EL PAíS
› LA PUJA EN DIPUTADOS ABARCA AHORA A LA VICEPRESIDENCIA TERCERA
Tres nombres para un solo sillón
El partido de Elisa Carrió parecía el más firme candidato para quedarse con el sitial. Ahora se sumaron una alianza de la derecha y Rodríguez Saá, por un lado, y Miguel Bonasso por otro.
› Por Felipe Yapur
Si la pelea por la conducción de las comisiones parlamentarias está generando sordos ruidos, la que se está gestando por la vicepresidencia tercera de la Cámara de Diputados no es menor. A partir de la división de los representantes de los partidos provinciales, el ARI se perfilaba como el más firme candidato para ocuparla. Sin embargo, y con el correr de los días, se sumaron dos competidores más. Por un lado, se está conformando una extraña alianza entre el pequeño grupo que conduce Adolfo Rodríguez Saá con los bussistas, los representantes de Luis Patti y los del gobernador neuquino Jorge Sobisch. El tercer grupo en cuestión es el que lidera el periodista Miguel Bonasso, el representante del kirchnerismo no justicialista. La pelea, en teoría, se definiría la próxima semana cuando el cuerpo realice sus última sesión del año.
Cuando la semana pasada se eligieron las nuevas autoridades de la Cámara baja, la tercera vicepresidencia quedó vacante. Los provinciales se habían fracturado en dos grupos. Según lo graficó uno de sus integrantes con macabra ironía pero al mismo tiempo con absoluta sinceridad, este sector quedó dividido entre los ideólogos de la dictadura y los represores. Así, el ARI quedó como virtual tercer interbloque en cantidad de legisladores y podía apropiarse de la vicepresidencia que viene siéndole esquiva desde hace tres años.
El problema para los legisladores que responden a Elisa Carrió fue que el entrerriano Juan Carlos Godoy no estaba presente y no había firmado su adhesión al interbloque. Era el integrante número 13 y le servía para imponerse. Los aristas decidieron esperar una sesión más para conseguir el puesto ansiado. Hecho que fue recibido con algarabía por el justicialismo. Dilatar la definición no es buena consejera, sobre todo en lo que respeta a las pujas políticas en el Congreso.
La postergación de la definición le permitió al ex presidente Rodríguez Saá ver una oportunidad que no era para despreciar. Rápidamente entabló conversaciones con el sector de los provinciales a los que se conoce como “los represores”. Las conversaciones se desarrollaron durante toda la semana y todo indica que las fuerzas de Rodríguez Saá, Sobisch, Patti y Bussi finalmente podrían unirse e imponer su candidato, el bussista Roberto Lix Klet. Desde este sector dicen que llegarán a tener una veintena de miembros con lo que desplazarán al ARI.
Si este reagrupamiento de derecha tiene realmente el número de integrantes que dicen tener, perjudicará a los aristas y además afectará la intentona del kirchnerismo no justicialista. Este sector, coordinado por Bonasso, había comenzado a trabajar para conformar en un principio un interbloque que convoque a legisladores que apoyarán exclusivamente al presidente Kirchner. La fractura de los provinciales entusiasmó a los habitantes de la Rosada al ver la posibilidad de incorporar en la conducción de la cámara a un hombre de estrecha confianza del Presidente. Pero para conseguirlo, Bonasso necesita morigerar la alineación con el patagónico y así permitir el ingreso de más integrantes.
Las reuniones de este nuevo interbloque, que tiene como nombre provisorio Convergencia, todavía no finalizaron. Hoy, por caso, se realizarán varias con el objeto de conseguir unos 16 integrantes. Si la muñeca de Bonasso funciona –ayudado sin duda por el nuevo armado de Rodríguez Saá que significa un avance inesperado de la derecha en el Congreso– es posible que se sumen Daniel Carbonetto, Francisco “Barba” Gutiérrez, Alicia Castro, José Roselli, Julio Acavallo, Margarita Jarque y Juliana Marino, entre otros.
Ahora bien, y más allá del éxito que pueda tener Bonasso en su gestión, incluso de la que está realizando “El Adolfo”, entre los duhaldistas esta posibilidad se ha tomado como la peor de las noticias. Este sector, que conduce la Cámara y el bloque del PJ, considera que ni el ARI ni el puntano ni Convergencia “dan garantías a la hora de conducir una sesión”. Sin duda, los duhaldistas extrañan a Alberto Natale, quien acataría sin chistar la orden de levantar una sesión si es que ésta se complica para el justicialismo.