Jue 15.01.2004

EL PAíS  › EL BALANCE QUE HIZO EL GOBIERNO DE LA VISITA A MEXICO

Mucho más amigo que contrincante de EE.UU.

El Gobierno interpreta que la buena performance de la economía, sumada al discurso sin ambivalencias de Kirchner, contribuyó a solidificar la relación con Bush. Diferencias entre las líneas internas dentro de la administración americana. El lobby de los acreedores privados sobre el Congreso. Köhler, Chávez, Evo y Cuba.

› Por Fernando Cibeira

Pese a las escaramuzas previas y los pronósticos agoreros, el gobierno argentino pudo verificar que los Estados Unidos lo siguen considerando más un amigo que un contrincante. El viaje del presidente Néstor Kirchner a la Cumbre de las Américas, en Monterrey, confirmó que en el exterior conserva su buena estrella. En el análisis de un importante integrante de la comitiva, eso se debe a la solidez del discurso presidencial y a los sorprendentes números económicos del 2003, que verificarían que lo de Argentina es más que el rebote de quien alguna vez tocó fondo. “La ventaja de Kirchner es que cuando ve a Köhler o a Bush les dice ‘voy a hacer esto’ y la próxima vez que se encuentran le reconocen que cumplió”, explicaba un ministro.
No es tampoco que no hubo momentos complicados durante el viaje. El titular del FMI, Horst Köhler, le pidió a Kirchner que mejorara la oferta a los acreedores privados y no se plantara en una quita del 75 por ciento. En una negociación, quiso explicar el alemán, no se tira una cifra y no se la mueve más. “Esto no es un toma y daca. Es lo que podemos pagar”, repitió Kirchner cada vez que pudo.
Retomó argumentos conocidos pero no por eso menos concluyentes. Le recordó a Köhler cuánto había tenido que ver el FMI en la catástrofe argentina y pintó un panorama de infierno en el caso de que se ahogara el repunte económico con pedidos de mayor superávit. Köhler insistió en su idea de negociación “amigable” con los acreedores, pero se fue del encuentro con los bolsillos vacíos y apenas promesas de buena voluntad.
Pero fue la relación con Bush la mayor sorpresa. No sólo por la comprensión que mostró el jefe de la Casa Blanca durante el encuentro del martes, sino también los gestos de simpatía que le demostró a Kirchner cada vez que coincidieron, como cuando se sentaron juntos en la sesión inaugural de la Cumbre. “Tal vez se sienta identificado. Bush siempre dice que es bueno que Kirchner sea del interior del país”, arriesgaba un miembro de la comitiva.

De palomas y halcones

Al llegar al Aeroparque ayer pasadas las 7, el canciller Rafael Bielsa habló de lo positivo que era que la relación bilateral con Estados Unidos continuara “sin intermediarios que han hecho mucho daño”.
La frase se explicaba en la interpretación que hacían en la delegación argentina en cuanto a que pudieron comprobar que hoy la política para la región de Bush la maneja una línea “racional” que vendrían a expresar el secretario del Departamento de Estado, Colin Powell, y la jefa del Consejo de Seguridad, Condoleezza Rice, ante la pérdida de posiciones de la extrema derecha que representan el secretario adjunto para América latina, Roger Noriega, y el embajador itinerante Otto Reich.
No obstante, Reich y Noriega estuvieron en Monterrey. Reich –a quien muchos daban por enterrado luego de fracasar en su intento por promover una asonada contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez– en algún momento de la Cumbre quedó al frente de la delegación norteamericana, cuando Bush y Powell se encerraban en alguna reunión. Su influencia aún puede notarse en la preocupación de Bush por Chávez y la fijación por el crecimiento de la popularidad del líder cocalero boliviano Evo Morales. Pero no consiguieron torcer la buena predisposición de Bush con Kirchner, pese a que mantendrá su voto favorable a Cuba en la ONU.
“Pero recibiste a Chávez en Buenos Aires”, le dijo Bush a Kirchner el martes. “No puedo dejar de recibir si me vienen a visitar”, le contestó el argentino. También le aclaró que junto al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se preocupan por no perder contacto con Chávez para mantener la institucionalidad en Venezuela.
En Monterrey, Kirchner se encontró con Chávez pero se cuidó de anunciar una posible visita a Caracas para marzo. Lo mismo, ayer, tanto el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, como Bielsa colocaron entre paréntesis el posible viaje a La Habana del mes que viene (ver recuadro). Es posible que el buen clima que prevaleció en el encuentro con el jefe de la Casa Blanca lleve a Kirchner a hacer gestos de buena voluntad.
Que el ALCA, Cuba y los suspendidos ejercicios militares –los temas conflictivos de la agenda bilateral– hayan quedado fuera del encuentro eran evaluados en Cancillería como fruto de la negociación previa que determinó el temario de la Cumbre. “No se tocó ningún tema que no se hubiera acordado previamente”, evaluó Bielsa con satisfacción.

De deudas y acreedores

Un tema que sí figuraba de antemano en la agenda era el de la deuda y la situación de los bonistas. “Anne Krueger tiene línea directa con Condoleezza Rice”, sostenía un integrante de la delegación. La Dama de Hierro del Fondo habría sido quien le pasó un informe negativo a Rice, quien a su vez se lo transmitió a Bush. De ahí que el presidente norteamericano abriera el encuentro diciéndole a Kirchner que desmintiera esas “habladurías” acerca de que Argentina planeaba no cumplir con los compromisos previstos para marzo.
Como Köhler, Bush pidió que Argentina multiplique los canales de diálogo con los acreedores privados. Los funcionarios argentinos hacían el siguiente análisis: “Los bonistas presionan a los legisladores, los legisladores presionan al Departamento de Estado. Por eso es Powell quien introduce el tema. Fue como si nos dijeran: ‘Conténgalos, el problema es de ustedes, sáquenlos de encima nuestro’”, explicaban a bordo del Tango.
Pero hasta ahí llegaron las presiones. “En Argentina está sucediendo una cosa diferente, ni en el Fondo saben dónde encasillarnos”, explicaba el funcionario. Ya pasó el veranito, la teoría del rebote y la economía sigue en alza. “Es que Kirchner, a diferencia de Chávez, a veces puede hacerse un poco el loco. Pero Bush sabe que es un administrador juicioso y que está cumpliendo con lo que prometió”, resumía.

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