernadores de la oposición en provincias como Buenos Aires y la convicción de la necesidad de profundizar estas políticas, dieron el tono de “llamamiento” al documento de clausura producido por quienes llegaron de todo el país: “Llamamos al conjunto de las fuerzas democráticas –señaló el documento– a comprometerse activamente en la consolidación de las políticas públicas de Memoria, Verdad y Justicia”.
Entre 1976 y 1983 existieron en el país más de 600 lugares ilegales de detención. Hasta 2003, sólo dos se habían recuperado y convertido en Sitios de Memoria: El Atlético, en la ciudad de Buenos Aires, y Mansión Seré, en Morón. Un amparo de los organismos de derechos humanos en la Justicia impidió la demolición de la ESMA impulsada en los 90. En La Perla, a los sobrevivientes y familiares “los militares nos corrían con una FAL cada vez que nos acercábamos”, recordó en la clausura del encuentro Agustín Di Toffino, titular del Consejo Federal de Derechos Humanos. Entre 2003 y 2015, se recuperaron otros 32 centros de detenciones ilegales como Sitios de Memoria. Y fueron 219 las señalizaciones realizadas, la mayor parte de ellas con los muy notorios pilares de Memoria, Verdad y Justicia pensados como enormes interpelaciones callejeras.
El encuentro convocó a quienes gestionan esos espacios para evaluar políticas, experiencias y desafíos. El rol de las políticas públicas llevadas adelante por el Estado Nacional durante estos años pero también de cara al futuro y sus articulaciones, en cada territorio, con estados provinciales y municipales fue uno de los acentos centrales del encuentro. “Buscamos transmitir en estas jornadas que cada una de las acciones que hicimos en estos sitios durante estos años tuvo que ver con un Estado que trabaja en conjunto, nada de esto hubiese sido posible sin las distintas áreas que participan del Estado”, señaló a Página/12 Judith Said, directora nacional de Sitios de Memoria. En esa extensa trama de articulaciones mencionó la participación de los ministerios de Cultura, Desarrollo Social, Trabajo, Defensa y Seguridad. “Porque eso es una política pública: que sea el Estado en su conjunto quien haga. Nosotros desde esta dirección tenemos la humilde tarea de cumplir con esto, pero podemos hacerlo porque hay un Estado nacional que está comprometido en todas sus áreas.”
Los sitios son un punto de referencia en distintos lugares del país, articulan con organizaciones sociales y políticas y con los barrios. Están pensados como herramientas pedagógicas para las escuelas, como áreas de investigación y centros de difusión de lo que el kirchnerismo menciona como la agenda de ampliación de derechos. La sanción de la ley 26.691 del año 2011 dio institucionalidad a esa práctica. Y ese dato también quedó escrito en el documento emitido en las jornadas. Gonzalo Vázquez es coordinador de la Red: “La ley institucionalizó lo que veníamos haciendo de hecho con acuerdos políticos de fondo, pero con normativas muy endebles. La ley garantiza que gobierne quien gobierne la tiene que cumplir. Garantiza una protección. No solo para los espacios recuperados, porque abarca a todos los sitios de represión”.
Los dilemas de los sitios aparecieron planteados en algunos frentes. En materia de educación, las dificultades o resistencias de las escuelas para tomarlos como parte de las currículas tal como está dispuesto. Hay problemas en algunos casos para desafectar lugares donde aún están funcionando las fuerzas de seguridad. Ejemplo, la emblemática Comisaría 5a de La Plata en cuya mesada nació Leo Fosatti. Y se imaginan problemas de sustentabilidad a futuro en la provincia de Buenos Aires. “Más que fantasmas, lo que se llevó adelante en la provincia de Buenos Aires fueron políticas reforzadas por la participación de las gestiones locales –explica Said–: corrieron con gastos de muchas señalizaciones y mantenimiento de los espacios. Creo que acá ahora se abren dos cosas, la clara intervención de Nación para garantizarlos y la intervención de los organismos y movimientos sociales que claramente van a defender esos lugares que son de participación y de inclusión”.
En la apertura de las jornadas estuvieron Fresneda, la ministra de Cultura, Teresa Parodi; el viceministro de Educación, Jaime Perczyk, y presidente de la Comisión Nacional de Monumentos, Jaime Sorin. El cierre reunió a Fresneda y Guido Carlotto. Las palabras de Fresneda tuvieron tono de balance y despedida. Saludó a Carlotto con el “gusto de compartir el espacio” con quien “seguro” podría sucederlo. Habló del rol de la secretaría en la cristalización de políticas de Estado, de Néstor Kirchner y Eduardo Luis Duhalde. “Estamos viviendo un sueño”, declaró. Y explicó que estas políticas no tienen que ver con resolver el pasado, sino con la vida y el futuro. “Cuando hablamos de erradicar la impunidad, un proceso inédito en el mundo, hablamos de la construcción de un modelo con identidad; del coraje de hombres y mujeres para declarar sobre el horror y no en vano logramos justicia. Pero sobre todo ganamos la pulseada de la verdad”.
Luego de enumerar logros y desafíos en la provincia, Carlotto fue más descarnado sobre “el peso que tenemos en nuestras espaldas”. “No estamos jugando un ministerio o un presidente, definimos un modelo de país”, dijo. “Hoy tienen un candidato que pertenece a ellos, no porque lo manden sino porque pertenece a la cuna de la oligarquía: a esos 20 apellidos famosos de la Argentina, los Pérez Companc, los Bunge y Born, los Fortabat, los Macri”. Y más provocativo: “Y sí, es la verdad. Voy a decir que vos sos amigo de los milicos, amigo de los torturadores. Que te hiciste el distraído durante la dictadura. Que jamás hiciste una política de derechos humanos coherente en la Ciudad de Buenos Aires. Que no tienen la más mínima intención de profundizar nada. ¡Hay que decirlo! Y eso no es miedo, que yo sepa, es una verdad. No estoy diciendo que Macri es Drácula o Frankenstein. Estamos diciendo sólo lo que quiere hacer con nuestro país y esa sí es una película de terror”.
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