Esfera Común es un colectivo de colectivos y de gente suelta. Lo forman el Grupo de Arte Callejero, artistas que vienen del Taller Popular de Serigrafía y Arde! Arte, docentes, escritores, periodistas y músicos. Se juntaron por primera vez en la FM La Tribu, el 8 de diciembre. La propuesta fue salir a activar como parte “de esa militancia silvestre que se reencontró en la calle con la campaña contra la candidatura de Mauricio Macri en el ballottage”, cuenta José Luis Meirás.

Sus integrantes se reconocen marcados por la experiencia post 2001. Para Diego Posadas, esos años “legaron un cuerpo colectivo. Desarticulado, disperso y aturdido; ese cuerpo sigue allí. Hoy la pregunta dejó de ser qué no queremos. Ahora es ¿Qué podemos? ¿Qué prácticas vamos a desarrollar para defender lo conquistado? ¿Cuáles son las conquistas futuras que aún en esta coyuntura nos planteamos?”

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En enero participaron junto a otras agrupaciones y colectivos en la ñoqueada por los trabajadores estatales despedidos, el #29Ñ : una performance sobre el discurso tramposo de los ñoquis en la administración pública.

Hasta ese momento, en el grupo habían mantenido discusiones sobre dónde poner el foco. ¿En la concentración económica, el poder de los medios corporativos, en el ajuste? ¿Para hablarle a los que son convencidos por los grandes medios o para discutir con un pibe de una villa o del conurbano?

Los despidos masivos impusieron un rumbo. A partir de la idea de preparar y compartir en la calle un plato de ñoquis, los integrantes de Esfera Común confluyeron con trabajadores organizados y sindicatos. “La idea era un poco controversial, porque buscaba apropiarnos del vocablo ñoqui, pero para vaciarlo de su sentido estigmatizante. Los preparamos y compartimos en varias plazas, como la del Congreso, con los estatales despedidos o en riesgo de serlo, con a la gente que pasaba. Muchos entendían de qué se trataba porque ya lo habían leído, otros porque sin estar sobre aviso pescaron la cuestión simbólica”, recuerda Paula Jiménez España.

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“No tenemos un funcionamiento regular: hicimos la acción del 29 de enero, otras durante el paro de ATE. El grupo se atomizó en varios nodos, algunos activaron el 24, otros el 29 y así pudimos abarcar más. Generalmente nos reunimos de manera aleatoria, si hay una necesidad; algunas instancias son de talleres y otras asamblearias”, agrega Lorena Bossi, del GAC.

El grupo tiene un sitio web y una página en Facebook, una cuenta de Twitter a las que suben contenidos para las redes como textos de opinión, collage o poemas; también una serie de emoticones. La otra pata de acción son las intervenciones en la calle.

Para el paro nacional de ATE y jornada de movilización de las CTA, por ejemplo, se instalaron en la vereda del Cabildo. Un grupo de chicas, a la manera de las promotoras, exhibieron afiches de Parate!, tapas de revista que, tomando el mismo diseño de la revista femenina ParaTi, con retratos de manifestantes contra los despidos, llamaban en realidad a movilizarse contra el ajuste. Desde una mesa instalada sobre dos caballetes, otros ofrecieron serigrafías al paso a los manifestantes, con frases como “Trabajadores de pie: la mejor postura política”. Otros, mezclándose con los manifestantes, levantaron sobre sus cabezas globitos de diálogos con las consignas del día.

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Esfera Común viene del activismo que surgió a mediados de los 90 y creció contagiosamente después del 19 y 20 diciembre. Es decir que suma a más de una generación y a más de un desarrollo del arte callejero.

El colectivo sumó integrantes, que en varios casos vienen de disciplinas no artísticas, como Verónica Scardamaglia. “Trabajo en la facultad de Psicología de la UBA, en la cátedra de grupos. Ahí vemos los aportes de la estética para las acciones clínicas y por eso fui conociendo a distintos colectivos. Yo había sido usuaria de Indymedia, participé en las asambleas barriales, conocía las movidas de GAC. Aunque no tenga formación artística, tengo experiencia armar equipos de laburo. Participo además, por ejemplo, haciendo stencils, aprendiendo la técnica por fuera de talleres ”.

“Creo que lo que hacemos sirve, en la situación actual, para poder activar algo y no quedarse solo en el diagnóstico de la situación. Por la gente que tengo cerca, al diagnóstico lo puedo armar, pero si uno sólo se queda con eso se super beguina y no hace nada. Un espacio como este habilita a que se puedan hacer acciones concretas. Para nosotros, eso no es poco.”