EL PAíS › OPINIóN
› Por Luis Bruschtein
El resultado de la paritaria nacional docente es una señal potente de los problemas de la estrategia económica del Gobierno, igual que los fuertes movimientos que se produjeron en el Indec. Este retroceso en la política económica del nuevo gobierno apenas dos meses después de asumir demuestra también que fallaron los diagnósticos sobre los que se basaron esas políticas.
Los precios se fueron al cielo con lo cual los formadores de precios dejaron en claro que no absorberán el retiro de las retenciones, la devaluación ni los tarifazos. A mitad de camino de ese proceso, el Gobierno empezó a sentir la inquietud social. Se mide en encuestas más específicas y más crudas de las que salen a la luz y, aunque en términos absolutos no son terribles, son graves si se tiene en cuenta que el gobierno apenas tiene dos meses. Lo normal es que en esos dos meses, la imagen de un nuevo gobierno suba y no que baje.
Los precios se dispararon más de lo que esperaban y el malestar social se adelantó en el tiempo. Si pierde rápido la simpatía de la gente, es difícil recuperarla. Si además del tarifazo, del retiro de las retenciones y de la devaluación, los salarios se planchaban en el 25 por ciento que pretendía el gobierno, el país hubiera quedado al borde de la conmociòn social.
Hubo un diagnóstico errado sobre la reacción de los actores económicos. Ni siquiera pudieron prever la de los sectores más favorecidos como las patronales del campo que retuvieron su producción pese al levantamiento de las retenciones y a la devaluación. O los grandes comercializadores y formadores de precios, que le agregaron su cuota especulativa a los aumentos provocados por las políticas oficiales.
Ajenos a la crisis internacional, el oficialismo creyó que su llegada al gobierno generaría un shock de confianza en los inversores. Pero no llegó un peso y la negociación con los buitres se complicó y se demoró. No era tan fácil: el Gobierno les dio la mano y ellos quieren agarrarse del codo. La sequía externa complica aún más los planes económicos, sobre todo porque no la habían previsto.
En cualquier proyecto, el diagnóstico es esencial y los del gobierno macrista han sido un desastre, por lo que ahora deberá improvisar sobre la marcha. Para llevar adelante las medidas más duras que impactan fuertemente en los precios decidió aliviar la presión sobre las paritarias. Será más fácil reducir los salarios de manera progresiva después del efecto sumado y descontrolado de tarifas, devaluación y retenciones y cuando pueda endeudarse para atenuar el primer impacto en el desempleo.
Esto implica que la meta de acabar en poco tiempo con la inflación fue dejada a un lado para proyectarla en un proceso de dos o tres años, durante los cuales jubilaciones y salarios irán siendo desgastados. En lo inmediato le está generando costos más altos a todos los sectores, lo que pondrá en una situación muy difícil sobre todo al pequeño y mediano empresario del comercio y la industria, que son los que generan más puestos de trabajo.
Para el movimiento obrero, la paritaria nacional docente rompió el techo que había pretendido el oficialismo, por lo cual será tomada como punto de referencia para las numerosas negociaciones que se avecinan. Para el gobierno, ha sido un paso atrás que le obligará a cambiar gran parte de su estrategia.
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