EL PAíS
Kirchner pidió “un Plan Marshall” que achique las deudas externas
Lo hizo en su discurso de cierre en la Cumbre de las Américas. Crítica a los organismos de crédito. “América debe mirar a América”, dijo.
“Necesitamos que América mire a América”, afirmó ayer el presidente Néstor Kirchner en el cierre de la Cumbre de las Américas y reclamó la aplicación de una suerte de Plan Marshall en la región. “Sería muy bueno –señaló– que los gobernantes de Estados Unidos se dispongan juntamente a nosotros, con el espíritu que les animó para ayudar a Europa, con el criterio de compensación que postula el perdón de la deuda en otras latitudes, a ayudar a América a crecer con fondos que lleven a ese destino y obtener sustanciales rebajas de sus deudas.” Kirchner también denunció que la Argentina es objeto de “presiones, incomprensión, indefinición y demoras” de los organismos financieros internacionales a pesar de los esfuerzos que realiza para cumplir con sus compromisos.
En todas sus apariciones internacionales, Kirchner venía planteando que es imposible que los países latinoamericanos, entre ellos la Argentina, paguen lo que deben si se les pone límites a su crecimiento. En la clausura de la cumbre de Monterrey repitió, de hecho, que “nadie puede honrar sus deudas si no puede crecer y vender sus productos”, pero por primera vez advirtió que “el continente americano necesita de la ayuda de Estados Unidos para su desarrollo y crecimiento sustentable”.
El cierre del encuentro corrió por cuenta del presidente de México, Vicente Fox, en su carácter de anfitrión del resto de los mandatarios. Kirch-ner lo precedió en el uso de la palabra porque le tocará cumplir ese papel en la próxima cumbre, que tendrá a la Argentina por sede, en 2005.
El Plan Marshall –que Kirchner pidió implementar en alguna medida en Latinoamérica– es el que Estados Unidos puso en marcha en Europa después de la Segunda Guerra Mundial para ayudar a la reconstrucción de los países de ese continente. No fue ése, sin embargo, el único ejemplo que el santacruceño puso de la ayuda que Washington puede brindar cuando se lo propone.
“Son aún más recientes las manifestaciones en el ámbito internacional —recordó– en pos de concretar el perdón para la deuda iraquí en función de que habían sido créditos obtenidos por un dictador.” El caso no deja de ser similar al de los países latinoamericanos y el mismo Kirchner lo dijo: “Queremos entonces aquí recordar que el continente americano, hoy con gobernantes elegidos por sus pueblos, ha visto muchas dictaduras de toda especie y ha sufrido ello en carne propia. En nuestro caso, sólo para recordar un ejemplo, durante el período 1976-1983 se concretó el más acelerado y significativo crecimiento relativo de nuestra deuda”.
Kirchner también aprovechó su discurso en el cierre de la cumbre para ratificar que la propuesta hecha por la Argentina a los acreedores en Dubai “es la máxima posibilidad de pago” del país y manifestó que “sería burdo y un engaño” si se hubiera firmado o prometido una propuesta “destinada a fracasar”. Al respecto, destacó que la Argentina está haciendo “esfuerzos límite” para cumplir el último acuerdo con el FMI, pero señaló que “sin embargo surgen en forma permanente nuevas demandas, nuevas exigencias que parecen no querer ver la situación límite de nuestro país”. Además, denunció que “sufrimos presiones, incomprensión, indefinición y demora por parte de los organismos internacionales que parecen no entender nuestra necesidad de crecer para resolver el problema de la deuda de manera eficaz”.
Con la mira puesta en los organismos internacionales de crédito, Kirchner tampoco dejó pasar la oportunidad para condenar nuevamente las “recetas” económicas internacionales que “han fracasado” y pidió “reformular programas e instrumentos” para reemplazarlas. “La teoría del derrame o del goteo no ha funcionado”, remarcó Kirch-ner y pidió que los organismos de crédito “tomen cuenta de ello”. También subrayó que “si no se gana la batalla contra la desigualdad, no existe desarrollo sustentable y las crisis institucionales y las caídas de gobiernos democráticos seguirán siendo moneda corriente en nuestro continente”.
Sobre el ALCA, Kirchner opinó que “no servirá” si no contempla las necesidades y diferencias de los países y si se impone como “de una solavía” y en base a una preexistente relación de fuerzas. Además, insistió en la necesidad de que los países en desarrollo dejen de lado las “barreras arancelarias y paraarancelarias y las políticas de subsidios y protección que ponen trabas al comercio internacional”.
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