Mié 26.11.2003

EL PAíS  › CRUCE ENTRE IBARRA Y CARRIO POR EL INGRESO DE ROMA AL GOBIERNO PORTEÑO

Una discusión que se adelantó casi dos años

Las posiciones de Ibarra y Carrió respecto del gobierno nacional los alejaba en el espacio del centroizquierda. El debate se iba a dar quizá promediando el 2005, pero la incorporación de Rafael Romá al gabinete local aceleró los plazos. Las posiciones.

Aníbal Ibarra incorporó a Rafael “Balito” Romá a su futuro gabinete porteño y aceleró los plazos del conflicto en cierne con la jefe del ARI, hasta ayer conductora de Romá, Elisa Carrió. Si bien ayer fueron fríamente corteses el uno con el otro en declaraciones que realizaron a distintas radios, la forzada distancia que adoptó “Lilita” respecto de los oficialismos porteño y nacional, no bien finalizaron los comicios en ambos distritos, presagiaba una disputa entre la chaqueña y el jefe de Gobierno porteño en un mediano plazo o, a más tardar, en los albores de 2005, cuando se celebrarán elecciones de diputados nacionales: Carrió podría presentarse de candidata por la Capital desafiando la autoridad comarcal de Ibarra. Ayer, la disputa, si bien cordialmente, se expresó en sus palabras. Otro hecho que deja el episodio es que Romá podría ser el primero pero no el último dirigente del ARI forzado por la intransigencia de la chaqueña a emigrar del ARI.
Carrió se encuentra en Cartagena de Indias, Colombia, en un seminario de la OEA sobre partidos políticos. Su vocero, Matías Méndez, reprodujo su palabra sobre el asunto, a saber:
- La incorporación de Romá al gobierno de Ibarra “es lo mejor para todos, porque transparenta toda la situación. La decisión de ‘Balito’ es a título personal y no involucra al partido”.
- “Lo que espero es que con esto se terminen las operaciones de prensa contra el partido y contra mí”, hizo saber la diputada.
Tras unas semanas de silencio que se impuso luego de la asunción presidencial de Néstor Kirchner, “Lilita” comenzó un rápido alejamiento del mandatario y sus políticas. A pesar de haber compartido una agenda común –o quizás por eso mismo–, Carrió comenzó a criticar con dureza las medidas del gobierno nacional con conceptos no siempre compartidos por sus laderos partidarios. Una de sus críticas que más refracción causó entre sus propios fieles fue la efectuada a la designación de Eugenio Zaffaroni como juez de la Corte Suprema. La diputada dijo que no lo hubiese votado, adoptando los argumentos de la Fundación Bicentenario, una misteriosa asociación que pagó solicitadas –nunca en este diario– para denostar al magistrado reconocido por su solidez académica en derecho penal, su honestidad y sus posiciones garantistas.
Las cada vez más duras críticas hacia el gobierno nacional y el desconocimiento de las medidas adoptadas y que tanto había propugnado el ARI provocaron un debate interno en el partido formado por la ex dirigente de la UCR.
Algo similar ocurrió respecto al gobierno porteño. Luego de apoyar a Ibarra en el ballottage, y tras el triunfo del ex fiscal, la diputada advirtió a sus coroneles: que nadie se atreva a sumarse al gabinete porteño. Carrió fue clara, con los suyos y con los terceros: no aprobaría la incorporación de ninguno de los suyos a las administraciones de Kirchner ni de Ibarra. La advertencia fue hecha so pena de expulsión de su partido.
Rafael “Balito” Romá, ex vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, ex mano derecha de la diputada chaqueña (fue su delegado para intentar un reordenamiento del ARI en la Capital Federal), hizo caso omiso a sus amenazas. “Después de muchas consultas con compañeros del partido e incluso con extrapartidarios” aceptó el ofrecimiento de Ibarra en la tarde del lunes, según confió el futuro secretario de Desarrollo Social porteño.
Viejos laderos de “Lilita”, otrora muy cercanos, hoy bastante alejados, como Mario Cafiero, Graciela Ocaña y José Vitar, cavilan qué camino seguir. Fueron consiglieri muy cercanos a Carrió, hoy están distanciados por la intransigencia de su líder. Sienten que no han sido escuchados en momentos clave y ahora su relación con “Lilita” es fría, en algunos casos lejana.
En la ciudad
“Con Lilita no hablo de política desde las elecciones”, suele contar Ibarra en la intimidad. Cuando lo dice, muestra una preocupación. Ibarra cree en la construcción de un espacio del centroizquierda conformado por él, por el intendente saliente de Rosario, Hermes Binner, y el entrante, Miguel Lifschitz, su par de Morón, Martín Sabbatella, el de Cipolletti, Julio Arriaga, y satélites como los intendentes de Córdoba, el peronista disidente Luis Juez, y el de Mar del Plata, el radical Katz.
En el centroizquierda la discusión sobre el espacio de marras se ha abierto: hay quienes creen que se debe estar cerca del gobierno nacional, como Ibarra, y hay quienes consideran que deben oponerse, como Carrió. Tanto Sabbatella cuando Binner entienden que la agenda de dicho espacio “no debe estar condicionada por la interna del PJ ni por la posición del Gobierno, según palabras del joven y exitoso intendente de Morón.
Más allá de esta discusión –sana como todas–, Ibarra y Carrió han expuesto el conflicto que se veía venir: ¿cómo llegar a un acuerdo siendo quienes sustentas las posiciones más lejanas intramuros del centroizquierda? Las elecciones de 2005 impondrían a Ibarra una cuestión insoslayable, esto es, si Carrió decidiese competir por una banca de diputada nacional por el distrito y no llegase a un acuerdo con el jefe de Gobierno, lo desafiaría. ¿Qué haría entonces Ibarra?
Por lo pronto, el ex fiscal succionó a una figura no menor del ARI –que tampoco tiene muchas–, Romá, causándole una sangría que será difícil de aceptar por la chaqueña.
No obstante, y como era previsible, Ibarra trató de morigerar las consecuencias de la incorporación en el ánimo de la jefa del ARI. En declaraciones a distintas radios porteñas, el jefe de Gobierno dijo, al respecto, cosas como las que siguen:
- “No correspondería pedir permiso, somos gente grande tanto yo, como Romá, como ella (en alusión a Carrió). Uno tiene su ámbito de decisión”.
- Ibarra dijo que, no obstante, intentó comunicarse con Carrió para “formalmente decirle la propuesta, pero en ese momento estaba en el exterior”.
- “Nunca fuimos de hablar de forma periódica; tenemos estilos que a veces tienen que ver con formas personales. No somos de levantar el teléfono y hablar permanentemente.”
- “Pluralidad, que ahora puede llamarse transversalidad, que es una palabra que está de moda, es la expresión de un gobierno. Un gobierno debe ser plural y expresar a la sociedad.” Por ello, destacó en su futuro gabinete la presencia de personalidades de distintas fuerzas políticas.
- “Muchos pensaron que el ‘kirchnerismo’ iba a decidir mi gabinete pero, sin embargo, esto no fue así. Ni porque yo lo hubiera permitido ni porque el gobierno tampoco tuvo una actitud en ese sentido y fue absolutamente prescindente y respetó una decisión que es mía”.
- “En todas nuestras fuerzas políticas tenemos situaciones conflictivas”.
- “A Carrió la reconozco (como) una gran dirigente política, más allá de que a veces uno no comparte sus posiciones políticas, como le ocurre a ella respecto de cuando uno actúa. Ella tiene una posición más dura con respecto al Gobierno que en general todo el sector de centroizquierda”.
- “El Gobierno ha tomado una agenda política que siempre reivindicó, como la renovación de la Corte Suprema de Justicia y la recuperación política e institucional del país”.
- “Creo que es por definición: yo no soy opositor en términos de decir me coloco en una posición crítica con respecto al Gobierno. Hay otras cosas que uno no comparto, (por ejemplo) el apoyo a dirigentes justicialistas del interior”.
- “Carrió tiene derecho a ser independiente”, aunque “algunas cosas (de oposición al Gobierno) sobredimensiona”.

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