EL PAíS › BENAT BILBAO, DIRECTOR PARA AMéRICA LATINA DE LA UNIDAD DE INTELIGENCIA DE THE ECONOMIST
El especialista inglés analiza el impacto que puede tener para el gobierno argentino la revelación de las sociedades offshore en las que figura Mauricio Macri. Señala que puede complicar la gobernabilidad en un contexto de políticas de ajuste.
› Por Marcelo Justo
Página/12 En Gran Bretaña
Desde Londres
La renuncia del primer ministro de Islandia Sigmundur David Gunnlaugsson es la primera cabeza que rueda con los Panama Papers. De China a Ucrania, de Arabia Saudita al Reino Unido, de España a los allegados del presidente Vladimir Putin la red ha sido bien amplia. Por el contrario, no hubo revelaciones sobre Estados Unidos, aunque en su interior funcionan algunos de los paraísos fiscales más importantes del planeta, como el estado de Delaware. En América latina el caso más impactante es, sin lugar a dudas el del presidente Mauricio Macri, quien queda en la misma foto que Vladimir Putin, alguien contra quien solía despotricar desde la oposición. Página/12 dialogó con el director para América latina de la Unidad de Inteligencia (EIU) del semanario The Economist, Benat Bilbao, sobre el impacto de los Panama Papers en el gobierno.
–¿Qué evaluación hace de lo que ha pasado hasta el momento en todo el mundo? ¿Qué consecuencias van a tener estas revelaciones?
–Todo depende de lo que se pueda probar como delito y de la solidez institucional de las sociedades. Hay una variedad de situaciones. No creemos que pase gran cosa en Rusia o en Arabia Saudita. Quizás pase algo más en China, aunque el gobierno ha borrado toda referencia a los Panama papers de las redes sociales, pero la realidad es que esto ocurre en medio de la campaña contra la corrupción que es muy importante para el gobierno en términos de legitimidad, de modo que es muy probable que, tarde o temprano, haya un impacto político. En España puede favorecer a partidos anticorrupción como Podemos o Ciudadanos en medio de la indefinición sobre la formación de un gobierno y en el Reino Unido es posible que afecte el referendo sobre la permanencia en la Unión Europea del 23 de junio. El caso más obvio de impacto político por ahora es Islandia. En América Latina, Argentina es el caso más importante por el impacto que puede tener en medio del programa de ajuste que está implementando el gobierno de Macri.
–¿Qué impacto puede tener en relación a este programa?
–Cuando se está adoptando un programa como el que lleva adelante Mauricio Macri la sociedad tiene que pensar que estos cambios son justos y necesarios. Revelaciones como esta afectan la credibilidad en el corto, mediano y largo plazo. Es decir, genera un aumento del escepticismo y cinismo de la gente que debe muy bien preguntarse por qué en medio de todo esto los salarios suben menos que la inflación. El hecho de que hayan aparecido ya dos compañías offshore pone en cuestión la legitimidad de las reformas y pueden afectar la gobernabilidad.
–La reacción del gobierno argentino no es la de Rusia o la de China, pero tampoco es la de Islandia, en el que las instituciones y la opinión pública han actuado expeditivamente.
–No es Islandia, pero es importante que existe una oposición que controla al gobierno y hay una división de poderes que marca una diferencia muy clara respecto a países como Rusia y China.
–Sin embargo, la primera reacción de la directora de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, fue salir a justificar al presidente Macri. Esta reacción no parece indicar que vaya a haber una investigación a fondo.
–Me parece que su primera reacción fue la de defender al presidente Macri porque las explicaciones que le dieron le parecieron convincentes. Me imagino que esa es la justificación que ella se dio. No creo que ellos no vayan a investigar.
–Por ahora esa parece ser la decisión de la Oficina Anticorrupción. ¿Le parece que esta es la conducta de un lugar en el que las instituciones funcionan como deberían hacerlo?
–Creo que su función es investigar posibles casos de corrupción. Es decir, tiene que analizar y determinar si hay hechos de corrupción. Habrá que ver cómo se desempeña para ver si cumple bien su función de investigar la corrupción.
–Es decir, que se trata de una prueba de fuego.
–Es una prueba de si realmente se hace una investigación a fondo y con la independencia que se requiere.
–El Presidente dijo que no cobró dividendos ni salarios ni tenía acciones y por lo tanto no la incluyó en la declaración jurada que por ley tienen que hacer los funcionarios. ¿Esta explicación le parece suficiente? No solo legalmente sino desde el punto de vista moral o ético.
–No tengo el conocimiento legal correspondiente para saber si esto se sujeta a la norma o no. Pero es cierto que cuando una persona llega a un lugar institucional tan importante como la presidencia y si además lleva adelante una política de ajuste como la que está realizando, necesita primero un plan y segundo tener credibilidad. Esto puede empañar la imagen de Macri. El hecho de que haya aparecido una segunda cuenta offshore compromete un poco más esta credibilidad que necesita el gobierno para llevar adelante su plan de reformas.
–Otro tema institucional s la Unidad de Investigación financiera. Con el nuevo gobierno, se nombró como vicedirectora a una persona que fue abogada del HSBC, uno de los bancos más involucrados en los últimos años en escándalos financieros no solo en Argentina sino a nivel global. ¿Qué se necesita para tener un funcionamiento institucional adecuado?
–Hay que trabajar con total independencia, pero también con transparencia para evitar conflictos de intereses. Lo que aquí va a ser muy importante para incrementar la credibilidad de la actuación tanto en la Oficina Anticorrupción como de la UIF es la transparencia sobre cómo están investigando, ejecutando y decidiendo en esta investigación.
–En Argentina se ha dicho en defensa de Macri que el hecho de que usaran su nombre muestra que no estaba tratando de ocultar nada, es decir, que no tenía nada que ocultar.
–Creo que es especulación. Lo que hay que hacer es una investigación que defina si ha habido ocultación o no la ha habido y si los actos han sido lícitos o no.
–¿Cree que se va a llegar a fondo?
–Ojalá. Pero no le puedo decir. No tengo la bola de cristal.
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