EL PAíS › ALONSO ADMITIó QUE CRITICó SIN INFORMACIóN EL ACUERDO YPF-CHEVRON
La titular de la Oficina Anticorrupción reconoció que, cuando era parte de la oposición y cuestionaba las cláusulas secretas del acuerdo para la explotación de Vaca Muerta, “no tenía suficiente información” sobre el caso.
La titular de la Oficina Anticorrupción (AO), Laura Alonso, admitió ayer que la batería de ironías y acusaciones de supuesta corrupción que disparó desde su banca de diputada nacional contra la confidencialidad de algunas de las cláusulas del acuerdo entre YPF y Chevron no tenían base de sustentación. “Cambié mi posición porque antes no tenía suficiente información”, reconoció la funcionaria, que en noviembre del año pasado, en plena campaña por el ballottage, llegó a señalar: “Caen las caretas de la hipocresía K”, exaltada por el fallo de la Corte que obligaba a la petrolera a publicar la totalidad del contrato.
Ahora, Alonso no sólo avaló la posición de la empresa de no dar a conocer las cláusulas secretas, sino que confesó que sería “irresponsable” de su parte mantener la misma posición desde su nuevo cargo. La ex directora ejecutiva de la ONG Poder Ciudadano se embarró todavía más cuando, intentado defenderse, afirmó que tomó conocimiento de los argumentos que la petrolera sostuvo desde el comienzo del conflicto, que lleva casi dos años, tras reunirse el viernes con Miguel Galuccio, entonces CEO de la compañía. Como si fuera poco, citó a favor de su nueva postura los artículos que contemplan excepciones de secreto dentro del decreto de Acceso a la Información Pública, promulgado en 2003.
“¿Por qué es bochornoso informarse, aceptar que hay una versión distinta y modificar una opinión?”, se preguntó Alonso, titubeante ante las inquisiciones del periodista Nelson Castro, quien la entrevistó por Radio Continental. “Entonces deberá reconocer que antes opinó sin saber, lo cual es grave porque usted era diputada de la Nación”, le contestó Castro, que insistió sobre el mismo punto en varias oportunidades. “El principio es la transparencia, y siempre hay excepciones. Les pido mil disculpas a todos públicamente”, terminó por decir la funcionaria.
“Es importante tener conciencia de qué compañía es YPF, cómo funciona el negocio del petróleo en el mundo, que hasta en los países más avanzados en transparencia los contratos en la industria petrolera tienen cláusulas de confidencialidad, y que estas excepciones están previstas en toda la legislación internacional en materia de acceso a la información pública”, se atajó Alonso, cuyos argumentos sonaban casi idénticos a los esgrimidos por funcionarios del gobierno anterior, a quienes en aquel momento ella calificaba de “hipócritas”.
“Hay secretos de tipo comercial, científico y tecnológico que deben ser resguardados para favorecer las inversiones y el desarrollo de un tipo de industria, en este caso del petróleo”, continuó Alonso citando el decreto en que la empresa se amparó desde un principio para resguardar información. Lo expuesto por la funcionaria ayer es la base de los argumentos originarios de YPF desde que el senador Rubén Giustiniani iniciara la denuncia, en 2013. La Corte falló el 10 de noviembre del año pasado en contra de la empresa, que decidió presentar al máximo tribunal la totalidad del contrato, pero exigió que el documento no circule a terceros porque podría favorecer a la competencia y generar retrocesos en la recuperación que se inició en 2012 con la estatización del 51 por ciento de las acciones de la firma.
“El daño a YPF podría ser muy grande y es importante que sepamos que es la empresa que más inversiones y trabajo genera en el país”, parafraseó la funcionaria, antes de opinar que exigirle a YPF que publique las cláusulas secretas “es como pedirle a Coca-Cola que haga pública su fórmula”. Desde su banca de diputada nacional, Alonso votó en contra del proyecto de estatización.
Cuando en junio de 2013 la ex presidenta Cristina Kirchner anunció el acuerdo entre YPF y Chevron para la explotación de Vaca Muerta, Alonso twitteó: “Van a caer Jaimes empetrolados del cielo”. “El acuerdo con Chevron empieza mal: no es público. Corre frío por la espalda, ¿no?”, ironizó. Al parecer, los quince minutos que duró la reunión que mantuvo el viernes con Galuccio, antes de ser recibida por otros directivos, bastaron para que Alonso diera cuenta de la necesidad de “informarse”.
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