Lun 08.12.2003

EL PAíS  › REPORTAJE AL MINISTRO DE EDUCACION SOBRE PRODUCCION, POLITICA Y PIQUETEROS

“Este modelo necesita formar para el trabajo”

Daniel Filmus dijo a Página/12 que la educación se puede cambiar porque hay un modelo “que valoriza la producción nacional”. Su obsesión es la recuperación de la enseñanza técnica y la formación profesional, y anunció un proyecto para reforzar este sector educativo.

› Por Nora Veiras

“En las escuelas el principal problema es la pobreza de los chicos. En un país con el 60 por ciento de los chicos pobres es muy difícil para el maestro enseñar.” Daniel Filmus, el ministro de Educación que en seis meses no tuvo más alternativa que amordazar su fobia a los aviones para llegar a los lugares más olvidados del país, no quiere discutir la vigencia de la controvertida Ley Federal de Educación sancionada hace diez años. Está convencido que por atrasos en los pagos salariales no habrá más paros porque la Nación adelantará recursos coparticipables para conjurar esa causa de conflicto.
–Usted ha dicho que hay generaciones que han quedado excluidas producto de las desigualdades. ¿Se puede recuperar a esos jóvenes que han dejado o que han recibido una educación de mala calidad?
–Sí, si no no tendría sentido que estemos acá. La cuestión es hasta qué punto estamos en condiciones para favorecer una plena integración de esa gente. Le doy un dato: las investigaciones respecto de la demanda laboral, que subió muchísimo durante el 2003, muestran que el 87 por ciento de los pedidos exigen escuela secundaria completa. El 80 por ciento de los beneficiarios de los planes Jefas y Jefes de Hogar no tiene secundaria completa. Es claro, esta gente es difícil de recuperar para esos trabajos pero nosotros debemos crear alternativas para que terminen la escuela media y al mismo tiempo darles algún sesgo de formación profesional o de capacidad de gestión para poder integrarse. De nada sirve dar educación si eso no les va a permitir integrarse. Hay que volver al tema de la formación profesional. La industria textil, la del cuero, la química, la metalmecánica, la de la construcción están demandando mano de obra y hoy no la consiguen. Hay otros que terminaron el secundario pero en condiciones de calidad muy bajas que no les permiten seguir estudiando y abandonan la universidad en los primeros años. Hacen falta programas dirigidos a estudios de por vida vida.
–Al mismo tiempo, en promedio la mitad de los chicos abandona el secundario.
–Una gran parte tiene que ver con políticas socio-educativas. Estamos terminando de pagar las 350 mil becas de ayuda económica y prometiendo otras 350 mil para el año próximo. Esto es una masa importante pero no llega a todos los chicos que tienen necesidades. Al mismo tiempo hay que hacer transformaciones pedagógicas. El año próximo vamos a dar 3 millones de libros en la escuela media. Es decir, cada chico va a tener dos libros. Vamos a entregar material didáctico, recursos para que las escuelas desarrollen sus proyectos institucionales a un grupo importante de escuelas medias y estamos abriendo los Centros de Actividades Juveniles (CAJ) para que las escuelas se abran los sábados y tengan una oferta cultural. Estamos dando 1500 becas para que los mejores estudiantes secundarios se formen como docentes de EGB3 y Polimodal. Vamos a tener una batería de medidas pero –insisto– una buena parte depende de lo socioeconómico, es decir que las familias estén consolidadas como para que los chicos no tengan que ir a trabajar. Y hay una parte estrictamente pedagógica que pasa por hacer una escuela media más atractiva para los jóvenes, que les dé alguna vinculación a la educación superior o al mundo laboral y una tercera promesa que es la de comprender el mundo, de formación ciudadana.
–Ahora la Nación no tiene escuelas a su cargo, la aplicación de la Ley Federal de Educación muestra un caos sobre todo en torno de la estructura de la educación. ¿Se va a unificar de alguna forma? ¿Se prevé modificar la ley?
–En el Consejo Federal, con los ministros de todo el país, estamos discutiendo ir a una paulatina homogeneización de los niveles de aprendizaje de los chicos. Respecto de las estructuras es muy difícil homogeneizar porque ya hay estructuras muy diferentes. No me imagino a la Ciudad de Buenos Aires avanzando hacia el Polimodal ni a otras provincias volviendo a la secundaria pero empieza a haber algunos acuerdos. Hoy, una de las discusiones centrales es volver a la escuela técnica. Está claro que hace falta la formación de técnicos, que no es un Polimodal más un Trayecto Técnico Profesional (TTP). Lo demanda la industria, la nueva fuerza de trabajo que se tiene que integrar a la producción. Vamos a avanzar inclusive hacia una ley específica de educación técnica y formación profesional que permita no sólo la formación de los técnicos a nivel medio sino capacitación profesional a lo largo de toda la vida y que incluye un tercer elemento que es decisivo y que la Argentina no tiene, como es la acreditación de las competencias que los trabajadores están desarrollando en la práctica concreta. Esto no está porque en los ‘90 el modelo no consistía en formación para el trabajo. Al contrario. Era el modelo de comprar todo hecho. A nosotros nos preocupa qué es lo que los chicos efectivamente aprenden. No es el nombre ni la estructura lo que está definiendo el nivel de los aprendizajes.
–¿Qué pasa cuando esa estructura atenta de hecho contra la obligatoriedad? Usted mismo dijo que hay provincias donde en lugar de los diez años obligatorios los chicos terminan cumpliendo seis.
–Ese es el tema más urgente del país. Nosotros estamos recuperando el tercer ciclo de la EGB rural, ahí el tema es acercar el octavo y noveno año al lugar donde viven porque si se tienen que ir al Polimodal más cercano tienen que hacer varios kilómetros. La estructura tiene que estar al servicio del objetivo y no los objetivos al servicio de la estructura. En una provincia puede convenir hacer la educación básica más alargada y en otras, como la Ciudad de Buenos Aires, puede convenir que pase directamente al primer año del secundario que está a tres cuadras. El objetivo es que estén más años pero más años con buena calidad. También está el peligro de lo que pasó en algunas provincias que pusieron el octavo y el noveno en la EGB pero son de muy mala calidad.
–El riesgo es que se legitime desde la escuela la diferenciación social.
–Exactamente. Que haya circuitos de mala calidad aun mintiéndoles porque se los tiene más años en el sistema educativo. Uno de los casos más graves es el que reflejó Página/12, de una chica haciendo dos veces séptimo porque no tiene dónde seguir. Idealmente correspondería armar para todos los chicos que están en esa región un octavo y un noveno de alta calidad para que sean los profesores los que viajen. Hay que buscar las mejoras con tecnologías avanzadas, introduciendo Internet, computación y clases semipresenciales.
–¿Hay presupuesto para acceder a esas tecnologías?
–No va a ser de un día para otro. Para el año que viene nos estamos proponiendo las 1000 escuelas urbanas más pobres. Medio millón de chicos con los cuales vamos a trabajar. Vamos a mostrar cómo mejorar la calidad llegando con libros, con capacitación, con computadoras. No estamos armando un programa igual para las mil, les estamos dando también a la escuela 5 mil pesos para que puedan llevar adelante una parte de ese proyecto educativo de mejora de la calidad que puede pasar por clases de repaso en contraturno, por articular con la comunidad. Lo que hay que esperar es una mayor presencia del Estado nacional apoyando a las jurisdicciones para garantizar la igualdad de posibilidades. Eso es lo que ha cambiado. Vamos a construir 700 escuelas en cuatro años –en diciembre se van a licitar las primeras–, tenemos en el presupuesto un crédito del BID de 200 millones. Vamos a comprar mil aulas de computación.
–¿Qué diferencia hay entre esto y lo que fue el Plan Social Educativo durante la gestión de Susana Decibe, que también puso muchos recursos en las escuelas pero que no obtuvo grandes cambios en los resultados?
–Habría que verlo. A las escuelas donde llegaron libros, los chicos tuvieron más libros, donde se llegó con computadoras los chicos tuvieron más computadoras, las escuelas nuevas quedaron. Esas cosas están. Al mismo tiempo que ocurrió todo eso el país fue arrasado por una experiencia de exclusión sin precedentes. Es decir, esos mismos chicos que estaban siendo favorecidos por tener algunos elementos más en las escuelas eran chicos que estaban siendo pasados de una condición de integración a una de marginalidad con sus familias. Cuando uno llega a esas escuelas, la gente dice: “Cuándo vuelve el plan social”. No hay que desvalorizar aquello pero lo que nosotros proponemos es un Plan Integral de Equidad Educativa. El elemento central no es lo social sino que es un plan pedagógico. La cuestión es apoyar a la escuela para que elabore un proyecto de mejora de la calidad. Nosotros no le vamos a decir a esa escuela que está en el monte o en la selva chaqueña o en la montaña qué es lo que tiene que hacer. La escuela va a tomar las decisiones. Lo principal que pasó en la escuela es la pobreza, el hambre, el deterioro de las condiciones de trabajo docente, ése es el elemento que distorisona. En un contexto de mejora de la ocupación se tiene que ver de otra manera el impacto de lo que nosotros enviemos a la escuela.
–Ese proceso de deterioro social también se reflejó en que los sectores más desfavorecidos fueron los que alimentaron el circuito del magisterio porque los salarios son más que poco atractivos. ¿En cuántos años se revierte esa situación?
–Si mejoramos la composición de los que empiecen a estudiar ahora, van a entrar a la escuela dentro de cinco, seis, siete años. El elemento principal es llevar la mejor calidad educativa al perfeccionamiento docente. No se trata de hacer una seguidilla de cursos sino de estrategias integrales de capacitación presenciales y semipresenciales. Una buena parte de la capacitación tiene que estar vinculada con la práctica docente concreta. Que la unidad de capacitación sea la escuela y no el docente aislado. Otra es buscar estrategias que conformen verdaderas carreras de posgrados docentes, postítulos. Buscar que sea la escuela la que demande la capacitación. En general lo que sucede es que el docente sale, hace una experiencia innovadora y cuando vuelve a la escuela todo sigue igual y se mimetiza rápidamente con el viejo sistema. A la inversa, de nada sirve un cursito, toma un barniz, vuelve y se pierde. La idea es la capacitación centrada en la escuela para que todo el cuerpo docente la tome al mismo tiempo o la capacitación de largo aliento con posgrados que le permitan al docente dar un salto en su formación. Hay una señal que es pequeña todavía pero en ese sentido vamos a avanzar. Nosotros creemos que tienen que mejorar los salarios, que paulatinamente van a mejorar, pero mientras tanto como atractivo estamos dando 1500 becas para tercer ciclo de EGB y Polimodal para que los mejores estudiantes secundarios sigan la carrera docente.
–¿Pero cuál es el impacto, son 1500 becas sobre cuántos?
–Son 1500 durante cuatro años, son seis mil como mínimo. Cuando se piensa cuántos nuevos docentes entran a la carrera docente por año no vamos a estar muy lejos de esa cifra. Esto es una cuestión simbólica si querés pero muestra que empieza a haber un Estado preocupado por que los mejores ingresen a la carrera docente.
–Y le van a pagar las becas. No va a pasar como en la provincia de Buenos Aires.
–Nosotros cumplimos. A tal punto que este año hemos pagado todas las becas del secundario, algunas del 2001. Nada hace pensar que vayamos a sufrir otro cataclismo como el que sufrió la Argentina y que obligó a la provincia a reducir el presupuesto. Para el 2004 hemos aumentado más del 20 por ciento el presupuesto educativo, por encima de la inflación y por encima del crecimiento del PBI, pensamos que éste va a ser el piso de aumento.
–El Congreso aprobó la ley para garantizar los 180 días de clase. Es decir que usted cree que no habrá conflictos docentes por el no pago de salarios.
–Lo que estamos garantizando es que con fondos coparticipables vamos a atender a las provincias que tienen dificultades para pagar los salarios docentes. No debería haber conflictos por este tema lo que no implica que no haya conflictos locales como hay en todas las áreas, fundamentalmente en los estatales, por incrementos salariales.

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