María Julia Alsogaray consiguió un permiso del juez Rodolfo Canicoba Corral para salir de su celda en Nochebuena y visitar a su madre, Edith Gay, que padece una enfermedad terminal. Bajo custodia policial, la ex funcionaria dejó por varias horas el edificio de la Unidad Antiterrorista de la División Delitos Complejos de la Federal, en Palermo, donde está detenida desde el 12 de agosto, y –según funcionarios judiciales– fue trasladada a la casa de sus padres, que está ubicada cerca de esa dependencia.
A través de su defensora oficial, Perla Martínez de Buck, la ex funcionaria menemista pidió autorización al juez para abandonar la cárcel el 24 de diciembre por la noche, invocando que el Código Procesal permite a los presos salidas de hasta cuatro horas para realizar actos civiles o visitar a familiares directos que estén en grave estado de salud. En lugar de una cena con sus compañeros de pabellón, María Julia logró, así, tener un encuentro navideño en familia.
Alsogaray está presa desde que Canicoba Corral la responsabilizó por pagar multimillonarios sobreprecios y contratar sin razón a sus amigos para la refacción de la Secretaría de Recursos Naturales, que ella comandó en los noventa. La veintena de causas que tramitan en su contra y los siete procesamientos con que ya carga fueron factores que propiciaron su detención y que preanuncian para ella un largo tiempo de encierro.
Lejos de aclararse, su panorama ennegrece cada vez más. A principio de diciembre, la Sala II de la Cámara Federal –integrada por Horacio Cattani, Eduardo Luraschi y Martín Irurzun– estableció que debía seguir presa por administración fraudulenta y ordenó que se investigara a través de las otras causas abiertas en su contra si, además, lideró una asociación ilícita mientras fue funcionaria. El fiscal Miguel Angel Osorio, quien había pedido desde un comienzo la aplicación de ese delito (que no es excarcelable) insistiría en estos días con nuevas medidas para que se profundice la pesquisa en ese sentido.
Canicoba Corral estudia también un planteo de la Oficina Anticorrupción (OA) y del ministro de Justicia, Gustavo Beliz, para que extienda el embargo de bienes que trabó a Alsogaray al departamento que tiene en el condominio Essex House, frente al Central Park de Nueva York, valuado en 500 mil dólares y que este diario reveló que formaba parte de su patrimonio. El organismo tuvo en cuenta que si se confirma la culpabilidad de la ex interventora de ENTel en las causas avanzadas, ella debería al Estado por lo menos 20 millones de pesos. Sin embargo, en el país sólo tiene patrimonio reconocido por 2,5 millones de dólares.
Según pudo saber Página/12, es posible que el juez rechace la presentación de la cartera judicial. En principio, estaría evaluando que ese reclamo se le debe hacer al juez que procesó a María Julia por enriquecimiento ilícito, que es Juan José Galeano, o bien acreditar fehacientemente que el inmueble neoyorquino le pertenece a la ingeniera.
En el expediente de enriquecimiento, que instruyeron los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, se demostró que el departamento fue adquirido en 1997 a través de la firma fantasma Purple Cross con dirección en las Islas Vírgenes, que María Julia reconoció.
Los abogados de la ex secretaria menemista, con una dosis de optimismo, creen que en la primera mitad de 2004 podría recuperar su libertad, pero en la mayoría de los despachos de los tribunales de Retiro no creen que sea excarcelada antes de 2005. Esto sin contar complicaciones que pueden surgir en otras causas. Por ahora seguirá en su celda ínfima, con su tele de 14 pulgadas, su jogging y leyendo expedientes. ¿Le pedirá al juez otra salidita para el 31 de diciembre?