EL PAíS › EL JUEZ LUIS MARíA CABRAL REITERó SU RECLAMO PARA QUE LO REPONGAN EN CASACIóN
Es juez de tribunal oral pero quiere volver a Casación como subrogante, donde fue puesto a dedo y no por sorteo. Su pedido ya fue rechazado, pero ahora entrarán en vigencia las exigencias de un fallo de la Corte que invalidó el anterior sistema de suplencias.
› Por Irina Hauser
Unos pocos días después del cambio de gobierno, el juez Luis María Cabral quiso aprovechar los nuevos vientos y volvió a reclamar que lo repongan como subrogante en la Cámara de Casación Penal, de donde fue removido a mediados del año pasado por el Consejo de la Magistratura. Cabral, cuyo cargo de origen es el de juez de tribunal oral, había tenido rechazos a su pedido en todas las instancias: le dijo que no el juez Esteban Furnari, le dijo que no la Cámara en lo Contencioso Administrativo, la propia Casación y hasta la Corte Suprema. Pero en su expediente particular nunca hubo una definición sobre la discusión legal de fondo. Por eso volvió al juzgado de Furnari y para apurar el paso le pidió que se expida sobre el tema como una cuestión “de puro derecho”, es decir, sobre la interpretación de la ley. Lo hace en un contexto especial, ya que en cuanto se reanude la actividad judicial resurgirá la discusión sobre las subrogancias porque entran en vigencia las exigencias del fallo de la Corte que invalidó el sistema que estaba vigente.
Cabral había sido nombrado como juez subrogante en el máximo tribunal penal en 2011 en un momento en que casi la mitad de sus cargos estaban vacantes. La regla por entonces era que a los suplentes se los elegía entre otros jueces del mismo tribunal o se sorteaba entre todos los camaristas. Nada de eso se aplicó para él, que fue elegido a dedo, invitado por el ex casador Raúl Madueño. A pesar de que la emergencia fue paliada con nuevos nombramientos, a Cabral cada seis meses le renovaban la subrogancia, incluso sus propios colegas, que recién con el tiempo le empezaron a restar apoyo. El año pasado el Congreso modificó la ley de subrogancias y las designaciones temporales pasaron a depender del Consejo, donde le kirchnerismo era mayoría. Es decir: los jueces se dejaron de elegir entre jueces para ejercer suplencias (por las que habitualmente cobran un 30 por ciento extra en relación a su sueldo) y comenzó a hacerlo el Consejo. En ese escenario, y por una cuestión de interpretación de su mandato, el organismo dio por terminada la suplencia de Cabral, quien en lugar de postularse al concurso y rendir examen para saldar toda discusión, inició una cruzada en tribunales para recuperar el cargo y cuestionar la ley.
En aquel momento Cabral integraba la Sala I de la Cámara de Casación Federal, y debía expedirse sobre la validez constitucional del Memorándum de Entendimiento con Irán. Los otros dos jueces que actuaban eran Ana María Figueroa y Juan Gemignani. En rigor, el tribunal debía fallar el lunes 22 de junio del año pasado, hasta habían citado a las partes para anunciar la decisión. Pero no lo hicieron. El único que supuestamente tenía su voto hecho, contrario al pacto, era Gemignani. La remoción de Cabral fue unos días después. Aun así los entonces partidos de oposición atribuyeron el desplazamiento a un intento del gobierno por evitar el fallo, que tampoco era una decisión que cambiara demasiado el panorama ya que Irán nunca ratificó el acuerdo.
Cabral no fue el único que pidió que se declare la inconstitucionalidad de la ley de subrogancias que impulsó y consiguió el kirchnerismo. Hay muchas causas abiertas y discusiones entremezcladas. A sus medidas cautelares, todas las respuestas fueron que no, en todas las instancias. Pero a la larga la Corte hizo dos cosas que le permiten especular con artilugios legales: por un lado, revocó la designación del subrogante que lo reemplazó con la nueva ley, el conjuez abogado Marcelo Vázquez; por otro, en un expediente aparte vinculado con la designación del secretario platense Laureano Durán como juez federal, declaró la inconstitucionalidad de la ley de subrogancias e invalidó todas las designaciones hechas en base a ella. Con una salvedad, extendió por tres meses más sus designaciones y dispuso un régimen específico para que el Consejo nombre suplentes hasta que hasta que el Congreso vote un nueva norma. El fallo de inconstitucionalidad, en rigor, le cerraría la puerta a Cabral ya que para Casación los suplentes se nombran por sorteo entre otros camaristas. El desplazamiento de Vázquez fue leído a su favor.
Cabral no es cualquier juez que un día quiso estar en la Cámara de Casación: fue presidente de la Asociación de Magistrados y es ahora consejero de la Magistratura, por segunda vez, lo que le permite proyectar acciones sobre su propia situación. En ambos papeles fue referente de la corporación judicial, aunque perdió poder con el tiempo. Pero además llegó a la Casación justo cuando estaban por desembarcar los jueces de Casación designados por el kirchnerismo.
El juez que tiene su expediente original, Furnari, cuando le rechazó la medida cautelar para volver a subrogar le dijo que no veía ninguna “arbitrariedad” y le cuestionó la “judicialización amplia de las decisiones de otros poderes” como algo que pone en riesgo “el ejercicio de las funciones que la Constitución asigna a cada uno de ellos”. A fin de año, con el macrismo recién llegado, Cabral volvió al ruedo y le pidió a Furnari que declare su caso “de puro de derecho” y que dicte sentencia. El juez ya notificó al Consejo de la Magistratura, que es parte en este caso y, con su composición todavía incierta, habrá que ver cómo se posiciona.
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