EL PAíS › LA JUEZA FABIANA PALMAGHINI DIJO QUE LA CAUSA POR LA MUERTE DE ALBERTO NISMAN DEBE IR AL FUERO FEDERAL
La jueza afirmó que la supuesta intromisión en las computadoras del fiscal fallecido es como violación de correspondencia, que es un delito federal. También acusó a la fiscal Viviana Fein por cambiar la primera declaración de Stiuso, que la fiscal había firmado.
› Por Irina Hauser y Raúl Kollmann
A un año, un mes y dos semanas de la muerte de Alberto Nisman, en una resolución sorpresiva, la jueza Fabiana Palmaghini decidió mandar la investigación al fuero federal, el más cercano al gobierno de Mauricio Macri, el más dócil y sensible a los negociados políticos y las operaciones de inteligencia. Es lo que pretendía la ex esposa del fiscal fallecido y jueza federal, Sandra Arroyo Salgado, lo que suena como música celestial en Washington y Jerusalén y les sirve a todos como herramienta contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. La resolución invoca cosas que están desde el primer día en la causa y, muy brevemente, condimentos más nuevos del expediente. Uno de ellos, el central, es el llamativo regreso del ex jefe de operaciones de la ex Side, Antonio Horacio Stiuso, quien estaba recluido en Miami desde febrero de 2015, resguardándose de las denuncias en su contra, para ampliar su declaración testimonial original. El ex agente declaró que a Nisman lo mataron, que fue por su investigación del atentado en la que apuntó a Irán y por su denuncia por supuesto encubrimiento contra el gobierno de Cristina Kirchner. Stiuso sostuvo que el homicidio fue cometido por un grupo comando ligado al anterior gobierno, pero no pudo distinguir si con integrantes argentinos o extranjeros, tampoco sabe cómo actuaron ni cómo entraron ni como salieron del edificio (ver aparte). La jueza destacó la opinión de otro ex agente que era muy amigo del fiscal, Carlos Alberto “Moro” Rodríguez. “Lo mataron. No puede haber pasado de ser un buen padre a un mal padre en pocas horas”, argumentó Moro y transcribió la magistrada. Ninguno de los dos ex SIDE, sin embargo, menciona ni una evidencia concreta de asesinato ni prueba alguna de los hechos. El otro punto que señala Palmaghini es un informe que dice que fue manipulada la computadora y por lo tanto eso puede haber afectado a los correos electrónicos, que son equiparables a correspondencia privada, cuya violación es un delito federal. Este argumento podría haber sido esgrimido el primer día de la causa, pero Palmaghini nunca lo utilizó hasta ayer. Como moño, la jueza denunció a la fiscal Viviana Fein porque Stiuso dijo que en su primera declaración había hablado de homicidio y eso no quedó asentado por escrito. Sin embargo, Stiuso firmó aquella declaración.
Es notable que la decisión de Palmaghini, que hace referencia a elementos muy viejos del expediente, como las supuestas desprolijidades en el recogimiento de rastros (entre otras cosas), llega después de largo tiempo de trámite en un escenario donde el viento está a su favor. Lo que creó el clima para que aparezca como una idea fuerte y arraigada que a Nisman lo habrían matado, fue el cambio de gobierno, el alineamiento de Arroyo Salgado con Macri, y el estruendoso dictamen, la semana pasada, del fiscal de Cámara Ricardo Sáenz –también aliado oficialista–, basado en datos engañosos como decir que no había fulminante en las manos de Nisman. Dos días antes, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, había aparecido en el diario español El País afirmando que en el expediente de la muerte de Nisman, como tramitó hasta ahora, “hay impunidad”, lo que fue leído como una presión para que la Cámara del Crimen definiera el pase de fuero. La realidad es que hasta ahora, las principales pruebas y peritajes que había en la causa apuntaban a la teoría de suicidio: todos los peritos oficiales y de la defensa habían dictaminado en ese sentido, sin hallar indicios de asesinato. Pero recién ahora la jueza dice que la base de esos estudios está contaminada.
La resolución de Palmaghini fue notificada poco antes del discurso de Mauricio Macri en la Asamblea Legislativa. “No nos olvidaremos de que hace poco más de un año aparecía muerto el fiscal Alberto Nisman en circunstancias que todavía son inciertas pero que, de a poco, comienzan a aclararse”, dijo el Presidente. Quizá no sea casual que en estos días, en los pasillos de la Casa de Gobierno, casi daban por hecho que el informático Diego Lagomarsino, dueño del arma que le causó la muerte de Nisman, termine complicado.Macri también dijo que será una de sus prioridades fortalecer a la justicia federal, el fueron en que precisamente Stiuso tuvo un enorme dominio.
El pase a la Justicia Federal no es automático. La defensa de Lagomarsino puede apelar y, en ese caso, la Cámara del Crimen tendrá que citar a una nueva audiencia y resolver. Es muy probable que la Cámara, ante semejante presión política, termine convalidando el envío del expediente a Comodoro Py.
Los otros que podrían apelar son los defensores de los policías Armando Niz y Luis Miño, imputados hace un mes por Palmaghini. En ese momento, la magistrada los acusó de no haber tirado abajo la puerta, de haber abandonaron el edificio y de que incumplieron los deberes de funcionario público. Sin embargo, en la resolución de ayer, la jueza les dicta la falta de mérito, es decir que consideró que no había suficientes elementos para procesarlos. De esa manera los sacó de la cancha respecto de una eventual apelación. Sólo queda la defensa de Lagomarsino para cuestionar la resolución de ayer.
Después de describir durante 40 de las 50 páginas de la resolución la escena de la muerte de Nisman y la actuación –según ella gravemente deficiente– de las fuerzas de seguridad, sorpresivamente Palmaghini señala que “no se puede decir que los soportes informáticos hayan permanecido incólumes”. Como haberse metido en la computadora y el celular –algo que no está probado– equivale a violar la correspondencia y ese es un delito federal, la jueza dice que su juzgado ya no debe intervenir más, que la competencia es de la justicia federal. En media página, puso los fundamentos de por qué la causa debe pasar a los tribunales de Comodoro Py.
La cuestión del ingreso a computadoras y celulares está planteada desde el principio, al punto que la jueza dijo que sólo ella podía ver las fotos de Nisman, guardadas en su computadora y celular, con tomas de sus ostentosas vacaciones en el Caribe o en las salidas nocturnas. Señaló en su momento que de lo contrario se violaba la privacidad y eso equivalía a violar correspondencia. Sin embargo, en ese momento no se declaró incompetente. Luego del cambio el gobierno, cuando arreció la presión de Arroyo Salgado, los servicios de inteligencia nacionales y los de Washington y Jerusalén utilizaron el argumento que ya se trató al principio, pero esta vez para mandarlo a la justicia más politizada y más alineada con el macrismo.
Palmaghini sacó de la galera dos frases de los ex agentes Carlos El Moro Rodríguez y Horacio Antonio Stiuso. La jueza dice que le dan un contexto a la muerte de Nisman.
El Moro Rodríguez era un agente amigo del fiscal, que se fue a vivir a España hace un tiempo y declaró la semana pasada. Dice que mantenía mucho contacto con Nisman, incluso a través de un mail que sólo él tenía. Desde hace un año, Moro afirma que a Nisman lo mataron, pero no tiene ningún dato de cómo habría ocurrido.
Palmaghini transcribió una sola frase de Moro: “...pasando los minutos, me di cuenta que era verdad, que Nisman estaba muerto, e inmediatamente le dije a mi mujer que a Alberto lo habían matado” así como “...si alguien me puede convencer a mí después del mensaje que me mandé con Alberto que en pocas horas Alberto se volvió un mal hijo, un mal padre, un mal amigo, y digo esto porque se supone que pidió un arma y se mató, dejaba a la madre con un lío, a las dos hijas destrozadas y se volvió un desprolijo de golpe. Dejó a dos amigos comprometidos, pero encima era un esteta, que se fijaba en los detalles, de ninguna manera se iba a dejar encontrar de la forma en que se lo encontró y aparte a Alberto no le gustaba perder ni a la bolita, jamás se iba a ir como un perdedor, y un suicida para él era un perdedor”.
Lo dicho por el Moro Rodríguez es simplemente un concepto sobre el estado de ánimo y no toma en cuenta todo lo que el fiscal estaba viviendo ese fin de semana. Tres jueces desacreditaron su denuncia, estaba en un fuerte conflicto familiar, en uno personal, Interpol tildó de mentira su denuncia, Stiuso no le contestaba el teléfono, le habían prometido pruebas para sostener su denuncia y lo dejaron solo, debía ir al Congreso a enfrentar a los legisladores del Frente para la Victoria. Hasta la jueza Arroyo Salgado aportó una cuenta clandestina de Nisman en Nueva York con movimientos de más de 600.000 dólares porque no descartaba la existencia de un conflicto de dinero detrás de su muerte.
A semejante ilación de ideas de Moro, Palmaghini le dio entidad de prueba y la consideró una opinión decisiva para sostener que podría ser que a Nisman lo hayan asesinado, pese a que las pericias dicen casi lo contrario.
De Stiuso también la jueza tomó una sola frase: “igual con el tema de los iraníes, no es relevante si uno tiene o no custodia, porque uno, si es un blanco, te estudian, te estudian y ya saben cómo te movés...Con esto vengo a significar que la custodia cuando uno tiene de enemigo a esta gente, no tiene sentido...yo respondí que la muerte estaba íntimamente vinculada al trabajo que estaba realizando...En esa oportunidad expresó que al ser interrogado sobre si relacionaba la muerte de Nisman con su rol funcional había respondido que sí, y que no había quedado asentada la respuesta...”.
Respecto de Stiuso, nada está probado. No hay una sola evidencia de participación ni de iraníes ni de agentes de otros países. No existe el menor dato respecto de que alguien extraño haya entrado al edificio. Hasta ahora las evidencias coinciden en que Nisman se quitó la vida según señalaron la Junta Médica –no hay accionar homicida– y la junta criminalística –“no había otra persona en el baño en el momento del disparo”–, lo que le quita casi todo valor a lo señalado por el ex espía.
Palmaghini consideró que los dos integrantes de los servicios fueron testimonios independientes y coincidentes, sin que exista prueba de nada de lo declarado y sin que se sepa si combinaron previamente sus testimonios. Para colmo, hace un año, Stiuso declaró lo siguiente: “que le llamó la atención la muerte sorpresiva, que nunca lo hubiese esperado de una persona como Nisman, apasionado como el dicente, por su trabajo”. En ese testimonio ante Fein, que tiene la firma de Stiuso, no menciona las palabras ni homicidio ni asesinato ni ninguna similar. Pese a todo, Palmaghini sacó copia y denunció a Fein por falsedad de documento.
Un dato curioso es que tanto Moro como Stiuso sostienen que Lagomarsino no tuvo que ver con el crimen. El argumento de Stiuso es sorprendente: que los asesinos entraron en el departamento y se encontraron de casualidad con que Lagomarsino le había prestado el arma al fiscal. Entonces la utilizaron.
La resolución de Palmaghini era esperada en las oficinas del Gobierno. Los rumores que circulaban la semana pasada era que la situación de Lagomarsino se complicaría y ya se especulaba sobre cuál de los jueces federales se haría cargo del expediente. Desde hace casi un mes, los trascendidos daban a entender que esta causa, la de la muerte de Nisman y la de la denuncia por el Memorándum de Entendimiento con Irán, serían las puntas de lanza contra CFK.
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