EL PAíS › EL EX PRESIDENTE URUGUAYO FUE DISTINGUIDO EN LA UMET
Como inicio del ciclo lectivo, la universidad le otorgó el Honoris Causa. “Es más que positivo que los trabajadores se comprometan con la generación de conocimiento”, dijo Mujica.
El ex presidente de Uruguay José “Pepe” Mujica recibió ayer el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) e inauguró el ciclo lectivo de esa casa de estudios. Frente a un auditorio compuesto en su mayoría por la primera generación de universitarios hijos de trabajadores, Mujica repasó, con tono íntimo y reflexivo, la actualidad del continente: “Vengo escuchando a cada paso que doy que los argentinos dicen que se viene la derecha, que la derecha nos ganó. Compañeros... Vivimos entre palos que nos calaban hasta los huesos, tapados de tortura y dictaduras. ¡Que me van a hablar de derrotas!”, exclamó.
Mujica recibió la distinción de manos de Daniel Filmus y Pablo Gentili, director del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, y aplaudió junto a su mujer, la senadora uruguaya Lucía Topolanski, cuando el representante del Consejo Superior de la UMET y titular del Suterh, Víctor Santa María, lo presentó como “referente de la unidad latinoamericana” en el mismo plano que el ex presidente de Brasil Lula y que Cristina Fernández de Kirchner, distinguidos por la universidad en años anteriores.
“Las derrotas en democracia sirven para juntar fuerzas y volver a empezar –reflexionó Mujica, en referencia al triunfo de Cambiemos–. Sirven para ver el pifie que nos hemos pegado, sin soberbia, y volver a empezar con más fuerza.” En primera fila del auditorio lo escuchaban los legisladores porteños del FpV Carlos Tomada, Gabriel Fuks y Silvia Gottero, que le entregaron una placa alusiva a su condición de “visitante ilustre de la ciudad”. “No existe el triunfo ni la derrota –siguió Mujica–. Existe el andar comprometido, que está lleno de victorias y derrotas.”
El ex presidente uruguayo llegó hasta la sede de la UMET en el barrio de Once a pie. Venía de brindar, unas horas antes, una charla magistral sobre “América latina, ciudadanía, derechos e igualdad” en la Sociedad Hebraica, a dos cuadras de la UMET. Tras compartir unos minutos a solas con Santa María, Filmus y Tomada, Mujica habló con la prensa. Consultado sobre la cautelar con que la justicia brasileña le impide a Lula ejercer su flamante cargo en el gobierno de Dilma Rousseff, “Pepe” contestó: “Lo más importante para Brasil es que salga de la crisis económica, que la están pagando los que no salen a la calle a pedir que se vaya el gobierno”. Ante los micrófonos prefirió no criticar los primeros cien días de Cambiemos en el gobierno y saludó “la relación más abierta” entre los nuevos mandatarios de Argentina y Uruguay. También elogió la labor de la UMET: “Es un hecho más que positivo que los trabajadores se comprometan con la realidad y con la generación de conocimiento”. Luego, se disculpó por no responder más preguntas y encaró, despacio, hacia el auditorio, adonde llegaba ya con hora y media de retraso.
“Para nosotros es un honor y un desafío romper con la visión elitista de la universidad”, expuso el rector de la UMET, Nicolás Trotta, antes de presentar “a quien sufrió la tortura y nunca se rindió, a una buena persona y un luchador por los derechos de los trabajadores”, en referencia al ex presidente uruguayo. Trotta remarcó que el proyecto de la UMET, la primera universidad que lleva adelante un sindicato, tiene su antecedente en “la Universidad Obrera Nacional, la UON, creada por Perón y que tras la revolución fusiladora pasó a llamarse Universidad Tecnológica Nacional”. “Cada ladrillo de esta casa de estudios se levantó con el aporte de los trabajadores”, subrayó Santa María. “Todo esto no hubiese sido posible, de todas formas, si no hubiésemos vivido 12 años de gobiernos populares”, agregó.
“La vanidad es yuyo malo”, parafraseó Mujica a Atahualpa Yupanqui tras recibir las distinciones. “Tengo tantos diplomas en mi rancho que ya no sé donde ponerlos”, bromeó. En uno de los tramos del discurso, Pepe repasó su reciente paso como turista por las Cataratas del Iguazú: “Casi lloro al ver tanta naturaleza, a veces uno no se detiene en la fuerza del color de un pájaro o un abrazo. Eso es lo por lo que vale la pena vivir”, se emocionó. “Lo que nos queda en el debe es un cambio cultural. Cambiar egoísmo por solidaridad. Sólo esa cultura contestataria puede cambiar la humanidad.” Antes del agradecimiento final “a los trabajadores y al pueblo argentino”, cerró con otra broma: “Yo quería ser universitario para cambiar el mundo. Al final, no fui a la universidad ni cambié el mundo”.
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