EL PAíS › LAS ABUELAS ENCONTRARON AL NIETO NUMERO 77
Juan recuperó su identidad
A los 25 años de edad y tras mucho tiempo de sospechas, Juan Cabandié Alfonsín recuperó su nombre y conoció a su familia.Nació en la ESMA y fue apropiado por un agente de inteligencia.
Por Irina Hauser
Vivió 25 años con un nombre que no era el propio y creyendo que sus padres eran un policía, ahora retirado, y una ama de casa. Con el correr del tiempo fue sumando datos que le despertaron desconfianza: nunca le habían mostrado fotos de cuando era bebé, ni le contaban nada sobre su nacimiento y soportó constantes maltratos e insultos del hombre que lo crió. El año pasado decidió indagar en su historia y se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo. El lunes por la tarde supo, con los resultados de un test genético, que es hijo de los desaparecidos Damián Abel Cabandié y Alicia Alfonsín, que nació en la ESMA en marzo de 1978 y que su madre biológica lo llamó Juan. La titular de Abuelas, Estela Carlotto, anunció que es el nieto número 77 que recupera su identidad. El secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, pidió ante la Justicia la detención del apropiador, que resultó ser un ex agente de inteligencia de la Federal.
Cuando el lunes empezaba a bajar el sol, Juan Cabandié Alfonsín llegó a la sede de Abuelas. Apenas cruzó la puerta lo recibieron con aplausos interminables. Era parte de su familia biológica, que lo estaba esperando. Intercambiaron abrazos y no pararon de hablar hasta entrada la noche. Juan les contó que había decidido rastrear su identidad luego de juntar indicios que le hacían pensar que quienes lo habían criado no eran sus verdaderos padres. Pero, además, no paró de hacer preguntas.
Así se enteró que el 23 de noviembre de 1977 su padre, Damián, que tenía 19 años, no había regresado del trabajo a la hora habitual. Lo habían secuestrado. Con sus llaves, un grupo que se identificó como “Fuerzas Conjuntas” volvió a entrar más tarde a su casa y se llevó a Alicia, de 17 años y embarazada de cinco meses. “Fueron vistos en el centro clandestino de detención El Banco por compañeros de cautiverio que lo recuerdan a él como Buggie y a ella como Bebé. Alicia fue trasladada a fines de diciembre a la ESMA, donde fue alojada en la llamada pieza de embarazadas. En marzo de 1978, con asistencia del obstetra del hospital Naval Jorge Luis Magnacco dio a luz a un varón muy robusto al que llamó Juan”, detalla un documento de Abuelas de Plaza de Mayo.
“Yo me quiero llamar así, Juan”, dijo el joven a sus abuelas y tíos de sangre en el primer encuentro. El nombre con el que lo inscribieron sus apropiadores no se conocerá hasta que avance la causa judicial. Tiene, dice la familia, los ojos verdes como su padre y los rasgos de su mamá. Carlotto señaló ayer: “Este chico sufrió durante 25 años una apropiación maligna y no fue criado con amor”. “Hace seis años que Juan no ve a este represor porque la pareja se había separado y, aunque vive solo, a la que sigue viendo es a la señora que hizo de madre, porque según él, ella también era una víctima”, agregó la presidenta de Abuelas. El año pasado se acercó a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y luego a Abuelas. En octubre se hizo el examen de ADN.
Cuando avanzaron en la charla del lunes, Juan les explicó a sus familiares que “a la mujer con la que vivió se animó hace un tiempo a preguntarle si ella era realmente su mamá, y aunque dijo que sí le quedó una duda enorme”, reprodujo Yole Oppezo, la abuela paterna. “Muñeca”, como le dicen, quedó impactada por otro dato que había guiado las sospechas de Juan: “Dijo que conocía del colegio a los mellizos Reggiardo-Tolosa, apropiados por (el ex subcomisario de la Policía Federal) Samuel Miara, y parece que había una relación entre ambos apropiadores”. Miara fue torturador en los centros clandestinos de detención Club Atlético y El Banco. Por ambos lugares pasaron Alicia y Damián.
La pareja, víctima del terrorismo de Estado, se había conocido en el Club Colegiales. Alicia, de pelo rubio ondulado, algo tímida, jugaba al básquet. Damián, pertenecía a un grupo de teatro, era fanático de River y del automovilismo. Se pusieron de novios y trabajaron juntos en la villa de Colegiales. Cuando los secuestraron vivían en Congreso. Ella estabaterminando la secundaria en una escuela nocturna y él trabajaba en ENTel. Esperaban su bebé para los primeros días de febrero. Juan nació en cautiverio y según las reconstrucciones de lo sucedido, estuvo sus primeros 22 días de vida con Alicia. Después se lo arrebataron y creció con otro nombre y apropiado por un miembro de la Policía Federal.
“Había perdido las esperanzas de encontrar a mi nieto. Creía que estaría con una buena familia”, confiesa Nancy Alfonsín, la mamá de Alicia, una mujer de voz suave y melena cobriza. “Me llevé una gran sorpresa”, suspira con timidez. Muñeca, robusta, de pelo corto rubión y voz vibrante, recuerda que se sumó a las Abuelas de Plaza de Mayo a fines de los ‘70. “Investigaba por las escuelas, salía con mi Fitito y mi cámara de fotos. Siempre decía: algún día mi nieto aparecerá”, dice. Ambas abuelas lloraron mucho durante la conferencia de prensa en que se dio la noticia. Con ellas estaban sus otros hijos (tíos de Juan) y nietos, y llegaron también amigos de la pareja desaparecida que supieron la novedad por la tele y corrieron a la sede del organismo con viejas fotografías en la mano. “Uno se acostumbra a vivir con esta incertidumbre. Hoy se me viene todo el pasado de golpe”, solloza Mariel, hermana de Damián.
En la Justicia federal hay una vieja causa iniciada por las Abuelas en busca del hijo del matrimonio Cabandié-Alfonsín, que en estos días subroga el juez Jorge Urso. Duhalde llevó ayer al juzgado los datos del análisis genético y pidió la urgente detención del ex policía. Se sabe que durante la dictadura usaba un seudónimo y está vinculado con represores ya identificados y grupos de tareas de la Federal. Eso se desprende de un legajo que también fue entregado al juez. Hoy irán a Tribunales Carlotto y las abuelas del chico.
La titular de Abuelas dijo que Juan “está aún en shock” y que se llevó a su casa una caja con un archivo familiar de casetes, fotos y objetos.